elpais. Las redes sociales están ahí, pero
todavía no comprendemos totalmente su alcance. La movilidad es otro ejemplo. “Los
circuitos de nuestros cerebros no están conectados para entender esto…”,
afirmó Kevin Werbach al lanzar su conferencia Supernova 2008, celebrada
en San Francisco. Las redes sociales están de moda, pero “la dinámica de
las redes no es obvia”, nos cuesta entenderla y esto “afecta a los
modelos de negocios y a las expectativas sociales”. La complicación viene
en buena medida del hecho de que la ciencia de las redes tiene poco más de 10
años. Necesita progresar mucho todavía como lo mostraron varias intervenciones
dedicadas a poner de manifiesto los retos con los cuales se topa. por Francis Pisani

Con
humor y sin tapujos, Eric Bonabeau, presidente-fundador de Icosystem y
especialista en sistemas complejos, atacó la moda del social graph, la
gráfica social, diciendo que mucho de lo que se dice al respecto “es
basura”. Lo compara con una “vaca esférica” en el sentido en que
cuando un matemático quiere estudiar la producción de leche de una vaca suele
empezar por decir “asumamos que la vaca es esférica”. Permite
modelizar, pero dista bastante de la realidad. A juicio de Bonabeau, “las
redes son construcciones mentales, son metáforas. Permite a los científicos
crear modelos, pero no por bella una imagen resulta útil”.

De
hecho, el mayor problema es que la joven ciencia de las redes se ha dedicado
sobre todo a su topología, que, en última instancia, no dice mucho. Hay que
distinguir entre “estructura y función”, dijo Bonabeau. “No
basta con tener la topología de una red”, dice. Hace falta entender para
qué sirve.

Investigadora
de la Universidad de California en Davis, Raissa D’Souza precisó: “Si la
estructura es la topología, la función es la actividad. Muchas redes tienen topologías
comparables, pero sus actividades difieren mucho”. Y agregó un elemento
importante de complejidad cuando afirmó que los nodos, partícula elemental de
las redes, dependen del contexto. Así, mucha conectividad puede ser buena en
una red social y ser un problema en el caso de una epidemia en la medida quel
facilita la transmisión de la enfermedad.

Autor
del libro de reciente publicación Here comes everybody,
Clay Shirky se
pregunta ahora cómo favorecer la acción colectiva en nuestra sociedad en red. Los
estudios muestran, estima, que para darse dicha acción colectiva, debe haber
“densidad y continuidad” de relaciones, lo que se daba en aldeas y
pueblos pequeños. Ahora la Red permite reunir grandes cantidades de gente
dispersas, pero “si continuidad y densidad son necesarias, ¿cómo conseguir
intencionalmente lo que antes era dado por las circunstancias sociales y
geográficas?”.

Además
de las redes, muchas discusiones giraron alrededor de la creciente movilidad.

“Otra
revolución más está todavía por llegar”, sentenció Bob Ianucci,
responsable de tecnología para Nokia, empresa de la que Werbach recordó que
vende más teléfonos en una semana que Apple en un año. Y esa revolución podría
venir, según Ianucci, de las redes de teléfonos móviles equipados de sensores.

El
número de teléfonos celulares ya rebasó los 3.300 millones, según una cifra
recién publicada por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones.

Cuando
habla de sensores, Ianucci se refiere a una gama muy amplia de tecnologías que
incluyen cámaras, acelerómetros, Bluetooth, sensores para la luz, GPS y otras
(por llegar) que permitirán la captación de datos sobre el tráfico y el medio
ambiente. Calcula que en un futuro que no debería pasar de los 10 años, un
teléfono móvil podrá tener hasta 10 sensores, lo cual podría llevar a la cifra
espeluznante de “60.000 millones de sensores” tomando en tiempo real
los múltiples pulsos del planeta.

Ya
están realizando experimentos y estudios sobre la medición del tráfico y de la
contaminación mediante redes de sensores, algunos en teléfonos móviles con la
Universidad de California en Berkeley. Podría tener un impacto serio sobre una
mejor comprensión de los cambios climáticos. “Como podemos conectar en red
cientos de millones de usuarios?”, se preguntó Ianucci a modo de
conclusión. “¿Cómo podemos hacer que tal espacio sea seguro? ¿Qué debemos
hacer para incorporar al próximo millar de millones de personas, crear negocios
y contribuir al bien social?”.