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cultura

Noticias Junio 21, 2010

Video Zimbardo: Percepción del Tiempo y Cultura

Philip G. Zimbardo (en wikipedia) es un importante investigador del comportamiento, reconocido a nivel mundial por sus trabajos en psicología social, en especial por liderar el famoso experimento de la cárcel de Stanford en 1971. En uno de sus últimos libros, La paradoja del tiempo, analiza las diferentes perspectivas del tiempo que tenemos tanto a nivel individual como grupal. Algunos enfocados en el pasado, otros en el presente y otros en el futuro, y esta perspectiva temporal, no sólo influyen en nuestro comportamiento sino también en nuestro idioma, en nuestra cultura en general y nos da características distintivas como grupo, como sociedad y como nación.

verovera78  http://bitacoradeperspectivas.wordpre…  http://twitter.com/verovera78

via:@piscitelli @dreig  


Links Recomendados:
http://www.thetimeparadox.com/
http://www.cognitivemedia.co.uk/wp/?p…
http://projects.rsablogs.org.uk/2010/…
http://www.thersa.org/events/vision/v…

Noticias Agosto 15, 2008

Factor Humano en la mira

Nuevamente las personas, el
equipo, “LA” cultura. Se ha avanzado en instalar el fenómeno humano en la
agenda de todo proceso organizacional y empresarial, pero aún queda mucho por
alcanzar una interpretación más integral del fenómeno y especialmente la
capacidad efectiva de conducir procesos de cambio o consolidación al interior
de las empresas, superando los empates políticos, la improvisación y el agobio,
especialmente superar el dogma que con “incentivos correctos” todo fluye. 

El Factor Humano en la Mira

americaeconomia. Cuando Jürgen Schrempp y
Robert Eaton, presidentes de la alemana Daimler-Benz y la estadounidense
Chrysler, respectivamente, se dieron la mano para anunciar la fusión entre
ambas compañías en 1998, pocos imaginaron que nueve años después esta operación
terminaría con pérdidas millonarias, despidos de trabajadores y, finalmente, la
separación de ambas compañías. Pero así fue precisamente como terminó el
matrimonio automotriz más publicitado de la historia y todo por “subestimar la
importancia de los recursos humanos”, dice Daniel Nadborny, director de
Fusiones y Adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés) de la consultora
Mercer para América Latina. Por  Daniela Cid Mayorga

El experto argentino
asegura que, a pesar de la globalización, casos como el de Daimler-Benz y
Chrysler abundan en el mundo de las M&A. Sin dar nombres, recuerda el caso
del proceso de adquisición de una empresa familiar latinoamericana por parte de
una compañía estadounidense, que aplicaba prácticas tan estandarizadas que
resultaron algo chocantes para los miembros de la compañía latinoamericana,
acostumbrados por años a una estructura organizacional paternalista. ¿Qué
prácticas eran esas? “Comunicar todo en inglés, a través de emails o por vía
telefónica”, dice Nadborny entre risas. Detalles que aunque resultan algo
absurdos, destaca el experto de Mercer, pueden traducirse en notorias bajas en
la productividad, desmotivación y, lo que es peor, renuncias por parte de
ejecutivos talentosos.

Así lo confirma un estudio
realizado en conjunto por las consultoras Marsh, Mercer y Kroll, y The
Economist Intelligence Unit denominado: “M&A tras fronteras: Oportunidades
y Riesgos”. La investigación, en la que se consultó a 670 ejecutivos senior de
todo el mundo por “los desafíos más significativos que han enfrentado durante
un proceso de fusión y adquisición” arrojó resultados que podrían resultar
sorpendentes: del total de ejecutivos consultados, un 50% respondió que los
problemas más difíciles de superar en un proceso de M&A eran las
diferencias culturales en la organización.

Un 35% de los ejecutivos
mencionó la integración del capital humano, un 16% destacó la falta de
compromiso de los empleados, y un 16%, las falencias en la retención del
liderazgo. “Quizá la conclusión más interesante es que son los propios
directivos de las compañías los que se están dando cuenta de que dentro de los
temas relevantes para tener éxito en una fusión o adquisición, cuatro están
relacionados con los recursos humanos”, destaca el experto de Mercer.

“Hace 10 años este no era
un tema al que se le prestara mucha atención”, agrega Nadborny, tras destacar
que las compañías latinoamericanas recién están comenzando a incluir el tema
del capital humano al realizar el estudio previo a una fusión o adquisición,
conocido como due dilligence. Sin embargo, como no se trata de una
tendencia generalizada aún, el experto argentino recomienda a las compañías
multilatinas estar alertas a cada detalle durante un proceso de este tipo.
Principalmente si se considera que los procesos de integración de empresas son
cada vez más frecuentes en la región.

Según datos del servicio de
información especializada en M&A, DealWatch Latin America (del cual AméricaEconomía
es uno de sus socios), sólo en 2007 se registraron 871 operaciones de
M&A por un volumen total de US$ 111.000 millones. Una cifra notoriamente
mayor a la de 2006, cuando se registraron 591 operaciones de este tipo, por un
valor total de US$ 86.000 millones y a la de 2005, cuando se cerraron sólo 400 operaciones
de M&A, por un valor de US$ 33.000 millones (ver Nuevos
récords

Junto con considerar que
para 2008 las expectativas en torno a las fusiones y adquisiciones apuntan en
la misma dirección de 2007, el estudio de la consultora Mercer advierte que
entre el 60% y 70% de las transacciones podría no lograr sus objetivos
estratégicos y financieros si no se toma en cuenta el llamado factor humano. Y
la razón se debe a que temas como la cultura organizacional, la retención de
talentos y la comunicación corporativa afectan directamente a la productividad
y, consecuentemente, a los resultados financieros de las empresas.

¿Qué hacer entonces frente
a procesos que resultan cada vez más complejos? Nadborny recomienda que durante
el período de transición los ejecutivos reparen en detalles básicos como
preferir la comunicación cara a cara en lugar de hacerlo por vía telefónica o
mail, informarse apropiadamente sobre las diferencias culturales y de visión
del mundo cuando se llega a países que no se conoce completamente, rediseñar o
redefinir las estructuras organizacionales para provocar en los trabajadores
comportamientos que permitan mantener las metas del negocio, retener a los
líderes más talentosos a través de estímulos monetarios para premiar su
fidelidad a la empresa y evitar las duplicidades que se dan, por ejemplo,
cuando dos ejecutivos quedan en un mismo cargo tras el proceso de M&A de
dos firmas del mismo rubro.

En este último caso,
Nadborny sugiere especialmente “esforzarse por conocer tanto la propia
organización como la empresa que se está comprando para tratar de establecer
sinergias y complementar lo mejor de los dos mundos”. Siempre va a ser bueno
que haya empresas con prácticas de M&A que sean competitivas y exitosas,
explica el experto de Mercer, quien aunque reconoce que la mayor parte de las
multilatinas muestran cierto retraso, “este ya no es tan grande como antes”,
precisa. A fin de cuentas, destaca, “es una buena noticia que nuestras mejores
empresas quieran seguir creciendo y representarnos bien en el resto del mundo”.

Más información
M&A tras fronteras: Oportunidades y Riesgos, informe de
Marsh, Mercer y Kroll, y The Economist Intelligence Unit (en PDF)

 

Noticias Junio 7, 2008

La máquina memética

quepasa. Nuestro columnista se adentra en las tierras de Darwin -a raíz del reportaje de la semana pasada en Qué Pasa- a través de la obra de Richard Dawkins. No sólo habla de “genes”: se adentra en los “memes”: para conseguirme una invitación a la Fundación Ciencia y Evolución -reporteada por Qué Pasa la semana anterior- vaya esta columna. Retomaremos lo que escribió ahí Alvaro Fischer: en 1976, el biólogo Richard Dawkins (en wikipedia) escribió El Gen Egoísta. Así reafirmó y profundizó -con ciencia moderna y lujo de ejemplos – el concepto original de Darwin, que explica cómo el proceso inevitable de la evolución biológica se basa en la competencia de genes que se reproducen, mutan, y luego experimentan un proceso de selección natural que facilita la perpetuación de aquellos más aptos para sobrevivir y reproducirse en un determinado medio ambiente. Por Mario Waissbluth

Sus siguientes libros -tales como El Ciego Fabricante de Relojes y Escalando la Montaña Improbable- están dedicados a demostrar que los aspectos más increíbles de la naturaleza -como la estructura del ojo, la forma insólita de una telaraña, o ciertas infernales avispas que inyectan sus larvas en otros insectos para que se los coman vivos por dentro a la velocidad precisa para que no mueran hasta el momento de emerger- no obedecen al gran diseño de un “relojero creador” ni a una fuerza divina, como afirman los creacionistas, sino que son el inevitable -y sin propósito (purpose-less)- resultado del proceso de mutación y selección natural.

Para rematar, en 2006 Dawkins escribió The God Delusion. Este texto incluso provee una explicación genética para la masiva tendencia a la religiosidad. Dawkins lo culmina dándole un bellísimo sentido a la vida… sin aferrarse de la religión. Si de ateísmo se trata, ésta es la cereza del pastel. Mayor razón para que los religiosos lo lean: si su fe resiste este cañonazo, resistirá cualquier cosa.

Para aquellos ateos y agnósticos que en torno a estos temas gustan enredarse en combates retóricos con los ultrarreligiosos, la bibliografía clave, aunque algo densa, la provee el filósofo Hubert Schleichert, que escribió en 2001 el libro Cómo discutir con un fundamentalista sin perder la razón. Introducción al pensamiento subversivo. Para estimular el apetito, mire esta frasecita, que data del siglo XVI: “Después de indagar mucho sobre qué es un hereje, no he encontrado sino esto: damos el nombre de hereje a todos los que no están de acuerdo con nuestra opinión. Eso se muestra en que no hay una secta que no considere herética al resto”.

Casi un pie de página de las obras de Dawkins, fue el concepto de “meme”, paralelo al de “gene”.

Los “memes” habrían surgido cuando las incipientes facultades imitativas del Homo Habilis, exclusivas de esa especie, proveyeron una ventaja de supervivencia. El Diccionario Oxford define “meme: un elemento de una cultura que se transmite por medios no genéticos, especialmente por la imitación”.

La palabra “vaca” (no la vaca) es un meme; la Biblia es un meme complejo (memeplex); pintarse los labios es un meme erótico; decorarse la frente con un punto rojo es un meme hindú.

El concepto ha sido profundizado por muchos autores y -con controversias- ya se habla de una ciencia memética, paralela a la genética.

Dawkins señaló una paradoja. De aquí a 300 años, vanidoso lector, sólo quedará una diez millonésima parte de sus rasgos genéticos -físicos o mentales- diluida en sus descendientes. Sin embargo, si usted genera un “meme” que perdure y se retransmita -como la Quinta Sinfonía, por ejemplo-, este sobrevivirá prácticamente inmodificado.

Memes y genes son “replicantes”, a los que se aplica una suerte de teoría darwinista universal. Variación, selección y replicación son los tres factores comunes a ambos, y son la fuente básica de las explicaciones biológicas y culturales. A muchos les resulta difícil digerir que no hay más, pues les cuestiona el sentido de su existencia; no hay un gran diseño oculto ni un diseñador. Ponga un caldo de cultivo adecuado, libere en él algunos genes o memes que se replican, que en el proceso de replicación a veces mutan, y que compiten por recursos del medio ambiente – natural o cultural – para sobrevivir, y obtendrá un proceso evolutivo de impredecibles consecuencias. Rudo digerirlo, ¿no?

Genes y memes no evolucionan con “sentido de progreso”, no evolucionan con sentido alguno. Si al mutar se generan genes o memes de mayor probabilidad de reproducción, con el correr del tiempo esos constituirán la población predominante, sean éstos “buenos” -como los bacilos del yogur- o “malos” como el virus del Sida, de acuerdo a algún punto de vista. Hay coevolución de genes que se agrupan porque juntos (en un antílope o una bacteria) sobreviven y se transmiten mejor. A veces hay coevolución de memes que agrupados se transmiten mejor (en Don Quijote o Condorito). También hay coevolución de genes y memes, cuando surge la capacidad de imitación -la capacidad genética para copiar memes- en el hombre ancestral. Esto aumenta la supervivencia, lo cual convierte las habilidades imitatorias en una fuente de atractivo para la pareja, y así sucesivamente.

Los memes viajan a través de generaciones, y también se reproducen horizontalmente. En algunos casos se transforman en “manías instantáneas”, como algunas modas juveniles, episodios de terror colectivo o el nazismo. Con internet, la velocidad de transmisión de chistes buenos o regulares aumenta pasmosamente.

Los memes son los “virus” de la mente, benignos, malignos, o neutrales. Necesitan cerebros para replicarse, mutar y retransmitirse. Columnistas como Carlos Peña o Alfredo Jocelyn-Holt o su servidor posiblemente tengamos infección memética aguda, de pronóstico reservado.

Aquellos memes que sobreviven y, por su atractivo, son transmitidos más frecuentemente, se desarrollan. Pero la gran mayoría se extingue. Esto que escribo será probablemente un meme al borde de la extinción en pocas semanas, aunque tal vez, si perdura en este disco duro o en el servidor de algún sitio web, alguien lo rescate en 20 años más, como si hubiera sido un gen almacenado a -40º C.

En 1999, Susan Blackmore escribió La Máquina Memética que, como el lector ya sospechará, somos nosotros, los humanos. Al escribir estas líneas, la máquina memética Mario está gestando leves mutaciones y facilitando la reproducción de memes de Dawkins, Schleichert y Blackmore. Con la misma demoledora lógica que Dawkins usó 23 años antes, ella construyó bases fundacionales de la “memética” y la utilizó para explicar, de maneras que a veces fascinan y otras aterran, el nacimiento y evolución del lenguaje, las actitudes sexuales modernas, por qué nos cuesta tanto parar de pensar o de hablar (o escribir), el concepto de altruismo, y las religiones, entre otras manifestaciones del ser humano.

Para dejarlo a uno insomne, termina incluso demostrando que el concepto del “yo”, ese animalito interno que es nuestra “conciencia”, que solemos ubicar por ahí detrás de nuestros ojos, y que nos da nuestra sensación de libre albedrío, no es más que una ilusión generada por la co-evolución de genes y memes para optimizar su replicación.

Leer estos provocadores libros es una aventura. Que este meme le aproveche. Si le gusta, lo distribuirá, contribuyendo a su reproducción. Si lo borra del computador o tira la revista, contribuirá a su piadosa extinción.