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Noticias Abril 6, 2009

Salvando al capitalismo? de los capitalistas

quepasa. En 2003, dos profesores de Chicago -Raghuram Rajan y Luigi Zingales- escribieron uno de los libros que defienden con mayor fuerza la idea del libre mercado: Salvando el Capitalismo de los Capitalistas. Lo interesante es que proponen desechar la “mano invisible” que mece la cuna de los mercados, por una mano muy visible del Estado. Pero un Estado completamente distinto, que permita que se desarrolle la institución más democrática y menos respetuosa de la elite: un mercado verdaderamente libre. La crisis financiera desatada desde fines del 2007 ha puesto a prueba los mismos cimientos de la economía de mercado. La virtual bancarrota de varios gigantes financieros ha llevado a intervenciones igual de colosales por parte de los gobiernos, quienes tratan de proteger la fe pública. Los costos de ello probablemente los tendrán que pagar varias generaciones futuras. Por Axel Christensen

 


A la ofensa se sumó el insulto cuando se conocieron los paquetes de compensación y bonos de ejecutivos de empresas que recibieron fuerte ayuda estatal. Ello genera una esperable -aunque peligrosa- reacción de la opinión pública, que se traduce en respuestas legislativas que imponen fuertes gravámenes a estas compensaciones. Si a eso le agregamos lo ocurrido con el caso Madoff…

Para algunos lo anterior refleja la esencia del capitalismo: un sistema basado en la codicia, que inevitablemente saca lo peor de las personas; un sistema que sólo hace que los ricos se vuelvan más ricos y los pobres más pobres; un sistema que, regulación y Estado mediante, debe ser cambiado.

Para otros, esto no son más que algunas manzanas podridas en un gran cajón de personas bienintencionadas, quienes buscando individualmente el interés propio, colectivamente van creando un bien común, una sociedad basada en la libertad.

Para este grupo, lo ocurrido es sólo obra de algunos malintencionados que abusaban de un sistema que descansa en buena medida en la confianza entre las personas. 

¿Cómo andamos por casa?

Todo lo anterior -las críticas al capitalismo y el creciente descontento popular hacia la industria financiera- parecían algo lejano en Chile hasta hace tan sólo algunos días. El pasado 13 de marzo nos sorprendimos con la noticia del acuerdo de avenimiento entre Fasa y la Fiscalía Nacional Económica en el proceso de investigación por colusión de precios -que incluye a otras dos cadenas- que ésta había iniciado en diciembre pasado.

La reacción de furia por parte de consumidores y políticos no se hizo esperar, repudiando eventuales acuerdos para subir en forma bastante abultada los precios de varios fármacos. No era para menos. Por un lado, no se trataba de cualquier industria, sino de una ligada a la salud, un área siempre sensible ante la opinión pública. Por otro, porque los acuerdos de colusión son un verdadero flechazo al corazón de la economía de mercado: la confianza en que los precios son fijados por procesos de competencia. Dejando de lado los ribetes político-electorales que ha tenido el episodio, este tipo de incidentes son sumamente graves y deben llevar a reflexionar de qué manera protegemos algo tan preciado como un sistema económico basado en la libertad de elegir y emprender.

Los otros Chicago Boys

En 2003, dos profesores de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago -el indio Raghuram Rajan y el italiano Luigi Zingales- escribieron uno de los libros que defienden con mayor fuerza la idea del libre mercado: Salvando el Capitalismo de los Capitalistas. Sin embargo, a diferencia de los mensajes que estamos acostumbrados a escuchar desde Chicago, esta vez la defensa no apuntaba sus dardos a la intervención pública o al Estado de bienestar.

Por el contrario: llaman a defender al capitalismo de quizás su peor enemigo: los propios capitalistas. Ya a fines del siglo XIX, Marx predecía el fin del capitalismo, al cual consideraba intrínsecamente inestable y lleno de contradicciones que llevarían eventualmente a su propio colapso. “Denles a los capitalistas suficiente cuerda y se ahorcarán a sí mismos”.

Rajan y Zingales escriben profusamente acerca del daño significativo que causa todo capitalista que quiere acabar con la competencia, incluyendo, por supuesto, los que se coluden para fijar precios.

Sin embargo, los autores no sólo se quedan en la crítica a lo que pareciera ser el deseo incontenible de todo empresario: tratar de construir su pequeño monopolio. Sus advertencias también apuntan a los peligros de ver al capitalismo desde la perspectiva de los perdedores en el proceso de destrucción creativa que lo caracteriza (es decir, los desempleados, los empresarios en bancarrota, los inversionistas que pierden sus ahorros), que puede llevar, en nombre de la equidad y la justicia social, a buscar cambios en las reglas del juego que causó sus males.

La mano que mece la cuna

Lo interesante de la propuesta de Rajan y Zingales es que, en lo que se consideraría una herejía, desechen la “mano invisible” que mece la cuna de los mercados, por una mano muy visible del Estado.

Pero no un Estado que cree que es mejor que sus burócratas sean quienes fijen los precios de remedios, libros o pan (algunos lectores con más canas de seguro recordarán a la Dirinco). Más bien se trata de un Estado que busque asegurar las mejores condiciones para la competencia, la entrada de nuevos actores que desafíen a los incumbentes, que tenga el músculo (y las neuronas) para no caer presa de los grupos de interés que buscan capturarlo. Que sea capaz de caminar con un gran garrote para castigar a aquellos que ponen en riesgo la confianza sobre la cual se cimentan instituciones como el mercado y la democracia (a propósito, ¿no es tanto o más escandalosa la colusión o falta de competencia en el plano político que en el de los remedios?). Que sea también capaz de ofrecer las zanahorias apropiadas si con ello es capaz romper carteles que desean fijar precios o de sindicatos que buscan elevar las barreras de entrada a los desempleados.

Lamentablemente -o afortunadamente- la crisis bancaria o el episodio de las farmacias nos ha hecho ver a muchos que el mercado no es una institución que sea capaz de volar en piloto automático todo el tiempo. Al igual que los aviones más sofisticados, los pasajeros aún nos sentimos más seguros si existe la posibilidad de intervención humana -ojalá poco frecuente, sólo cuando las condiciones realmente lo requieran-. Sin duda, los que iban en el vuelo que aterrizó de emergencia en el río Hudson, en Nueva York, agradecen haber contado con un capitán muy bien preparado y con capacidad de actuar decididamente. No creo que hayan querido una mano invisible a cargo de los comandos.

¿Colusión o corrupción?

En todo caso, debemos evitar caer en un falso maniqueísmo entre una concepción de economía de mercado con un Estado ojalá reducido a la mínima expresión -que podría ser presa fácil de grupos de interés que buscan coludirse para evitar competir- o un sistema donde el Estado tenga que estar presente en toda actividad (bancos, AFP,  farmacias, transporte público) para asegurar su correcto funcionamiento -que podría ser víctima de la corrupción, especialmente si el sistema político tampoco es suficientemente competitivo-. 

Las experiencias del colapso de los socialismos reales a fines de los ochenta y de lo que parece ser el actual colapso de los capitalismos salvajes debieran de hacernos pensar en que una solución intermedia -un mercado fuerte y competitivo, adecuadamente supervisado por un Estado también fuerte y competitivo- no sólo es posible, sino deseable. Si bien la economía de mercado está fundada en el interés propio, su esencia es la libertad de acceso y la competencia. Lo anterior no se puede dar gratuitamente. Debemos tener un conjunto de reglas -y alguien que las haga cumplir- que eviten que degenere en una ley de la selva, donde sólo los poderosos sobreviven. No existe institución más democrática, y que sea menos respetuosa de la elite, que un mercado verdaderamente libre.

Capitalismo 2.0

Si el colapso de las instituciones financieras gigantescas sólo se ha podido resolver con el dinero de los contribuyentes (el gobierno americano ha comprometido hasta ahora US$ 12,8 trillones en el rescate financiero, lo que equivale al 90% del PIB del 2008, o a más de US$ 42.000 por cada hombre, mujer o niño de ese país), parece justo que se requiera reforzar la regulación para evitar que este tipo de crisis vuelva a repetirse.
Si las cadenas de farmacias se han puesto de acuerdo en sus precios o los bancos no parecen estar dispuestos a facilitar el financiamiento a empresas, el Estado no sólo tiene el derecho sino el deber de buscar incrementar la competencia, promoviendo la entrada de nuevos jugadores, sean supermercados o cajas de compensación.

Así como las puntocom tuvieron un resurgimiento que se conoció como web 2.0, caracterizado por una mayor colaboración y participación entre sus usuarios, es el momento que hagamos lo mismo con el capitalismo. Un capitalismo 2.0 no sólo requiere de la mano fuerte y visible de un Estado competente (y competitivo en la elección de sus autoridades), sino también de una mayor participación de nosotros, sus usuarios, que exijamos verdadera competencia y transparencia para evitar mercados enfermos. Al final, la luz del día resulta ser el mejor desinfectante.

 

Noticias Marzo 23, 2009

El perfil profesional que viene

elpais. Los ‘cazatalentos’ ven una “nueva escala de valores” en los candidatos. Crisis. Crisis. ¡Crisis! Sin duda, se trata de una de las palabras más repetidas en los últimos meses. “La paradoja es que cuanto más se habla de ella, más inmovilidad genera, sobre todo porque suele orientar a los interlocutores a pensar en cuestiones que escapan de su control”, afirma Marta Romo, socia de la consultora InnoPersonas, especializada en acelerar los procesos de innovación en la gestión de las personas. “Al poner la atención en lo incierto, el miedo y la preocupación empiezan a cobrar un protagonismo paralizante y, en ocasiones, destructivo”. Así, “pensar y hablar en términos de crisis supone un desgaste de tiempo y energía completamente inútil e innecesario”, añade Romo, autora de La mujer líder (Planeta). Eso sí, “lenta y progresivamente, cada vez más directivos están viendo la situación económica actual como una oportunidad para hacer crecer y evolucionar a sus empresas”, sostiene. Para lograrlo, “es necesario apostar por una formación que incluya y potencie el autoconocimiento y el desarrollo personal de los ejecutivos”. No en vano, “la cultura organizacional de cualquier compañía, así como sus resultados de satisfacción emocional y bienestar económico, suele ser un reflejo muy fiel de la mentalidad de la mayoría de los miembros que forman parte de una empresa”.

Por Borja Vilaseca.

 

De ahí que “uno de los cambios más profundos vaya a producirse en el área de la selección de colaboradores, mandos intermedios y altos directivos”, señala Romo. Y concluye: “Para redireccionar la función de las organizaciones en la sociedad actual, no queda más remedio que recuperar los valores y principios que posibilitan saciar las verdaderas necesidades humanas de forma coherente, eficaz y sostenible”.

En esta misma línea reflexiona Paco Muro, director de la consultora de recursos humanos Otto Walter. “La mediocridad y la docilidad de los colaboradores ya no está permitida”, afirma el autor de El pez que no quiso evolucionar (Empresa Activa). “Ahora se necesitan personas autónomas y con iniciativa, lo suficientemente valientes para decir lo que piensan y proponer nuevas soluciones a los problemas que venimos arrastrando en los últimos años”.

En opinión de Muro, “las habilidades técnicas y las aptitudes profesionales ya no son lo más importante; ahora lo que se busca son las competencias emocionales, lideradas por la actitud positiva y proactiva”. De ahí que “en vez de valorarse solamente las titulaciones académicas y la experiencia profesional, también se aprecia cada vez más que los candidatos atesoren otro tipo de bagaje, como puede ser la formación emocional y la colaboración en proyectos solidarios”, señala Muro. Y concluye: “A la hora de seleccionar, no hay nada más atractivo que una persona esté bien consigo misma y traiga la motivación y el entusiasmo de casa”.

Lo cierto es que “para que los colaboradores puedan aportar su granito de arena en la organización, se requiere un cambio de mentalidad de los mandos intermedios”, más conocidos como jefes. Así lo afirma Alfredo Santos, director general del área de búsqueda y selección de la consultora Hudson. “La visión rígida y cortoplacista orientada al resultado tiene que ser sustituida por otra más flexible y a medio plazo, que permita construir relaciones laborales basadas en el respeto, la interdependencia y la confianza”, añade. “Los jefes de hoy ya no pueden mandar pensando en sus deseos y expectativas, sino que han de aprender a servir, empatizando con las necesidades de sus colaboradores”, concluye Santos.

Como no podía ser de otra manera, los cambios también están afectando a la cima de las organizaciones. “Más allá de gestionar, lo que se busca, y casi desesperadamente, es la habilidad de liderar, es decir, de inspirar proyectos basados en el cambio permanente, de manera que se extienda la cultura del aprendizaje en toda la organización”, afirma Ignacio Bao, presidente de la firma internacional de cazatalentos para Bao & Partners. “El objetivo es que las personas que lleguen a lo más alto correspondan con dicha posición, lo que se sabe cuando existe una verdadera vocación de servicio y contribución”.

No en vano, “estos altos directivos tienen la enorme responsabilidad de cambiar el paradigma de los negocios, de forma que las empresas impulsen proyectos humanos conscientemente, dejando de lado la especulación, para empezar a generar riqueza real para la población”, señala Bao. “Hoy en día es esencial que el candidato cuente con la inteligencia emocional suficiente para que la firma conquiste el éxito más allá del éxito: lograr que los resultados económicos estén alineados con el bienestar emocional de todos los miembros de la organización, desarrollando productos y servicios que verdaderamente mejoren la calidad de vida de los clientes”.

En opinión de Joaquim Borrás, presidente de ISS Facility Services, “esta nueva escala de valores en la selección es imparable”. Y lo dice por experiencia propia. El comité de dirección de este gigante -integrado por 51 compañías, 31.000 empleados y una facturación de 615 millones de euros- está formado por seis personas, “el denominador común de todas ellas es la eficiencia profesional y la estabilidad emocional”. Y concluye: “Dado que las personas que están arriba marcan la cultura del resto de la organización, es imprescindible que lideren primeramente a través de su propio ejemplo”. –

 

Cuestión de autoestima

“Para cambiar los resultados que obtenemos como empresas hemos de promover un cambio profundo en nuestra manera de pensar”, señala Marta Romo, socia de InnoPersonas. “Sólo así se puede ir más allá de lo que nos es conocido para crear culturas organizacionales a la altura de las exigencias y desafíos que se avecinan”.

Por tanto, “a la hora de contratar a un empleado, sea como colaborador, mando intermedio o directivo, la persona ha de demostrar cierta consciencia, madurez y responsabilidad”. Y “no hay nada que revele más la auténtica inteligencia emocional que conocer en qué basa el candidato su autoestima”. “Existe la denominada autoestima del sabelotodo, que basa su valor como ser humano en contar siempre con las respuestas correctas, poniéndose a la defensiva cada vez que escucha información nueva”. Estos profesionales “suelen estar condenados al estancamiento; difícilmente generarán valor añadido”. Sin embargo, “en el acto de humildad que implica afirmar que no se sabe, está el inicio del desarrollo personal de los profesionales”. Al basar su autoestima en “querer aprender”, se convierten en “verdaderos escépticos, explorando lo que desconocen para dejar de ser lo limitados que creen ser y convertirse en quienes pueden llegar a ser. Así, su creatividad e innovación es ilimitada”. –

 

Noticias Febrero 4, 2009

Suze Orman: mujer, autoestima y riqueza

emol. La exitosa fórmula
de la reina de las finanzas Suze Orman. Sus consejos para enfrentar la crisis económica.
De camarera se transformó en aprendiz de finanzas del Banco Merril
Lynch, y luego en una consejera superventas que ha amasado una fortuna de 25
millones de dólares, y que invitan como panelista de CNN a hablar sobre la
crisis económica. Las recomendaciones de Suze Orman mezclan la sicología con la
economía, porque, como ella dice, “Tienes lo que eres”. Cualquier
mujer puede hacer dinero, asegura, si aprende a gobernar sus emociones
peligrosas: miedo, vergüenza y rabia. Aquí, sus secretos.

Era la típica ñiñita gringa de los 50. Pero en algo era diferente: a la
pequeña Suze las palabras no se le entendían. Creció con malas notas. Igual fue
aceptada en Servicio Social en la Universidad de Illinois, “la carrera más
simple que encontré porque no me dejaron postular para ser médico
neurocirujano”. Debió haberse recibido en 1973 pero jamás pasó el examen
de idiomas. Dejó la universidad sin su título. Terminó despejando de eucaliptus
las carreteras de Berkeley, California, por 3,50 dólares la hora. Así llegó a
su primer empleo serio: camarera en la Buttercup Bakery, donde estuvo seis
años. Y fue desde ahí que la menoscabada niñita de Chicago dio el gran salto.

Mientras servía mesas, se hizo amiga de un
empresario, quien le prestó 50 mil dólares para abrir su propio restaurant. Lo
invirtió en el Banco Merril Lynch y, al poco tiempo, perdió todo. Ese trauma
marcó el principio de su giro mental: Suze decidió que ésa era la última plata
que perdía en su vida. Se inscribió como aprendiz en Merril, logró un empleo y
en pocos años aprendió finanzas. Más y mejor que sus jefes.

En apenas siete años, desde 1980 hasta 1987,
Suze llegó a ser “la superpoderosa Suze Orman”, la mujer que
revolucionó el mundo de los consejos financieros en Estados Unidos, y que
lideró los rankings de best sellers con sus nueve libros traducidos en catorce
idiomas. Partió escribiéndolos quince años después de su debut y recopilan su
enorme experiencia como consejera de inversiones. Su superventas “Los
nueve pasos hacia la libertad económica”, de 2006, vendió tres millones de
copias. Durante once semanas encabezó la lista de best sellers del New York
Times, figuró en los rankings del Wall Street Journal, USA Today y Business
Week.

Al año siguiente, “Mujer y Dinero”
fue otro éxito: casi dos millones de libros vendidos. En 2008, durante el
programa de Oprah Winfrey, Suze anunció que durante 33 horas el texto se podría
bajar gratis de internet. Otro millón y medio de copias en inglés y 50 mil en
castellano aterrizaron en los computadores. Ahora, frente a la crisis mundial,
acaba de publicar “El plan de acción para 2009”, que ya es primero en
la lista de best sellers del New York Times.

La televisión la conoció durante los 90. No
sólo Larry King y Oprah la han invitado a sus célebres programas; desde 2002 Suze
Orman conduce su propio show. La sección estrella, inventada por ella, se llama
“¿Puedo comprármelo?”. Con el tono enérgico que la ha hecho famosa,
la consejera recibe llamadas al aire de telespectadores que exponen su
situación financiera y preguntan si es sensato para ellos invertir. Los casos
más recordados están en YouTube.

Suze Orman ya es una marca en otros países.
Tanto la aplaudieron en Sudáfrica – donde sus presentaciones reunieron a más de
doce mil personas- que terminó montando una filial de su empresa allí. Fue dos
veces a China, pero “no volví porque era frustrante, allá no existen
posibilidades de inversión”.

Desde su casa en San Francisco – tiene
propiedades además en Johannesburg, Fort Lauderdale y Nueva York por siete
millones de dólares- dio en exclusiva sus recomendaciones para enfrentar la
actual crisis. Ellas no son muy distintas a su discurso de los últimos veinte
años: la mujer, dice, tiene en sus manos la capacidad de asegurar su futuro
económico. Sólo que no se ha dado cuenta y una danza de emociones peligrosas le
nublan la mirada.

“Sácate la idea del fracaso de la
cabeza”

A los 58 años, Orman tiene una mirada muy de
avanzada. Vive en Florida desde hace casi diez años con su novia, Kathy Travis.
La pareja proyecta casarse: “Tenemos millones de dólares y nos preocupa,
en caso de muerte de una, que la otra pierda el 50% de esta fortuna en
impuestos. Por eso apoyamos la ley que permite el matrimonio entre personas del
mismo sexo”, ha dicho. Apoyó a Barack Obama y sus causas. No siendo
católica, cree en Dios. Lo homologa con la fuerza que guía las acciones
humanas. Por eso, desde San Francisco contesta simplemente a la pregunta sobre
qué aprendió en sus años de camarera: “Mi juventud fue mi lección de vida.
Si quieres que Dios te ayude, muéstrale tus planes. Yo quería abrir un
restaurante. Al perder mi único capital en Merril Lynch, la vida me apartó de
esa ruta y me arrojó en la correcta: mi carrera en inversiones financieras. No
era mi plan, pero era el plan maestro del universo. Aprendí que el fracaso no
existe. Sácate la idea del fracaso de la cabeza”.

Una de las leyes que enseña es entender que
cada tropiezo es un paso hacia el camino correcto. “Una frustración
necesaria. Si ese tropiezo no hubiera existido, estarías alejándote de tu
destino. Es una ley. Y aprender esta ley es uno de los pasos hacia la libertad
económica, además de ser la número ocho de uno de mis libros: ‘Todo lo que te
pasa es para mejor”‘.

En 1980 debutó como consejera financiera,
tenía 29 años y cientos de clientes. Visualizó que un patrón se repetía: con
sus mismos consejos en iguales circunstancias había gente a la que le iba
siempre bien y otra a la que siempre mal. Concluyó que algunos invertían
felices y seguros: los que ganaban. Y otros con miedo: los que perdían. Así
aprendió que las emociones son determinantes en la ley de hacer dinero.
“Son el obstáculo interno del ser humano para alcanzar la riqueza”.

Tres emociones peligrosas dominan a la mujer y
la alejan de la seguridad económica, asegura Suze: el miedo, la vergüenza y la
rabia. “No hay ninguna diferencia entre lo que tú tienes y lo que tú eres.
La plata es una extensión de tu propia energía: tanto existe a tu haber, tantos
pasos hacia tu libertad personal has dado en tu vida. Al dinero hay que respetarlo:
hasta hoy yo me agacho en Manhattan para recoger un centavo de dólar. No puedes
pretender ser rica si andas con los billetes todos arrugados, los bolsillos
repletos de monedas sueltas o si tienes una chequera en caos. Sé inmediatamente
cuando una persona tiene problemas en su tarjeta de crédito: basta mirar su
auto lleno de latas de bebida o su clóset desordenado. Una casa con la pintura
descascarada y las murallas sucias me revela mucho más de una cuenta bancaria
que la declaración de impuestos”.

– ¿Cómo se dominan estas emociones?

– Si pierdes tu trabajo o tu negocio, en lugar
de rebelarte, avergonzarte o caer en el pánico, lucha como guerrera para
conseguir otro. Si consigues uno que no está a tu altura, agradécelo. Trabaja
gratis si es necesario, pero sigue luchando. Saca de tu mente el fracaso y el
miedo. Los empleadores contratan a quienes se sienten poderosos y a los que no
tienen miedo de caerse de nuevo, no a los dueños de excelentes currículos.
Prefieren a los que se obsesionan y se enamoran de su meta. Si te sientes
poderoso, ese poder se nota. Yo soy poderosa. Sigue. Cada paso, aunque te
resbales cien veces, te acerca a tu meta. Es una ley indiscutible. Y agradece
siempre.

– Otro gran tema económico suyo es la
generosidad.

– La única manera para que una persona reciba
los dones que merece es abriendo su mano. Nos aferrarnos a lo que tenemos,
cerramos los puños. Si tú das, tu mano abierta recibirá la riqueza que te
mereces. Acostúmbrate a dar una vez al mes.

La riqueza de las mujeres

Para Suze Orman es importante que las mujeres
actuales no sigan entregando un mensaje equivocado sobre el dinero a las
generaciones que vienen. Porque esta experta financiera ve una disfuncionalidad
entre el mundo femenino y el dinero. “Los hombres no la sufren. Ellos
piden aumento de sueldo sin vergüenza, ganan millones sin culpa y gastan con
placer. Manejan sus emociones a la hora de generar riqueza. La mayoría de
nosotras no tiene idea”, dice Suze, quien aclara que no es ni será nunca
una feminista. “Por eso mis consejos los escuchan también cientos de
hombres’. El embarazarse y tener hijos marcó indeleblemente al sexo femenino y
le enseñó erradamente que su rol era sólo cuidar a los demás, asegura.
“Nunca antes en la historia tuvimos contacto directo con el dinero.
Entonces, cualquier riqueza que acumulemos, lo destinamos a nuestros hijos,
maridos, o padres. Hay mujeres de 65 años que dieron todo y el marido las deja.
Y todos sus ahorros se fueron en la familia”.

Orman convirtió su carrera en cruzada cuando
reflexionó que, si alguien no levantaba una voz, las mujeres seguirían
transmitiendo este mensaje disfuncional a sus hijas. “Hoy, en todo el
mundo las mujeres vivimos mucho más que los hombres. Si no empezamos a
relacionarnos sanamente con el dinero, envejeceremos y moriremos pobres”.

Ocho cualidades básicas se deben manejar para
lograr el equilibrio financiero, dice: armonía, equilibrio, valentía,
generosidad, felicidad, limpieza, sabiduría y belleza. Si falta alguna, no
tendremos riqueza “porque están interconectadas y ninguna funciona sin la
otra. Son cualidades simples. Hay que pensar en la vida como en una gran rueda
que gira y cada una de ellas es un palito de esa rueda. La vida consiste en
armarla sólidamente y después dejarla rodar. El dinero fluirá. Pero nada da
frutos en un ambiente caótico. Suena esotérico, pero es una verdad
aterrizada”. Y agrega una frase que, para ella, es vital: “Sin
autoestima, no hay valores netos”. En inglés es un juego de palabras: No
self worth, no net worth.

Los pasos para enfrentar la crisis

Y, al hablar de las maneras para enfrentar
este 2009 de crisis, Suze Orman es enfática. Para ella, la regla principal es
“Hacer lo correcto en lugar de hacer lo fácil”. Eso significa, dice,
renunciar a restaurantes, a cambiar el auto y a viajes en caso de necesidad.
“Si uno se casa, olvidarse de la gran fiesta. No renovar el vestuario y
prescindir de la segunda nana, pasarse al bando de los modestos en las
invitaciones y reemplazar los fines de semana en el spa de lujo por un asado
entre amigos. Endeudarse sería la solución fácil y de ella hay que
escapar”.

El segundo gran consejo de Orman es jamás
correr a hacer lo que los demás dicen. Sobre todo, si uno no entiende los
consejos, por muy simples que sean. “Es común realizar inversiones, mover
las platas de banco a banco o sacarlas de fondos mutuos y depósitos sólo porque
el papá, el marido o el amigo lo aconsejó. Las mujeres estamos entrenadas a
seguir consejos. Confía sólo en tu juicio y tu intuición’.

El tercero es aprender a leer las propias
emociones. “Antes de invertir, de pedir un empleo, de comprar una casa,
escúchate. Nadie más que tú sabe. Esa es otra ley. No nos damos crédito porque
llevamos siglos de escuchar a otros. Hemos sido como menores de edad en lo que
al dinero se refiere”.

El cuarto es no olvidar que se es poderosa.
“Ésta no es una cuestión de soberbia. La persona poderosa lo sabe en su
interior. Sabe que es el mejor candidato, el que mejor lo hará. Y los demás lo
perciben”.

– ¿Cómo tiene todo tan claro?

– Porque este año cumpliré 58 y sigo
aprendiendo. Cada vez que me he caído, me he recogido yo misma del suelo y
nunca he aceptado el fracaso. Hasta ahora sigo convencida de que cada desastre
personal es una oportunidad para la prosperidad y que cada contrariedad no es
más que la desviación hacia tu propio camino. No te olvides que, cuando era una
pobre camarera, perdí los únicos 50 mil dólares que me habían prestado y me
quedé con cero. Y hoy todos conocen mi fortuna.


María
Cristina Jurado..

Noticias Diciembre 19, 2008

Alec Oxenford reflexiona sobre la crisis financiera

 

Adaptación
Rápida: La Clave del Éxito para los Emprendedores durante los Próximos Tiempos

digitalec. Estas
son mis reflexiones sobre el impacto de la crisis financiera global en la
gestión de los entrepreneurs y en la estrategia para sus start-ups. Baso mis
opiniones en información que he recogido después de leer varios documentos sobre la
crisis y después de conversar con muchas personas (economistas, banqueros,
gente común y otros). Sin embargo esto sigue siendo básicamente una opinión
personal y puedo estar totalmente equivocado…

El
contexto global cambió radicalmente.
Durante el último mes se dieron cambios fundamentales de paradigma que
tendrán efecto global y que condicionarán el funcionamiento y la creación de
start ups en el mundo posiblemente por
algunos años.

Cómo
los dinosaurios, quienes no se adapten al nuevo contexto, perecerán.

La
explosión de la crisis financiera en el mundo causada originalmente por las
hipotecas incobrables en el sistema financiero mundial está impactando el valor de las acciones y
los títulos en todo el mundo, pero también ya ha contagiado a la economía real.
El mundo va camino a una fuerte desaceleración de la economía, serios problemas
de crédito, caída fuerte en los precios de los activos (viviendas, commodities,
acciones, etc) y con un stock de deuda acumulado enorme.

Muchos
sectores ya notan la caída. La venta de equipos de telefonía celular ha caído
por primera vez en años. Los mercados
publicitarios es USA está cayendo fuertemente.

Los
tiempos que se vienen tienen muchas implicaciones:

Se secarán los mercados de capitales por un
tiempo, haciendo muy difícil el financiamiento para start-ups con deficit de
caja

La actividad de M&A bajará fuertemente

Las rondas de financiamiento serán por
montos menores

Las valuaciones serán más bajas

Caerá
el número de IPOs

Este puede ser sólo el comienzo de un ciclo
económico negativo. De recesión global generalizada

Este tipo de ciclos puede durar varios
años. Según Sequoia (VC de Silicon Valley) estos ciclos pueden durar 15 años.

Una recuperación “V Shape” es poco
probable.

La
mejor estrategia:

Foco en supervivencia

Por el momento se suspende la carrera
competitiva

El contexto sólo se encargará de los
competidores que no se adapten

Si el start-up no es rentable, acelerar
fuertemente las acciones tendientes a la rentabilidad

Bajar costos como sea

Variabilizar todo lo posible

Lo que está en juego es todo lo construído
hasta el momento

Suspender las inversiones que no sean
totalmente necesarias

Preservar la caja a toda costa. “Cash is
King”

Reducir riesgos por donde se pueda

PR será clave. Es efectivo y barato.

Las inversiones en Marketing pueden bajarse
fuertemente.

Asegurate que tu producto funciona

No es necesario desarrollar funcionalidad
nueva

Los más rápidos en adaptarse sacarán una
ventaja competitiva

Asegurate de tener entre 1 y 2 años de caja
en el banco. Menos es muuuy risgoso.

Re-presupuesta todos los gastos y todos los
ingresos. El mundo cambió.

Si no sientes que puedes manejar el barco
en esta tormenta, lo mejor es que busques un capitán que sí lo pueda hacer.

Estos
serán tiempos duros, pero para quienes sepan manejarse, habrá oportunidades y
finalmente, los mercados, las valuaciones y los exits volverán. Como siempre lo
hacen. Pero sólo volverán para quienes hayan sobrevivido a las pruebas y puedan
seguir jugando el fascinante juego de ser entrepreneur…

Abrazo
& nos vemos en el juego 😉