elpais. Animación sencilla y barata: la tecnología flash permite la producción de “crisis carnívora”. “Llegamos a Flash desesperados, como solución de emergencia a los problemas de financiación”. Egoitz Moreno, bilbaíno de 31 años, todavía no sale de su asombro: Crisis carnívora, largometraje de animación que firma junto a Pedro Rivero, guionista y dibujante vasco de 41 años, se estrena en cines el próximo 16 de mayo. Todo un logro. Será la primera película en Flash que se presente en salas españolas. Una cáustica gamberrada para adultos producida con cuatro duros. Por María Ovelar

Flash es un bicho raro en el mundo de la animación. El programa de Apple se creó para diseñar dibujos y animaciones gráficas de webs. Es un software que ocupa muy poco ancho de banda y carga las imágenes rápidamente. “Eso es lo más curioso. Es sorprendente que un programa creado específicamente para Internet acabe saltando del ordenador a la televisión y a las salas de cine”, opina Rosalía Lloret, directora de contenidos interactivos de RTVE. Y como ejemplo de esta tecnología muy de “andar por casa”, alude a los dibujos de Enjuto Mojamuto creados por Joaquín Reyes para Muchachada nui.

Para variar, la excentricidad vino de EE UU. La fórmula barata, menos laboriosa que la animación tradicional o la 3D, nace en 1997 con The Goddamn George Liquor Program. Una serie protagonizada por un estadounidense patriota abrió la veda: Whirlgirl fue la primera serie en Flash en saltar del ciberespacio a la televisión. Pero la madurez del formato no llega hasta el año 2000 con la sangrienta Happy Tree Friends.

Cálico Electrónico, un superhéroe barrigudo y patoso, es la versión española del fenómeno. Sus creadores -la productora Nikodemo, de los catalanes Raúl Escolano y Carlos Gómez Nicolás, Niko- parieron el personaje hace tres años. La ocurrencia suma ya más de 70 millones de visitas y tres temporadas. “En Nikodemo somos unas diez personas. Lo hacemos todo: la banda sonora, los guiones, las voces”, detalla Niko. Todo en una pequeña oficina del Eixample barcelonés. El estudio, nacido en 2005, se autofinancia: ha creado personajes para El Terrat, la productora de Andreu Buenafuente, y para Club Super3, el programa infantil de TV-3, Nikodemo se ha encargado de dar vida a la idea de Rivero y Moreno. El filme trata sobre un microcosmos animal con una organización y unas normas parecidas a las humanas. Un mundo donde los animales, dueños y señores de la tierra, rompen un pacto vegetariano por intereses individuales. Una fábula de fraudes electorales, profanaciones de tumbas y muchos tacos. Enrique San Francisco, Pablo Carbonell, José Coronado y Joaquín Reyes ponen las voces a los personajes. Una vieja idea que Rivero, coguionista de Goomer (2000) -por el que recibió un Goya- arrastra desde hace nueve años. “Cuando la rescaté pensé en la animación tradicional. Soy fan de las pelis de animales de Disney, sobre todo de Robin Hood. Pero no contaba con los medios económicos para una producción así”. Crisis carnívora ha costado alrededor de un millón y medio de euros. Una minucia comparado con los 14 millones que cuesta un largometraje de animación tradicional. En ella han trabajado 15 personas durante menos de un año.

“Las formas de producción y distribución han cambiado”, argumenta Roberto Balaguer, psicólogo e investigador del Observatorio de la Cibersociedad. “La edición es más sencilla, más rápida y está al alcance de cualquier talento sin la parafernalia de la industria”, añade.

Fe de errores: El programa Flash no es propiedad de Apple, como se dice en el texto, si no de la compañía Adobe.

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