El tesoro de las montañas de Papúa
Una expedición describe 30 nuevas especies de animales y plantas en una remota selva indonesia
elpais.es
Las montañas de Foja son un tesoro. El naturalista Bruce Beehler aterrizó allí en diciembre y se convirtió en una de los primeras personas en pisar la zona. En esa selva de la Papúa indonesia, biólogos de la organización Conservation International y del Instituto Indonesio de Ciencia hallaron una biodiversidad única. “Hemos descubierto unas 30 especies de pájaros, mamíferos, ranas, mariposas y plantas. Hemos visto pájaros que se daban por desaparecidas, como una ave del paraíso”, explica Beehler a EL PAÍS. Muchos ejemplares se les acercaban. No temen a las personas porque nunca habían visto una. En la Tierra hay hoy un lugar remoto menos y cinco especies más de mariposas, 20 de ranas y dos raras aves que se daban por perdidas.
“Llegamos en helicóptero a las montañas de Foja una mañana de diciembre. Era un lugar frío y húmedo. Repartimos el equipo, de 25 miembros, en dos grupos. Unos se fueron a la ladera de la montaña y otros fuimos hacia la cima”, rememora Beehler. Sabe que está narrando una novela de aventuras con tintes científicos.
“Lo que vimos allí es lo más cercano que se puede estar del jardín del Edén. Sentimos una paz enorme. Todo está cubierto de musgo, sólo se oye el canto de los pájaros y las ranas, no hay ni un vestigio de presencia humana, ni un camino, ni una carretera, sólo selva virgen”, prosigue este experto en ornitología.
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En Foja, los científicos descubrieron un pájaro que han bautizado como Comedor de miel, redescubrieron el llamado ave perdido del paraíso (Parotia berlepschi), descrito en 1897 pero que nunca había sido visto en libertad y del que sólo se habían recogido ejemplares muertos. Además, el equipo ha descrito más de 20 especies de nuevas ranas -incluyendo una de menos de 1,4 centímetros de largo-, cinco nuevas especies de palmeras, cuatro especies de mariposas y el mayor rododendro jamás descrito, entre otras plantas cuyo número está aún por determinar.
La lista no está aún completa, explica Beehler: “Lo que hemos anunciado como nuevas especies es sólo la punta del iceberg. Tardaremos meses en clasificarlo todo, compararlo con lo existente y poder detallar cuántas son las nuevas especies”.
Beehler llevaba años intentando alcanzar la montaña. En 1981, el ornitólogo estadounidense Jared Diamond realizó dos viajes relámpago a la zona y volvió contando que aquello era “el santo grial de la ornitología”. Acababa de descubrir el hogar del tilonorinco de cara dorada, un pájaro descrito en 1895 y del que no había noticias desde entonces y que ahora se paseaba entre los expedicionarios sin problema. “Nos ha costado años obtener permiso del Gobierno de Indonesia”, detalla Beehler.
Las montañas de Foja están en la isla de Papúa, en el trópico del Pacífico, alcanzan los 2.193 metros de altura. Son 3.000 kilómetros cuadrados de selva virgen. La organización naturalista de EE UU Conservation International embarcó en el proyecto al instituto de Ciencias de Indonesia y a National Geographic, entre otros.
Entre los hallazgos se encuentra el canguro de manto dorado de árbol (Dendrolagus pulcherrimus), que está en peligro de extinción y del que se ignoraba su presencia en Indonesia. “El primer día vimos mamíferos por todas partes que en otras zonas están al borde de la extinción y fotografiamos al ave del paraíso, que nunca había sido vista”, relata con orgullo Beehler.
Los 11 científicos exploraron la selva guiados por los habitantes de Kwerba y Pasapena, cerca de la costa. Los nativos apenas se adentran en la selva porque, afirman, tienen todo lo que necesitan junto a sus pueblos. “Esto da idea de la riqueza de la zona”, apuntan los científicos, que pasaron allí 15 días fotografiando todo y tomando muestras.
Una de las cosas que más sorprendió a los miembros de la expedición es que muchos animales no huían. “Vimos un ave del paraíso cortejar a una hembra ante nuestras narices. El segundo día capturamos un Zagloso de Bruijn, una especie entre erizo y ornitorrinco que come gusanos. Lo cogimos, lo llevamos al campamento y luego lo soltamos y no huyó”.
La subdirectora del Museo de Ciencias Naturales e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), María Ángeles Ramos, afirma que aún quedan muchas zonas inexploradas: “Calculamos que hay siete millones de especies en el mundo y sólo hay descritas 1,75 millones. Esta expedición demuestra la gran biodiversidad que aún nos falta por conocer, especialmente en el trópico”. Ramos destaca que hay muchas especies que nunca se conocerán porque cada año desaparecen 17.000.
Beehler, que prevé volver a Foja este año, insiste en que la Tierra es aún desconocida: “Vamos a la Luna, pero no conocemos nuestro planeta. La gente piensa que lo único que desconocemos está en el fondo del mar, pero en tierra quedan zonas sin explorar”.
El descubrimiento no evita la grave amenaza que pesa sobre la biodiversidad en el planeta. El ritmo de extinción de especies es el mayor jamás registrado. Es tan alto que esta época responde ya al nombre de “la quinta extinción”. Un tercio de los anfibios, una cuarta parte de los mamíferos y uno de cada ocho pájaros está bajo amenaza de extinción. La situación es comparable a la extinción de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Esta vez no se trata de un meteorito, sino del hombre. En las montañas de Foja no se habían enterado.
Muy buen artículo, creo que deberían salvaguardar ese lugar, creo que los humanos no debemos interferir en ese tipo de ambientes tan preciados.
dada