Cada cierto tiempo Fernando Villegas sorprende y representa con sus artículos de domingo. Esta vez, como recordando la profunda fuerza de trasfondo que tienen los paradigmas y la radicalidad de los cambios cuando ocurre una revolución en ellos que proponía convincentemente Thomas Kuhn en La estructura de las revoluciones científicas, Villegas busca justo la anomalía que puede gatillar el cambio paradimático ???es decir, de lo que tenemos por más obvio y de sentido común, pero que una vez ocurrido, cambia las percepciones más ciertas??? de la política en América Latina en la aparición de liderazgo que en los medios predominantes se clasifican como retrógrados y vuelta atrás en un supuesto progreso intelectual, político y humano que avanza en América Latina.
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Estos “nuevos” liderazgos, más que encontrar una alternativa viable a los discursos y políticas predominantes, por lo pronto, están abriendo la conciencia al mito del bienestar que traería el modelo neoliberal a los pueblos, como única alternativa histórica o ineludible avance de la humanidad. Si bien es cierto que el modelo de libre mercado (soportado políticamente por gobiernos y coaliciones con poder basado en la credibilidad) produce crecimiento económico, no se puede afirmar que sea un modelo que mejore la vida de los pueblos, si en lo inmediato se considera la concentración económica, la persistencia de la pobreza, la pésima calidad de vida y la destrucción del ambiente y, en mediano plazo, se observa que la ausencia de estrategias que no sólo dependan del comercio de materias primas y en la pésima educación. El daño parece mayor que los beneficios que trae el modelo, o por lo menos el beneficio es completamente parcial, si no contradictorio con las otras dimensiones del desarrollo. Es como aceptar que no te sirve el medicamento, pero igual tomártelo porque no hay otro.
La defendida disminución de la pobreza también puede ser puesta en duda cuando se revisan los estándares con las que se mide (salarios mínimos, precariedad del empleo, metros cuadrados de vivienda por habitante, áreas verdes). Lo que se puede asegurar es que la extrema marginación se ha superado, cosa que no permite felicitarnos por modernos, equitativos ni menos desarrollados.
Habrá que esperar la posibilidad de desarrollar políticas alternativas y viables en los países de Latino América y que criticar el modelo no necesariamente los arrincona junto a Hugo Chávez o Fidel Castro. Como se busca en Chile, se puede hacer un esfuerzo intelectual y político por desarrollar políticas de crecimiento pero con desarrollo social. También me representa Villegas cuando se refiere a las elites de todo signo que se turnan en los países y terminan perpetuando las penurias: Ver artículo aquí