Los indicadores muestran que en la época actual es cuando más se ha consumido energía y materias primas basadas en recursos naturales, que producen tanto depredación de la naturaleza como contaminación, con consecuencias ambientales, económicas y sociales más que alarmantes. Los productores de petróleo proyectan que la cantidad de combustible consumido durante los pasados ciento cincuenta años se conumirá en los próximos treinta.
Hay una anomalía entre esta realidad y la percepción que vivimos en la era denominada sociedad posindustrial, sociedad de la información, economía del conocimiento, tecnotrónica, digital, en red, como afirman autores como Mark Poster, Alvin Toffler, Taichi Sakaya, Manuel Castells. Santiago Ramentol hace una muy buena historia del discurso y los fenómenos de cambio vinculados a la llamada sociedad de la información, pero también de su contrapartida de consumo indiscriminado de recursos y contaminación, con depredación, cambio climático, calentamiento y empeoramiento de las condiciones de los pueblos más pobres.
El cambio necesario es finalmente de conciencia de cómo afectamos al planeta, a nosotros mismos y a las generaciones futuras, siendo el planeta finito en espacio, recursos y tiempo de regeneración. Pero también es necesario convocar voluntades políticas que aceleren estas correcciones. Estamos vendiendo el automóvil en pedazos para conseguir dinero para cargar gasolina.