Una de las oportunidades que comienzan a aparecer en un mundo sobrepoblado y contaminado, son las áreas naturales para producir alimentos, habitar o visitar como turistas. La gran interrogante con los proyectos eléctricos en el sur de Chile es el costo de oportunidad de inundar, industrializar y contaminar tierras en la Patagonia que son un tesoro de futuro. La producción agrícola aún es una fuente importante de la economía de América Latina, más ahora que enfrenta el monopolio creciente de las semillas genéticamente modificadas. Un alternativa son los alimentos orgánicos, que tampoco se limitan a productos vegetales, sino que a cualquier alimento que garantice estar libre de componentes químicos, insecticidas u hormonas. Además, en Chile el precio de frutas orgánicas es tres veces mayor que un producto convencional. En fin, territorios de turismo especial, como aventuras, parajes o etnográfico, o producción orgánica, son oportunidades que aparecen al sostener territorios libres de industrialización tradicional. Como ejemplo vaya un artículo de The Economist publicado en El Mercurio:

Alimentos naturales:
La cadena Wal-Mart ahora se vuelve orgánica 

 

“Texas” y “orgánico” no son palabras que habitualmente aparecen en la misma oración, pero Wal-Mart está haciendo algo por cambiar eso.
En el “supercentro” de la empresa, que está abierto durante las 24 horas, ubicado en Plano, un suburbio de Dallas, hay cajas de manzanas, plátano y kiwis orgánicos en la entrada, y el departamento de carnes está lleno de pollos “totalmente naturales”.
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Incluso se puede encontrar comida orgánica para bebés con sabor a espinacas y productos lácteos provenientes de Horizon Organic, de Colorado.
Wal-Mart abrió la tienda de Plano esta primavera, como una especie de laboratorio para nuevos productos.
Los varios cientos de productos orgánicos y “naturales” están destacados, y en el lado no orgánico hay una entretenida tienda de café que vende latas de frambuesa-trufa, además de una buena selección de vinos y un excelente sushi bar.
Wal-Mart, que fue construido bajo la premisa de que la gente normal quiere que su dinero le rinda, actualmente está tratando de llegar hacia los dólares de los “yuppies”.

 

Todos los actores

Sin embargo, la cadena norteamericana no está sola: junto con otras compañías del rubro, está entrando al mercado de los alimentos orgánicos.
Incluso se dice que ya llegó la era de los “Grandes Orgánicos”.

Durante la primavera, Supervalu, que es dueña de los supermercados Albertson’s y otros almacenes, comenzó con una línea de salsa de manzanas orgánicas, tomates en lata y otras delicatessen.
Safeway, otro almacén, lanzó su línea orgánica en enero; McDonald’s está tirando al aire avisos radiales en New England de que su café ahora está hecho con granos de Newman’s Own Organics.

Pareciera que todos están envidiosos de Whole Foods Market, una cadena cuyas bases están en Austin, que ha visto cómo el precio de sus acciones se elevó en casi 900% en una década.

 

¿Pero pueden existir las grandes empresas y la comida orgánica?

Después de todo, lo “orgánico” hasta hace poco significaba campos pequeños o cooperativas que entregaban sus alimentos producidos sin fertilizantes. Ahora el mercado está valorado en alrededor de US$ 14 mil millones al año, y aun cuando eso significa menos del 3% de las ventas de alimentos al detalle de Estados Unidos, ese segmento asegura ser el de más rápido crecimiento en el mercado de alimentos de Estados Unidos.

La etiqueta “orgánica” cuesta más. Sin embargo, llevarla se está convirtiendo en un gran negocio.
Las verduras verdes son los productos que más han abrazado la tendencia.
“Al final, esto es una cosa muy positiva”, dice Paul Rauber, un editor de la Revista Sierra. Sin embargo, predice: “Cuando los grandes se meten en el mercado, hay más presión para bajar los estándares orgánicos”.

 

Más en verano

Algunos productores norteamericanos están especialmente preocupados del relajo en la certificación orgánica para los alimentos importados.
También hay problemas de abastecimiento. De hecho, en algunas tiendas Whole Foods hay cerca de un 60% de productos orgánicos en el verano, pero el número baja en el invierno, porque la comida “natural” tiene que respetar las estaciones. Además, también hay una escasez de granjas orgánicas.
“El aumento en el número de los almacenes (con productos orgánicos) ha estresado al sistema”, dice George Siemon, el principal ejecutivo de la cooperativa Organic Valley.

Los fertilizantes y las hormonas que facilitan la agricultura de masas están prohibidos en el negocio orgánico.

Entonces, los grandes minoristas generan presiones en los precios. Organic Valley hace un par de años dejó de entregar leche directamente a Wal-Mart después de ser afectado por una cantidad “significativa” en el precio por su rival, Horizon Organic. Pero, según Siemon, la demanda sigue excediendo la oferta, y con su cooperativa creciendo entre 15 y 20%, puede que pronto no exista suficiente leche orgánica para los que quieran.