En tiempos de universidad, participaba con mucha convicción como un democristiano de naturaleza genética, lo cual seguro me venía por el liderazgo de mi padre, por la formación religiosa y por la admiración de los líderes que conocía en mi territorial. Mis hermanos y yo, leíamos y comentábamos la prensa con mi padre desde que teníamos diez años, los periódicos y la legendaria revista Hoy, uno de los primeros semanarios opositores permitidos de circular en dictadura. Tengo evocaciones de aún más infancia, que me sitúan con mi padre en Domingo, en la Junta de Vecinos donde participaba, en democracia antes del Golpe de 1973.

Sin embargo, a pesar de las leyendas anticomunistas que me copaban, ???vía padre Hasbún, vía los abusos cometidos en los barrios populares durante el Gobierno de Allende??? siempre tuve una profunda admiración por el Partido Comunista, porque sus dirigentes en la universidad manifestaban una inmensa fuerza, convicción y alegría permanente en todo lo que hacían, porque ser comunista en ese tiempo era riesgo de vida, porque eran grupos pequeños con una inmensa capacidad organizativa, porque contaban con toda una estética cultural que me interpretaba completamente, con Silvio, Pablo, Quila y grupos locales de prodigiosos estudiantes. Pero también me interpretaba el diagnóstico que hacían de los males del país y del mundo, y el fin que buscaban para la historia del hombre. No me interpretaban ciertamente, los medios que promovían y utilizaban para derrotar la dictadura, ni los medios políticos en los países en que el Partido Comunista había tomado el control de Gobierno y el Estado. Aunque esas diferencias, que nos hacían discutir con fuerza en las asambleas, no impedían mantener una profunda amistad y afecto, que con algunos mantengo hasta hoy.

La gran desgracia es que, hasta hoy, el Partido Comunista no ha cambiado nada fundamental en su cultura, su ideología y sus medios políticos, a pesar de todo lo que ha pasado en el mundo, con la caída del muro y los muros, con la globalización y con la revolución tecnológica. Preocupados de las máquinas y no del diseño, preocupados de las fábricas y no del valor en el mundo, preocupados de la propiedad y no de las redes tecnológicas plenas de medios gratuitos para producir riqueza. Es cierto y evidente que muchos de los males que denunciaba el PC persisten y han empeorado, pero el futuro imaginado y los medios no pueden ser los mismos al avanzar en el siglo XXI, que los utilizados un siglo atrás.

Es una desgracia, porque es un desperdicio de voluntad, convicción, sensibilidad humana y convicciones que se pierden al tener un obsoleto diagnóstico y plan de acción.

Pero aquí están, buscando mantener la tensión, sostener la movilización de los estudiantes y sumar a las masas de otros sectores al movimiento. Aquí están anunciando fantasmas que recorren ninguna parte, aquí están sin hacer autocrítica y reconocer que se han equivocado en el pasado, con inmensos costos para las personas que los seguían. Demasiados sacrificios, muertes, presidio y vidas truncadas por la falta de futuro entre sus mejores gentes, de los cuales nunca se hicieron cargo. Tengo amigos que aún esperan una palabra, un gesto de reconocimiento. Les ha costado mucho reconstruirse en un mundo que no iba para donde era evidente que iba. Y aquí están enrolando jóvenes y anunciando futuros fantásticos, sin hacerse cargo una vez más.