¿Por qué Chile Primero?
Porque el alma de la política en Chile está infectada de neoliberalismo y socialdemocracia (ambas a la chilena ), ideologías del siglo pasado y del XIX. Y queremos poner a Chile en el siglo XXI.
El neoliberalismo no ve nación, solamente ve mercados; sólo ve individuos, no ve comunidad. La socialdemocracia sólo ve diferencias sociales y asistencialismo; solamente ve inclusión y exclusión, y el reconocimiento en el papel de derechos que no es capaz de convertir en algo real. Ninguna de las dos ve a Chile como unidad frágil que debe competir en el mundo global; ninguna ve a los chilenos como identidades que debemos proyectar y cuidar en un mundo "ancho y ajeno".
El neoliberalismo se queda sin propuestas que no sea pedir más y más libertad para los individuos en los mercados. Nos deja sencillamente a la espera que el crecimiento chorree; también que el mercado haga que Chile innove. La socialdemocracia se queda fatalmente, sin futuro, enredada en el populismo. Satisfecha porque cree poder intervenir mínimamente en las diferencias sociales locales, nos deja resignados fente a nuestras diferencias con el mundo global. En el intertanto, el poder económico se concentra más y más, y el clientelismo corrompe la política.
Chile Primero es un proyecto que promete no olvidar que Chile y los chilenos constituyen lo central; y que el mundo global es el trasfondo en el que todos nos movemos. Promete cultivar el aprecio a las libertades de los individuos y de los mercados y, al mismo tiempo, darle foco sin complejos a nuestro futuro competitivo. Promete inventar una solidaridad más concreta y real que asegure la inclusión en el futuro del mundo global a todos los chilenos. Chile puede más que lo que pueden el neoliberalismo y la socialdemocracia.
Esto quiere ser Chile Primero: inventor, movilizador y animador del poder más de Chile.
Ver Chile Primero
Te esperaremos
José Luis,
Gracias por comentar en mi blog. Tiene humor su comentario, pero le falta invitación para ser nuevo estilo de la política.
Un saludo afectuoso,
Ricardo Román