emol. Las redes sociales son el nuevo auge en internet, y Facebook es
su modelo del minuto. La realidad nacional supera cifras de nuestros vecinos. En
marzo de 2004, en una revista interna de la Universidad de Harvard -The Harvard
Crimson-, un artículo reseñaba el revuelo provocado por una nueva herramienta
en internet creada por un par de estudiantes para ser utilizada por la
comunidad universitaria. El artículo se llamaba “Sociología de
thefacebook.com” y comenzaba con una queja porla manera en que la academia
iba detrás de los tiempos, escribiendo sobre los fenómenos que planteaban las
nuevas tecnologías con años de desfase: “Por ejemplo, los investigadores
de las redes sociales aún estudian el fervor por los salas de chat en internet,
aun cuando la mayoría ya dejó de usarlas”. Hace cinco años thefacebook.com
era un fenómeno universitario creado por un estudiante. Un fenómeno que era
descrito por uno de los profesores del campus como “una comunidad online
más”. Tres años después Mark Zuckerberg, el estudiante y creador del sitio
corregía a su profesor en una entrevista concedida a la revista Time:
“Nosotros no nos consideramos una comunidad, no estamos tratando de
construir una comunidad, no estamos tratando de crear nuevas conexiones”,
explicaba poniendo énfasis en que se trataba de poner en contacto virtual a
gente que ya se conocía en el mundo real. Zuckerberg ya era una celebridad
mundial con Facebook (ahora sin “the”). Por Óscar Contardo



Gazeta social

En tres años, el sitio en internet había pasado de ser un asunto de estudiantes
a ser una moda global que producía millones de dólares al ritmo de millones de
usuarios (ver gráfico) que sucumbían a la idea de levantar su propio sitio
online, distinto a un blog, diferente a MySpace o a Fotolog que mantenía al
tanto a sus conexiones de lo que hacía, desde lo más trivial a lo menos
conveniente con aquellos que consideraban sus amigos: “Creímos que si
éramos capaces de hacer un modelo de esas conexiones, podíamos crear un
conjunto de aplicaciones a través de las cuales la gente podía compartir
información, fotografías, videos o eventos”, explicaba Zuckerberg a la
revista Time. Compartir y mantener al tanto de una manera nueva.

Como nunca antes y gracias al desarrollo de un sistema llamado news feed, el
usuario podía enterarse de los últimos acontecimientos de su lista de
contactos. Si un amigo cambiaba de su perfil su condición de “casado”
o “en una relación” de inmediato el sistema avisaba al resto del
grupo con un ícono de corazón destrozado “tal como en una gazeta social
del siglo XVII” comentaba el New York Times en septiembre de 2006. El news
feed debió hacerse opcional después de los reclamos organizados de usuarios que
veían cómo peleas, rumores y chismes alimentaban el cotilleo de su lista de
amigos. Pese a que muchos pensaron que el news feed -el sistema que pone al
tanto automáticamente de las últimas noticias al resto del grupo de amigos de
un usuario- haría fracasar a Facebook (bajo el supuesto de una alarma por la
privacidad), el sitio no ha dejado de crecer incrementando la importancia de
las herramientas que informan sobre el estado de los asuntos privados. Una de
las más usuales son las pequeñas frases que alertan: “estoy con
gripe”; “voy a dormir”; “de vuelta de vacaciones”. Se
trata de una suerte de haikus cotidianos que tienen su máxima expresión en otra
herramienta -distinta de Facebook- llamada Twitter, un sitio que envía mensajes
instantáneos de 140 caracteres como máximo a las conexiones de un usuario. Un
estado de “conciencia ambiental” del prójimo en red pocas veces
experimentada en la vida real que parece más normal en la medida de que el trabajo
esté más vinculado al computador y la edad del usuario no supere las tres
décadas. En ese rango etario está Tomás Pollak, periodista, profesor de medios
digitales y desarrollador de proyectos internet que pese a todo se resiste a
abrir su cuenta de Facebook, a no ser que le encuentre un provecho específico.

Pollak explica que Facebook no fue el primero en llegar al “ecosistema de
las redes sociales en internet”. “De hecho, hay otros como Hi5 y
Myspace que partieron antes, o fenómenos puntuales como Orkut en Brasil que es
más popular que Facebook en ese país. Creo que Facebook llegó en el momento
preciso ofreciendo lo adecuado para el usuario común y de manera fácil. Eso es
lo que lo ha hecho tener tanto éxito en Chile”. Pollak agrega que la gente
se aburrió del mensaje constante que afirmaba que la única manera de participar
en la web estaba en los blogs, es decir, en escribir. “Hubo mucha gente
que creó blogs y lo dejó, pero que quería estar presente en internet. Entonces
apareció Facebook y les simplificó el esquema”.

La velocidad de crecimiento no sólo deja atrás los intentos de análisis.
También supera el zumbido de quejas sobre el sistema, una de las más comunes es
la imposibilidad de desertar de Facebook una vez que se ha abierto la cuenta.
“Es como el Hotel California: uno puede registrarse en cualquier momento,
pero es casi imposible hacer el check out”, ironizaba un artículo del New
York Times publicado en febrero y titulado “¿Cuán pegajosa es la membresía
en Facebook? Sólo trate de liberarse”. Críticas más o menos feroces,
incluyendo la ya clásica teoría de la conspiración que vincula el sistema a la
CIA, Facebook no para de crecer y lo hará hasta ser reemplazado por algún otro
ingenio. El crítico cultural norteamericano Mark Dery (ver recuadro) cree que
no hay mucho de qué sorprenderse en su éxito:

“Facebook es un epifenómeno de la red. Con esto quiero decir que si la red
es una tecnología para conectar, por lo tanto hay una cierta lógica darwinista
-¿lamarckiana?- en su evolución a ser una red de redes sociales. Para ponerlo
en términos tecno-animistas, su “personalidad” se inclina a conectar
cosas. Esa es la lógica del hiperlink y de los motores de búsqueda. Por eso no
es sorprendente que una máquina de conexiones como la web, que impulsa a que
las comunidades se ensamblen y agrupen en torno a creencias compartidas, eleve
el surgimiento de herramientas como Facebook y Myspace”.

En eso debe estar pensando Google que prepara su propia red social, pero no una
competencia a Facebook, sino una que abarque todas las redes sociales de
internet. “El proyecto se llama Open Social y pretende armar un ecosistema
de todas las otras redes sociales que existen y unificarlas”, explica
Pollak.

blogs.elmercurio.com/cultura

Google intentó competirle a Facebook creando Orkut, una red social que fracasó
en todo el mundo menos en Brasil, donde es popular.


La multitud como talismán de nuestro tiempo


El norteamericano Mark Dery es crítico cultural y autor de “Velocidad de
Escape”
(Siruela) y “The pyrotechnic Insanitarium”. Dery ha
centrado su trabajo intelectual en las nuevas tecnologías y sus significados
sociales.

-¿Podemos describir a Facebook como un nuevo eslabón en la cadena de los
antiguos chat room como IRC, o servicios de mensajería como ICQ y Messenger?

“Bien, IRC era más bien una tecnología de transmisión uno-a-uno, mientras
que Facebook es una tecnología de transmisión de uno-a-muchos de largo alcance.
Hablando en términos evolucionistas el ancestro inmediato de IRC fueron las
radios de banda ciudadana. Facebook echa abajo las barreras de los chat rooms
de los noventa”.

-A principios de los 90 la mayoría de las fantasías tecnológicas se vinculaban
a robots y velocidad en el transporte. ¿Cuál cree usted que es el nuevo ícono?

“La multitud es el talismán de nuestros tiempos. La colmena, el nido de
termitas o el arrecife de coral: colonias de organismos que se ensamblan a sí
mismos en estructuras. La naturaleza es la nueva cultura, lo que no es algo muy
nuevo. En la década de los 90 Kevin Kelly predicó el evangelio de las redes
descentralizadas versus el paradigma del control jerárquico. Ahora el aire se
ha hecho espeso con la circulación de ideas como la “sabiduría de las
multitudes” y el “periodismo ciudadano” de los blogs. La multitud
ha evolucionado desde la temible turba de fines del siglo XIX demonizada por el
sicólogo social francés Gustav Le Bon en “La psychologie des foules”
hacia la “masa inteligente” del libro de James Surowiecki
“Wisdom of crowds” (La sabiduría de las multitudes).

-¿Está la tecnología de la información cada vez más relacionada con asuntos
“inútiles” o con la mera entretención más que con información
relevante?

“No. Si bien es cierto que hay montones de información clamando por
nuestra atención, también lo es que nunca antes existió un acceso tan grande a
“información útil o relevante” como en la actualidad. Por un lado
nuestras vidas son un libro abierto y la usurpación de identidad es una amenaza
constante; pero del otro lado del regateo orwelliano y a pesar de la administración
Bush y su manía por atentar contra la libertad de información y promover el
secretismo (manías que ha dejado a Nixon como modelo de transparencia), la red
de internet hace posible que ciudadanos comunes penetren en los santuarios del
poder como nunca antes pudieron hacerlo. Entonces para aquellos adictos a
saberlo todo ésta es una edad de oro. En los 60 J.G. Ballard, el autor de
ciencia ficción, dijo que le gustaría saber qué fue lo que pidió de comer cada
condenado a muerte para su última cena. La web ha escuchado sus plegarias”.