lanacion. En una nota que escribí hace poco para el cuerpo principal del diario me excedí con una frase. Escribí: "Wikipedia, la enciclopedia probabilística escrita y editada por el resto de nosotros". Con justo criterio, un lector se preguntaba, en los comentarios, por qué había usado esa palabra ( probabilística ) para referirme a la enciclopedia. El término pertenece a Chris Anderson, editor de la revista Wired, que en su libro The Long Tail (y en su blog) hizo un brillante análisis de Google, la blogosfera y Wikipedia.
Por Ariel Torres
Escribe Anderson, en diciembre de 2005, que "hay personas que se sienten incómodas con Wikipedia, Google y la blogosfera porque éstos operan con una lógica ajena [a la mente humana], una lógica probabilística que sacrifica la perfección a pequeña escala para optimizar sus resultados a gran escala" (ver).
La explicación subsiguiente y los comentarios al artículo de Anderson son una de esas joyas que le dan a los blogs un lustre, en este caso, merecido. Coincido en gran parte con la visión que tiene Anderson, aunque sé, gracias a los comentarios de varios de sus lectores, que puede haber otras miradas, algunas muy reveladoras; es otra de las cosas buenas de Internet, uno descubre poco a poco que es posible pensar colectivamente, algo que está entre el creativo brainstorming y la vehemente pero amistosa polémica futbolística. Nunca falta el inadaptado, ya lo sabemos, pero, siguiendo la lógica de Anderson, es un pequeño sacrificio a cambio de una ventaja colosal a gran escala.
No glosaré aquí el artículo de Anderson y los comentarios; más bien recomiendo con entusiasmo su lectura.
En cambio quisiera dar cuenta de otra polémica, una que aparece toda vez que hablo de la Wikipedia.
Cuando alguna persona va al ataque contra Wikipedia argumentando que no es confiable "porque encontró ya varios errores", hago la siguiente pregunta: "¿Corregiste esos errores cuando los encontraste?" Invariablemente, la respuesta es "no".
Ah, caramba.
Una de las cosas que más me atrae de la Wikipedia es que demuestra que la mayoría de las personas es buena gente. Creo realmente en que la humanidad es intrínsecamente buena, no mala. Por lo tanto, creo de verdad que podemos crear bienes intelectuales sin la supervisión autorizada de los expertos. A fin de cuentas, si ni siquiera pudiéramos hacer una enciclopedia aceptable, entonces estaríamos en verdaderos problemas.
Me han llamado por esto "optimista", que entre los escépticos diplomados es equivalente a "ingenuo". Pero lo cierto es que la Wikipedia no sólo existe, sino que ofrece 8 millones de artículos en 253 idiomas. Mi optimismo no parece infundado. En este caso, al menos.
Pero, a juzgar por estos números, ¿acaso hay que quejarse de los errores de la Wiki o más bien debemos poner nuestro granito de arena y corregirlos cuando los encontramos? Eso, por decir lo menos. Porque también podemos registrarnos y crear nuevos artículos.
Ah, no. Es mejor quejarse.
Wikipedia es un ejemplo del imperativo categórico kantiano aplicado a la Red. Podría parafrasearse así: si todos corrigieran los errores que encuentran en lugar de quejarse, Wikipedia tendría cada vez menos errores. O, para ser más fiel al original, "obra según una máxima que, de volverse universal, haría que las obras intelectuales comunes en línea fueran cada vez mejores".
Quejarse es lo opuesto. Si todos se quejaran en lugar de tomarse los cinco minutos (o la hora y media, da lo mismo) para crear, editar y corregir artículos, entonces la Wikipedia nunca habría llegado a existir. El hecho de que la enciclopedia libre esté mayormente bien (y no esencialmente mal) es un excelente síntoma. No me preocupa si mañana desaparece de línea. Sería una gran pena. Pero no será porque fuimos incapaces de hacer algo en conjunto. Digo, de hacer al menos una enciclopedia.
Me apunta Manuel Castrillón, con quien sostenemos largos debates sobre la enciclopedia libre, que el problema no está en el error que detectamos, sino en el que no detectamos. En ese punto tiene razón, pero también es cierto que como ocurre con el software libre, hay tantos ojos mirando que pocos son los errores que más tarde o más temprano no son detectados.
Sin embargo, lo que apunta Manuel es interesante por otro motivo. Debido a la forma descentralizada en que se hace la Wikipedia, no todos los artículos reciben la misma atención, al revés que en una enciclopedia tradicional, y los temas exóticos sí pueden ser más vulnerables al error. O a la manipulación, otro de sus males.
La verdad y sus dueños
Disiento parcialmente con Anderson, en cambio, respecto de por qué algunos están tan molestos con Wikipedia. Tengo la impresión de que para muchos la sola idea de una enciclopedia sin un panel de expertos donde, como me han dicho, "cualquiera puede escribir", resulta sencillamente repulsiva.
Este conflicto es tan interesante como antiguo. La alfabetización también fue enérgicamente resistida en su momento, 500 años atrás. Solamente los expertos podían no ya escribir, ¡sino leer! ¿Puede haber algo más horrendo?
Sin embargo, suena conocido; ahora, de nuevo, hay "algo" que "la gente común" no debería poder hacer, que debería "dejarlo a los expertos". Esto es, escribir artículos en una enciclopedia virtual. No hablo de hacer un trasplante de hígado o aterrizar un Jumbo 747. Hablo de compartir conocimientos recolectados con la minuciosidad del que ama un tema.
Está bien, es cierto, sería perfecto que sólo los que más saben sobre un tema en particular escribieran tal enciclopedia. Esa modalidad existe, desde luego, y habiéndome criado en una casa donde una de las inversiones importantes de la familia fue la Encyclopedia Britannica , no podría resistir la tentación de una enciclopedia en papel, y defiendo su valor incluso en estos tiempos de Internet. Creo, es más, que mi adhesión al modelo de Wikipedia proviene de un amor por las enciclopedias que se nutrió en la Britannica desde mi infancia.
Wikipedia es algo completamente diferente. De hecho, creo que se complementa con las enciclopedias tradicionales a la perfección.
La cuestión sobre la precisión de los datos da para un largo análisis, con bastante de gnoseología. Por ahora, y por falta de tiempo y espacio, me contento con decir que quienes activamente desprecian la Wikipedia no están haciendo ningún bien, ningún aporte. Quizá los que la editamos somos unos ingenuos de manual. Pero al menos estamos haciendo algo.
Quizá, para muchos, ahora que lo pienso, Wikipedia tiene ciertamente un defecto imperdonable.
No adorna.
La explicación subsiguiente y los comentarios al artículo de Anderson son una de esas joyas que le dan a los blogs un lustre, en este caso, merecido. Coincido en gran parte con la visión que tiene Anderson, aunque sé, gracias a los comentarios de varios de sus lectores, que puede haber otras miradas, algunas muy reveladoras; es otra de las cosas buenas de Internet, uno descubre poco a poco que es posible pensar colectivamente, algo que está entre el creativo brainstorming y la vehemente pero amistosa polémica futbolística. Nunca falta el inadaptado, ya lo sabemos, pero, siguiendo la lógica de Anderson, es un pequeño sacrificio a cambio de una ventaja colosal a gran escala.
No glosaré aquí el artículo de Anderson y los comentarios; más bien recomiendo con entusiasmo su lectura.
En cambio quisiera dar cuenta de otra polémica, una que aparece toda vez que hablo de la Wikipedia.
Cuando alguna persona va al ataque contra Wikipedia argumentando que no es confiable "porque encontró ya varios errores", hago la siguiente pregunta: "¿Corregiste esos errores cuando los encontraste?" Invariablemente, la respuesta es "no".
Ah, caramba.
Una de las cosas que más me atrae de la Wikipedia es que demuestra que la mayoría de las personas es buena gente. Creo realmente en que la humanidad es intrínsecamente buena, no mala. Por lo tanto, creo de verdad que podemos crear bienes intelectuales sin la supervisión autorizada de los expertos. A fin de cuentas, si ni siquiera pudiéramos hacer una enciclopedia aceptable, entonces estaríamos en verdaderos problemas.
Me han llamado por esto "optimista", que entre los escépticos diplomados es equivalente a "ingenuo". Pero lo cierto es que la Wikipedia no sólo existe, sino que ofrece 8 millones de artículos en 253 idiomas. Mi optimismo no parece infundado. En este caso, al menos.
Pero, a juzgar por estos números, ¿acaso hay que quejarse de los errores de la Wiki o más bien debemos poner nuestro granito de arena y corregirlos cuando los encontramos? Eso, por decir lo menos. Porque también podemos registrarnos y crear nuevos artículos.
Ah, no. Es mejor quejarse.
Wikipedia es un ejemplo del imperativo categórico kantiano aplicado a la Red. Podría parafrasearse así: si todos corrigieran los errores que encuentran en lugar de quejarse, Wikipedia tendría cada vez menos errores. O, para ser más fiel al original, "obra según una máxima que, de volverse universal, haría que las obras intelectuales comunes en línea fueran cada vez mejores".
Quejarse es lo opuesto. Si todos se quejaran en lugar de tomarse los cinco minutos (o la hora y media, da lo mismo) para crear, editar y corregir artículos, entonces la Wikipedia nunca habría llegado a existir. El hecho de que la enciclopedia libre esté mayormente bien (y no esencialmente mal) es un excelente síntoma. No me preocupa si mañana desaparece de línea. Sería una gran pena. Pero no será porque fuimos incapaces de hacer algo en conjunto. Digo, de hacer al menos una enciclopedia.
Me apunta Manuel Castrillón, con quien sostenemos largos debates sobre la enciclopedia libre, que el problema no está en el error que detectamos, sino en el que no detectamos. En ese punto tiene razón, pero también es cierto que como ocurre con el software libre, hay tantos ojos mirando que pocos son los errores que más tarde o más temprano no son detectados.
Sin embargo, lo que apunta Manuel es interesante por otro motivo. Debido a la forma descentralizada en que se hace la Wikipedia, no todos los artículos reciben la misma atención, al revés que en una enciclopedia tradicional, y los temas exóticos sí pueden ser más vulnerables al error. O a la manipulación, otro de sus males.
La verdad y sus dueños
Disiento parcialmente con Anderson, en cambio, respecto de por qué algunos están tan molestos con Wikipedia. Tengo la impresión de que para muchos la sola idea de una enciclopedia sin un panel de expertos donde, como me han dicho, "cualquiera puede escribir", resulta sencillamente repulsiva.
Este conflicto es tan interesante como antiguo. La alfabetización también fue enérgicamente resistida en su momento, 500 años atrás. Solamente los expertos podían no ya escribir, ¡sino leer! ¿Puede haber algo más horrendo?
Sin embargo, suena conocido; ahora, de nuevo, hay "algo" que "la gente común" no debería poder hacer, que debería "dejarlo a los expertos". Esto es, escribir artículos en una enciclopedia virtual. No hablo de hacer un trasplante de hígado o aterrizar un Jumbo 747. Hablo de compartir conocimientos recolectados con la minuciosidad del que ama un tema.
Está bien, es cierto, sería perfecto que sólo los que más saben sobre un tema en particular escribieran tal enciclopedia. Esa modalidad existe, desde luego, y habiéndome criado en una casa donde una de las inversiones importantes de la familia fue la Encyclopedia Britannica , no podría resistir la tentación de una enciclopedia en papel, y defiendo su valor incluso en estos tiempos de Internet. Creo, es más, que mi adhesión al modelo de Wikipedia proviene de un amor por las enciclopedias que se nutrió en la Britannica desde mi infancia.
Wikipedia es algo completamente diferente. De hecho, creo que se complementa con las enciclopedias tradicionales a la perfección.
La cuestión sobre la precisión de los datos da para un largo análisis, con bastante de gnoseología. Por ahora, y por falta de tiempo y espacio, me contento con decir que quienes activamente desprecian la Wikipedia no están haciendo ningún bien, ningún aporte. Quizá los que la editamos somos unos ingenuos de manual. Pero al menos estamos haciendo algo.
Quizá, para muchos, ahora que lo pienso, Wikipedia tiene ciertamente un defecto imperdonable.
No adorna.