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Noticias Marzo 8, 2009

Fernando Flores y Terry Winograd reinventaron la informática

 

Flores & Winograd.jpg

elmercurio. Francisco Varela fue el que comenzó todo. En
el otoño de 1977, Terry Winograd asistió a una de sus conferencias.

– ¿Cómo le está yendo a Fernando en Stanford? le preguntó esa vez Varela.
Winograd no entendió
– ¿Fernando quién?
Fernando Flores, insistió
Varela. Está en el Departamento de Computación.

– No. Yo trabajo en el Departamento de
Computación, voy a todas las reuniones y ahí no hay ningún Fernando, repuso el
norteamericano.

Winograd quedó intrigado, así que apenas
volvió a Stanford buscó a su supuesto colega. Efectivamente, Fernando Flores tenía una oficina en el Departamento
de Computación. Nunca se habían topado, porque el chileno, que venía saliendo
de la cárcel, estaba dedicado a reunir a su familia, y aún no se había
integrado a sus funciones en la universidad.

El padre de los computadores del
futuro

elmercurio.Terry Winograd es el mentor que ha movido silenciosamente los hilos del
desarrollo tecnológico.
Cuando la revista Fortune le preguntó a Larry
Page cuál había sido el consejo más valioso que había recibido, el cofundador y
director de Google aludió a quien fuera su tutor en la Universidad de Stanford.
Page intentaba escoger un tema de investigación entre las diez alternativas que
se le habían ocurrido. Fue su director el que zanjó el asunto al hacerle saber
que una de ellas, que tenía que ver con la estructura de links de la web
“parecía una muy buena idea”. El consejo le valió 112.54 billones de
dólares: el proyecto nunca llegó a transformarse en tesis, pero se convirtió en
Google. Y el primer hombre que supo apreciar el potencial que tenía esa
intuición en bruto se llama Terry Winograd y en este momento intenta abrir la
puerta de su oficina mientras balancea una taza de café.

Winograd es como una buena ciudad: una de esas
que por alguna misteriosa razón permite que pasen cosas. Que la gente precisa
se encuentre en el momento adecuado. A él le interesan las interacciones.
“Construir puentes es una metáfora interesante. Mi filosofía es que la
gente aprenderá más y trabajará mejor si está conversando con personas que
tengan una perspectiva diferente, estableciendo conexiones, mirando las cosas
desde distintos ángulos”, dice mientras toma su café a sorbos largos y
simétricos.

No sólo los encuentros humanos. Es la
interacción entre el hombre y el computador lo que constituye su área de
estudios en el Departamento de Computación de Stanford. Paradójicamente, llegó
a enfocarse en eso producto de uno de estos cruces. Porque el director del
Programa de Diseño de Software de esta prestigiosa universidad antes hacía algo
completamente distinto. Trabajaba en inteligencia artificial, intentando hacer
que los computadores hablaran como personas. Y fue un encuentro con un chileno
el que lo sacó de eso.

FRANCISCO VARELA fue el que comenzó todo. En
el otoño de 1977, Terry Winograd asistió a una de sus conferencias.

– ¿Cómo le está yendo a Fernando en Stanford? le preguntó esa vez Varela.

Winograd no entendió

– ¿Fernando quién?

Fernando Flores, insistió
Varela. Está en el Departamento de Computación.

– No. Yo trabajo en el Departamento de
Computación, voy a todas las reuniones y ahí no hay ningún Fernando, repuso el
norteamericano.

Winograd quedó intrigado, así que apenas
volvió a Stanford buscó a su supuesto colega. Efectivamente, Fernando Flores tenía una oficina en el Departamento
de Computación. Nunca se habían topado, porque el chileno, que venía saliendo
de la cárcel, estaba dedicado a reunir a su familia, y aún no se había
integrado a sus funciones en la universidad. “El hecho de que hubiera
estado en el mismo edificio que yo durante meses y que no lo hubiera conocido
fue una completa sorpresa”, ríe mostrando los dientes, que son tan blancos
como su pelo y sus zapatillas.

Deja su taza de café sobre la mesa, donde se
equilibran varias otras que ya fueron ocupadas. Su oficina está atiborrada de
libros: en las paredes, sobre las mesas, en el suelo, debajo de un plato usado.
“Errar es humano. Para realmente echar a perder las cosas se necesita un
computador”, se lee en un cuadro que cuelga de uno de los muros.

“La primera impresión que tuve al conocer
a Flores fue: ‘Aquí hay alguien que está realmente pensando, que de verdad está
buscando una perspectiva diferente a la del resto del mundo’. Él estaba en el
Departamento de Computación, pero cuando hablaba de computadores no usaba el
mismo lenguaje. Entonces sentí que iba a aprender algo diferente hablando con
este tipo”, recuerda.

De ese encuentro nació Action Technologies,
una compañía dedicada al desarrollo de software, y un libro que ha sido
traducido al español con el título de Hacia la comprensión de la informática y
la cognición: Nuevos fundamentos para el diseño.

Con él, contribuyeron a echar por tierra los
cimientos que guiaron la investigación computacional hasta los años 80. El
paradigma, hasta ese momento, era como sacado de 2001 Odisea del Espacio.
Máquinas que imitaban, igualaban y excedían la inteligencia humana. El reino de
HAL 9000, el mítico computador de Kubrick, o el de Wall-E, donde el instrumento
deja de ser instrumento y se transforma en protagonista.

Dieron vuelta las cosas. Establecieron que
había que dejar de intentar que los computadores imitaran a las personas, y que
en lo que había que fijarse era en cómo éstos afectaban nuestra vida y
experiencia. Al poner la vista en cómo el hombre se relaciona con las máquinas,
abrieron un espacio para que éstas dejaran de ser entendidas como un fin en sí mismo
y recuperaran su condición de herramientas. Y en ese momento dejaron de ser
buen material para películas de ciencia ficción: se volvieron útiles. Los
aparatos con pretensiones divinas dieron paso a tecnología
“invisible”, que de tan fluida parece desaparecer en las manos de
quien la ocupa.

FUE TODO UN QUIEBRE para Winograd. Él había
comenzado su carrera a fines de los años 60, en el laboratorio de inteligencia
artificial del MIT, donde sacó su doctorado. Era la época de oro: ahí
investigaba Marvin Minsky, uno de los padres de la disciplina, y el gobierno
destinaba recursos ilimitados para el desarrollo científico, sin exigir
aplicaciones militares como ocurre hoy.

“Estaba la sensación de que podíamos
jugar. Y como el objetivo era producir inteligencia humana, los temas eran
cosas como para niños. O sea: ‘¿Puedes tomar estos cubos y moverlos? ¿Puedes
contestar estas preguntas de este cuento infantil? Entonces era muy juguetón,
un ambiente juguetón high-tech, parecido al que tenemos aquí en Silicon Valley”,
dice sonriendo.

“Era emocionante. Ahí estaba el futuro y
todos nosotros íbamos a ser los pioneros”. Su trabajo consistía en hacer
que los computadores ocuparan y entendieran el lenguaje natural. Y lo logró, al
menos en parte. Para su tesis doctoral diseñó un programa, conocido como
SHRDLU, que simulaba un robot, el cual aceptaba instrucciones en inglés:
“Encuentra un bloque más alto que el que estás sujetando y ponlo en la
caja”, por ejemplo. Incluso, podía responder verbalmente: “No sé cuál
es”.

El éxito del proyecto le valió un lugar en la
historia de la inteligencia artificial. Sin embargo, cuando intentó ampliar el
universo mental del robot, que hasta ese momento se restringía a un mundo de
bloques, comenzaron los problemas. Al agregar más palabras y conceptos, la
ambigüedad natural del idioma se volvió una barrera insuperable. En esa época
Winograd ya había dejado el MIT y trabajaba en Stanford y en Xerox PARC, la
afamada compañía de innovación y desarrollo en Palo Alto.

Poco a poco comenzó a desilusionarse. Winograd
quería hacer que los computadores utilizaran lenguaje para volverlos más
eficientes y fáciles de usar. “Me di cuenta de que eso no iba a pasar si
yo seguía intentando que éstos fueran como personas”, explica. Se puso a
leer a Martin Heidegger y a Humberto Maturana. Comenzó a asistir a unas
conferencias en la universidad de Berkeley, encabezadas por John Searle, autor
de una de las críticas más famosas a la inteligencia artificial. Un par de años
después, cuando apareció Fernando Flores en
su vida, ya no había vuelta atrás: computadores para que mejoren la vida del
hombre; no para que la imiten.

EN EL PROGRAMA que dirige en Stanford, el
científico ha realizado trabajos colaborativos en algo que se conoce como
“computación ubicua”, un área que parte del supuesto de que en unos
años más, los computadores van a estar en todos lados.

“Partiendo de eso, la pregunta que sigue
es: ¿Cómo se ha de sentir eso? Es decir, si por todos lados hubiera cosas tan
difíciles de usar como tu ordenador la vida sería imposible. Entonces la idea
básica, que desarrolló Mark Weiser y John Seely Brown en Xerox, es ésta: cómo
diseñar un ambiente donde los computadores sean parte del fondo, pero donde tú
no necesitas prestarles atención. Que simplemente estén ahí haciendo lo que
tengan que hacer”, explica.

Cuando se le pregunta cómo estaremos
interactuando con computadores en diez años más, suspira: “Esa siempre es
una buena pregunta porque en diez años uno nunca sabe lo que va a pasar (se
ríe). Pero bueno, creo que podrías usar la frase ‘fuera del escritorio’. El
mundo de las aplicaciones, o de los computadores portátiles, va a crecer más y
más. Entonces estaremos menos enfocados en nuestro computador que está sobre la
mesa”.

Predice que también el mundo de los input y
los output, o de los medios por los que entra y sale información al computador,
va a cambiar: “Va a haber más aparatos que reconozcan gestos como
inputs”. Él mismo ha trabajado en eso junto a uno de sus alumnos,
utilizando la vista como un medio para operar un computador. “La manera
natural de atender a algo es mirar. Eso es lo que yo hago en el mundo: yo miro
en distintas direcciones, no muevo mi mano para que algo se me muestre. La
meta, entonces, es cuánto más natural y más fácil podemos llegar a hacer la
interacción con un computador”, afirma.

De nuevo volvemos a las interacciones que él
estudia y también disfruta. La mayor parte de su trabajo ha sido colaborativo.
¿Por qué? “Te diré las dos opiniones que tengo de mí: la buena y la mala.
La primera se ve, por ejemplo, en lo que pasó con Fernando: me entusiasmo
cuando veo a alguien que está interesado en las mismas cosas que yo pero que
las ve desde una perspectiva diferente. Encuentro que eso es desafiante. La
otra cara es que yo tiendo a ser intelectualmente pasivo. Me encanta pensar, me
encantan las ideas, pero no me gusta ir afuera y venderlas. No tengo ese fuego
en la guata que tienen las personas que creen que van a lograr que las cosas
ocurran, que tienen algo que los guía, que saben lo que quieren y que buscan
cambiar el mundo. Yo pienso que tiendo a aliarme con esta gente porque me doy
cuenta de que puedo contribuir con mi pensamiento, pero sin tener que estar
haciendo eso yo mismo”.

Aquí en Silicon Valley tiene campo de sobra:
por algo dice que si estuviéramos en el Renacimiento, esto sería Florencia. Y
ahí habría estado Winograd.


Andrea Muñoz Hinrichsen.

Noticias Febrero 3, 2009

Google se sumerge en el océano

 

emol. Navegue por cielo,
mar y tierra.
La nueva versión de Google Earth incluye el relieve
oceánico, imágenes históricas para apreciar cómo ha variado el paisaje y
recorridos virtuales narrados.
Casi no quedan secretos
para Google Earth. La aventura que comenzó hace dos años y medio deleitó con
las vistas satelitales del relieve terrestre. Luego subió la vista a las
alturas para mostrarnos el cielo con Google Sky. Ni siquiera la Luna y Marte se
escaparon de la curiosa ambición de querer otear lo desconocido. Ayer fue el
turno de los océanos, que constituyen casi el 80% de la superficie terrestre.
La nueva versión de Google Earth (la 5.0) permite sumergirse en los mares y
conocer el relieve marino, en un esfuerzo que requirió dos años de trabajo y la
colaboración de 80 organismos. Alexis Ibarra

La nueva versión también ha añadido otras características
como la posibilidad de ver imágenes históricas de un mismo sitio y, así,
conocer los cambios que ha sufrido en el tiempo.

Además, se han añadido nuevas y mejores imágenes
tridimensionales de Marte y los usuarios ahora podrán grabar recorridos 3D por
los lugares que han visitado, ponerles su voz y guardarlos para ser vistos
posteriormente.

El nuevo Google Earth está disponible en 40 idiomas y se
descarga gratuitamente.

Recorridos virtuales

¿Viajó al desierto de Atacama y ahora quiere recordar cada
paso de su recorrido? ¡Hágalo con Google Earth!

Presione el icono de la cámara (llamado Touring) y
aparecerán unos controles de grabación. Con el botón rojo grabará el recorrido
que defina en el mapa, mientras que el icono de un micrófono le permitirá
añadir su voz.

El trayecto quedará grabado para que lo vea con sus amigos,
pero también podrá enviarlo por correo electrónico a sus contactos.

Buceando como Cousteau

Silvia Earle, una galardonada oceanógrafa ya en retiro, se
acercó al ideólogo de Google Earth, John Hanke y lo felicitó por su creación:
“Has hecho un excelente trabajo con lo seco, pero ¿qué pasa con el agua?”

Comenzaron a trabajar hombro con hombro para que la gente
sepa “que las montañas no se terminan en la playa”, dijo Earle a The
New York Time.

Así nació Ocean una característica que permite sumergirse
en las profundidades. Vaya a Google Earth y haga clic sobre la capa Ocean.
Luego, navegue bajo el mar. No todo está mapeado. Actualmente se puede ver el
5% de la superficie marina y el 1% de las áreas protegidas.

Además, aparecerá información de más de 20 instituciones
con fotografías y videos. Marcadas con iconos apreciará los lugares donde hay
barcos hundidos, videos de Jacques Cousteau, contenidos de National Geographic,
información de boyas marinas o de los mejores lugares para practicar deportes
acuáticos, entre otros.

¡Cómo has cambiado!

Navegue en Google Earth y deténgase en un lugar de su
interés. Presione el ícono de Imágenes Históricas (un reloj) y una línea de
tiempo le permitirá viajar en el tiempo. Lo hicimos con Costanera Center y
vimos cómo había avanzado la construcción: desde un sitio eriazo, pasando por
las primeras excavaciones, hasta llegar a la construcción. También es útil para
ver los cambios en glaciares o la destrucción de los bosques.

Noticias Septiembre 29, 2008

Red Social Bligoo en Club E Network

Es un orgullo ver a
Paolo Colonello, uno de los fundadores y líder de Bligoo, entrevistado en la Red de Emprendimiento Norteamericana Club E
Network
, apreciendo hoy en portada del sitio. La entrevista la hizo Ingrid
Vanderveldt, quien también ha entrevistado a personajes como Guy Kawasaki o
Hugh Hefner. La conversación gira en torno del desarrollo de la red social y plataforma de blogs Bligoo y
lo que Paolo y su equipo han aprendido haciéndolo. Incluye el aspecto de ser la
primera empresa de América Latina con un acuerdo con Google para distribuir
publicidad en los sitios.

Noticias Agosto 18, 2008

Bill Gates: Google no existe en los mercados en que actuamos

 

latercera. A
más de un mes de haberse retirado de Microsoft, Bill Gates habla de su salida,
dice que Google ha sido exitoso en un solo negocio y que no ha puesto en
peligro a su compañía y cuenta cómo cambiará su vida al dejar la mayor empresa
de software del mundo. El 27 de junio pasado Bill Gates renunció a las
responsabilidades de tiempo completo que le exigía su cargo en Microsoft, la
compañía de software que fundó con Paul Allen en 1975, para colaborar de lleno
en la Fundación Bill y Melinda Gates, abocada a temas de salud y educación. En
esta entrevista, Gates (52 años) habla de sus años en Microsoft, la competencia
con Google y su nuevo rol a tiempo parcial en la compañía.

Al remontarse a los
últimos 30 años o más, ¿cómo evalúa sus logros?

Lo que ha pasado me
parece casi mágico. Soñamos con una industria del software y con herramientas
que le otorgarían mayor poder a las personas, y el computador personal lo ha
logrado. Actualmente tenemos una industria del software gigantesca que no
existía hace 30 años. Hay mil millones de personas que usan un computador
personal en forma regular y la variedad de usos que presta es espectacular.

Cuando la gente habla de los
computadores personales, piensa particularmente en la productividad.

Puede ser, pero pienso en los no videntes que antes tenían que esperar que
los textos fueran impresos en sistema Braille y que ahora pueden navegar por
internet en búsqueda de la información más reciente. En las escuelas, los niños
aprenden más fácilmente gracias al computador. En el trabajo, diseñar un
documento ya no constituye una tarea tediosa. Vemos productos elaborados en
forma digital y su costo y tiempo de producción son totalmente diferentes en la
actualidad. Y Microsoft es el centro de esta revolución que ha visto software
instalados en computadores personales, teléfonos celulares, aparatos de
televisión y automóviles. Microsoft ha colaborado para que miles de compañías
que pertenecen a esta industria crezcan a partir de la plataforma creada por
nosotros.

“No cambiaría nada”

¿Se arrepiente de algo?
Por supuesto. Puedo mirar hacia atrás y pensar en algunas personas que
contraté, en algunos momentos en que actué ingenuamente, en algunas compras que
realizamos o en otras cosas que pudimos haber lanzado antes al mercado. Pero no
cambiaría nada, porque ha sido un sueño cumplido haber sido capaz de jugar un
rol tan importante. Aprendimos en el trayecto, incluso de nuestros errores,
porque fuimos la primera compañía que creyó en el computador personal. La
industria completa se ha expandido alrededor de nuestro sistema operativo
Basic, luego con MS-DOS y, finalmente, Windows.

Pero hoy el PC no es el centro de todo.
Estoy hablando de software, no del PC, ese increíble objeto gracias a la cual
internet emergió. No deberíamos ver menospreciar el rol del PC, pero lo que
aquí hay es un tema de softwares. Gracias al software hemos revolucionado
la TV, la forma en como manejamos nuestros autos, y cómo usamos el teléfono
celular.

Su visión se está volviendo una
realidad.

Pudimos prever algunas cosas, algunas de las cuales han sido
realizadas, y otras que se completarán en los próximos 20 años. Los avances
serán continuos. El reconocimiento de voz, la tinta digital y las pizarras de
trabajo inteligentes aún no existen, salvo en el centro de desarrollo de
Microsoft. Vaya allá y dirá “¡Esto es grandioso!”. Aún es algo
oneroso y todavía no tiene mucha aplicación, pero es sólo una cuestión de
tiempo.

¿Cuánto tiempo?
Ya estamos viendo resultados: Microsoft Surface para pantallas táctiles, 3D con
Nintendo. Con el software Tell Me, Ud. puede preguntar oralmente un número al
aparato telefónico. Pero pasará otra década hasta que estas nuevas interfaces
se vuelvan comunes. En EE.UU. los doctores ya están usando una PC Tablet
(computador ultra-portátil equipado con lápiz electrónico) para tomar sus
apuntes.

¿Y qué aplicaciones prevé para estas
nuevas interfaces más allá del mundo profesional?

Todavía no hemos alcanzado el punto en que todos los estudiantes, en lugar de
llevar estos libros caros, antiguos y pesados, puedan usar una PC Tablet para
tomar apuntes en clase, escribir y navegar por internet. Pero cada mañana nos
levantamos preguntándonos qué clase de hardware y software necesitamos para que
esto suceda. Siempre hemos pensado en las PC Tablets para los estudiantes. Esto
tomará tiempo; se deberán adaptar programas y contar con el apoyo de los
profesores. Mi hija va a un colegio que usa este tipo de implementos desde hace
siete años.

“No estamos en peligro”

Su ambiente competitivo ha cambiado en
30 años. ¿Google es la mayor transformación que ha tenido que enfrentar
Microsoft?

No. Esto es como la elección presidencial de EE.UU.: se supone que cada nueva
elección es la más importante en la historia norteamericana. Y esto es normal,
se desea entusiasmar a la gente, darles la sensación de que se trata de un
momento crucial. Hemos pasado por muchos momentos cruciales en Microsoft. Hemos
superado muchos desafíos y eso es una de las cosas buenas en esta industria: es
fácil comenzar su propia empresa de software, porque con el volumen generado
por las plataformas de Microsoft usted puede vender sus productos a un costo
muy bajo, y puesto que posee un gran volumen, se puede permitir mayores
esfuerzos de desarrollo.

Esto significa también mayor
competencia.

Es usual ver a estas nuevas compañías aparecer en escena con soluciones muy
especializadas o con ideas radicales. Muchas de estas empresas fracasan, pero
otras se las arreglan bastante bien. La competencia siempre ha sido fuerte.
Microsoft está presente en un rango de mercados muy diferentes: bases de datos
de sistema, teléfonos, juegos de video. No tenemos un competidor único,
sino que dentro de Microsoft cada grupo sabe qué debe hacer y por qué su
trabajo dará como resultado un progreso enorme.

Puede ser así, pero esta vez se
enfrenta con Google, que está poniendo en peligro su modelo económico.

No, no es así. Mire los negocios donde somos activos: software de sistemas,
bases de datos, servicios de mensajería electrónica profesional. Google no
existe realmente en estos mercados. En realidad, su éxito se basa en una sola
cosa: los enlaces patrocinados en su motor de búsqueda. Han hecho una labor
espectacular, son los líderes, pero espero que la gente desee competencia en
esa área, pues tenemos un equipo brillante que viene a trabajar cada mañana con
la idea de crear algo mejor. Por ahora, Google domina el mercado,
especialmente en Francia, donde posee más del 90% del mercado.

¿Puede rivalizar con Google en este
mercado?

Deseamos invertir y ofrecer ideas nuevas. Hoy las búsquedas en internet
resultan en enlaces ofrecidos. Los usuarios de internet no desean enlaces,
desean respuestas. Se puede mejorar aún más la tecnología. En cuanto al resto,
Google no ha logrado imponerse en los mercados en que estamos nosotros, pero
pueden ingresar a ellos gracias a los beneficios de la búsqueda en internet.