Fernando Flores en la Conferencia de Cierre del Programa de Diseño y Liderazgo, que la Fundación Mercator realizó en Enero 1992, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile. Se han cumplido 20 años de esa charla y es francamente impresionante, lo actual de su discurso, del espíritu y de los horizontes que ahí plantea. Una verdadera joya de pensamiento, una convocatoria de unidad en una época en que Chile se esforzaba por rencontrarse como país y re-conectarse al mundo del que había estado marginado. Es un lujo verdadero que agradezco sinceramente haber sido testigo presencial de esa conversación histórica y de ese proceso para cientos de jóvenes chilenos que comenzábamos nuestra vida como ciudadanos y como profesionales. Quedará para la historia de Chile el aporte que hizo Fernando Flores y la Fundación Mercator al país y a esa generación de jóvenes.
Fernando Flores en
su blog nos comparte una serie de artículos que permiten hacer un panorama
inicial de las raíces y evolución de la disciplina de coaching. En
mi experiencia, el descubrimiento de
(1) haber alineado las dimensiones de lenguaje, historia y biología para
comprender y construir con seres humanos, pero al mismo tiempo tuvo la agudeza
de (2) proyectarlo en las organizaciones, compañías de talla mundial como IBM o
Cemex, con lo que pasó de enfocarse en individuos y equipos a apoyar procesos
de focalización estratégica, transformación cultural y diseño de procesos de
negocio, con resultados destacados por diversos premios y líderes de opinión
mundial como The Economist, Wired o NYT, entre muchos otros. La otra dimensión
de virtual genialidad, por lo adelantada (diez años antes del PC y veinte antes
de la web), fue (3) el poder que adquiriría la informática en mundo, no como
máquinas de cálculo e información, sino como espacios de diseño
y de redes de conversación: desarrolló con éxito el Coordinador quince años
antes que se masificara el email. Una cuarta dimensión es (4) la comprensión de
la identidad de los seres humanos, basada en el compromiso, como creadores de
historia: aunque la tradición condiciona en parte el futuro, permite descubrir
posibilidades de cambio en la sensibilidad a las anomalías y el compromiso en
superarlas. La verdadera vida está en hacerse cargo de los propios intereses e
insatisfacciones, la verdadera realización está en aportar valor a otros seres
humanos, sea como negocio, política, arte o familia. La principal ventaja de Fernando Flores, más que en la profundidad y amplitud de sus descubrimientos
y realizaciones, está en la convicción que los seres humanos cambian y en dejar
cero espacio a la resignación. Queda mucho por profundizar y difundir los
aportes de Fernando Flores, no sólo en coaching sino en comunicación, gestión,
innovación y educación, en fin a una comprensión de los fenómenos humanos en
estos tiempos complejos de cambio y confusión. Sobre todo, recuperar sentido y
compromiso ante la desorientación y la complacencia. Aquí los artículos:
Qué es y qué no es coaching
En términos generales se puede decir que el
coaching es:
– Un proceso confidencial donde todo queda entre el
coach y el cliente;
– Trabajar con personas de éxito para moverlos a
niveles excepcionales, o ayudarlos a tener un crecimiento rápido, aunque
también puede ser utilizado para sobrellevar problemas;
– Una técnica probada para sacar lo mejor del
rendimiento de las personas;
– Un proceso de crecimiento continuo del cliente en
conciencia y responsabilidad;
– Un proceso orientado a la acción y focalizado en
el logro;
– La creencia de que el cliente tiene las
respuestas pero muchas veces no puede verlas;
– Una metodología basada en mirar hacia delante que
construye sobre las habilidades del cliente y asiste al cliente a moverse entre
temas;
– Una relación en el tiempo (a menudo corta, a
medio plazo)
– Más que un consultor que juega un papel de
experto con el cliente para aportar metodología y conocimiento a una situación
particular
Sin embargo, hay veces en las que el coaching se
puede confundir con otras cosas, por lo que a continuación voy a listar algunas
cosas que NO ES el coaching:
– NO ES una terapia donde se trata con personas que
necesitan ayuda para estar emocionalmente sanos;
– NO ES dar consejo o servir como consultorio;
– NO ES un proceso pasivo o de validación;
– NO ES parte de un proceso de retroalimentación,
clasificación, etc.;
– NO ESTA dirigido por la gerencia de una empresa;
– y sobre todo, NO ES acerca del coach
2). Un recorrido por las raíces filosóficas del coaching
En Management Coaching Economía, por Leonardo Ravier: se
dice que el término “coaching” remonta sus orígenes al siglo XV, en la ciudad
húngara de Kocs, situada a unos 70km de Budapest y de Viena. Este
poblado, parada obligada de viajeros, dio origen al nombre de un carruaje
particular denominado “kocsi” (pronunciado “cochi”), que luego se tradujo al
alemán como “kutsche”, al italiano como “cocchio” y al español como “coche”.
Así,
etimológicamente, el término “coach” deriva de un medio de transporte. Y, de
alguna manera, el coaching sirve para transportar a las personas del lugar
donde están hasta el lugar donde desean estar.
El
conductor del carro (o “coach”, sirve de guía para el coaching) facilita el
proceso de desplazamiento del cliente (o “coachee”) pero no decide el rumbo a
seguir.
Las
raíces del coaching en la filosofía antigua
Leonardo
Ravier, en un artículo publicado en Coaching Magazine, define al coaching como “una disciplina
catalizadora del potencial de los seres humanos, el resultado de
interrelaciones espontáneas y evolutivas que, a lo largo del pensamiento
humano, han ido desarrollando lo que hoy empezamos a conocer como coaching y
que sigue en permanente evolución o cambio. Y no constituye un producto deliberado
de un solo ser humano o producción de un grupo específico”.
Así,
a lo largo de la historia, filósofos de diversas corrientes de pensamiento han
aportado al desarrollo de la disciplina.
La
mayéutica socrática es, quizá, el primer antecedente. Sócrates, a través de
preguntas reveladoras, orientaba a sus interlocutores en la búsqueda de la
“verdad”, exponiendo las bases de sus falsas creencias.
Así,
los diálogos platónicos, basados en una secuencia de preguntas y respuestas
entre lo que podríamos llamar “coach” y “coachee”, constituyen un antecedente
del método del coaching.
Todavía
en la antigua Grecia, la ética aristotélica, basada en la búsqueda de la felicidad,
sigue siendo la gran motivación que subyace a las sesiones de coaching.
Las
raíces del coaching en la filosofía moderna y contemporánea
En
la época moderna, el método fenomenológico de Edmund Husserl, el pensamiento
existencialista de Jean Paul Sartre y la psicología humanista terminan de
moldear las bases filosóficas del coaching.
La
capacidad de tomar conciencia sobre lo que nos ocurre y el planteo de un
proyecto de vida es inherente a la reflexión desarrollada en una sesión de
coaching, que como material de análisis debe ser tratada libre de censuras y
prejuicios.
3). Las correintes contemporáneas del coaching
Los
aportes constructivistas a la filosofía del lenguaje han sentado las bases del
“coaching ontológico” (literalmente “entrenamiento del ser para su re-diseño”),
que considera al lenguaje como un determinante fundamental de nuestro ser y
hacer.
Los
nombres más resonantes de esta corriente son Werner Erhard Maturana, Fernando
Flores, Echeverría y Olalla.
El
coaching también ha recibido una importante influencia desde la psicología del
deporte a través del trabajo de Timothy Gallwey, quien desarrolló una metodología
de entrenamiento denominada “The inner game” (el juego interior).
Este
puede ser el ejemplo más claro de cómo el deporte pudo influir en las técnicas
de coaching o bien cómo el coaching aporta el concepto de juego interno, como
condición de desarrollo de las acciones externas.
Así,
sobre estas bases filosóficas y metodológicas, desde la década del ‘80, el
coaching se ha difundido mundialmente como profesión, adquiriendo una identidad
propia y las áreas de incumbencia que hoy conocemos: life coaching (coaching
personal), executive coaching (coaching ejecutivo) y corporate coaching
(coaching organizational o business coaching).
En
definitiva, si bien sus raíces se remontan muchos cientos de años en el pasado,
el coaching como disciplina autónoma es relativamente novedoso y se encuentra
en constante evolución.
4) Las corrientes actuales del “coaching”
jgarteizf.wordpress.com.
Una vez tenemos clara la función del “coach” y las influencias que ha recibido
de la filosofía y la psicología, ahora sería interesante conocer las tres
líneas que más han aportado al coaching, alguna de las cuales puede seguir
vuestro “coach“.
Estas
corrientes se pueden catalogar según sus fundadores, el país donde han surgido
y su filosofía. Así tenemos el Coaching Norteamericano, cuyo fundador fue
Thomas Leonard; el Coaching Europeo o Inglés, cuyo fundador fue Timothy Gallwey
y Jhon Whitmore; y el Coaching Sudamericano u Ontológico cuyo fundador fue
Fernando Flores, Rafael Echevarria y Julio Olalla.
El
Coaching Estadounidense cuenta con una de las comunidades de coaches más
grande del mundo, Coach Ville. La metodología utilizada con este sistema tan
pragmático incentiva la autoestima, motiva a la acción y pone a prueba a sus
clientes a través de nuevos desafíos.
El
Coaching Europeo pone el énfasis en el ser humano, en su potencial
interior y en la capacidad de elección de una vida mejor. Es clara la
influencia de la Psicología Humanista; la influencia de Timothy Gallwey, autor
del libro “The inner game”, el cual indica que “el juego interior” tiene lugar
en la mente del jugador, y juega contra los obstáculos del miedo y la desconfianza
de uno mismo; y de Jhon Whitmore, para quien el coaching consiste en liberar el
potencial de una persona para incrementar al máximo el desempeño de la misma.
El
Coaching Sudamericano u Ontológico es el “entrenamiento del ser”.
Explica al ser humano como un ser intrínsecamente lingüístico, donde las
conversaciones son la clave para entender cómo somos los seres humanos. La
Ontología del Lenguaje de Rafael Echevarría está basada fundamentalmente en
trabajos previos desarrollados por Fernando Flores, Humberto Maturana,
Niestzche, Heidegger, Wittgestein y Jhon R. Searle.
He comentado muchas veces el afecto y admiración que tengo por el senador y filósofo Fernando Flores. Esta vez vale la pena mencionarlo ante la recuperación que hace en su blog del artículo que escribió hace trece años con el fallecido biólogo Francisco Varela, Educación y Transformación Preparemos a Chile para el Siglo XXI.
Es un precioso trabajo de esos con la sencillez y profundidad de las
cosas bien hechas, que en reducidas páginas derrocha solidez teórica,
una lírica épica que encanta y moviliza, una aguda visión de lo que
cuenta realmente en educación, situado en el contexto económico y
existencial de este inicio de milenio, y también de los desafíos de
desarrollo, unidad y orientación que requiere nuestro Chile (aunque
tiene un valor de sobra universal más allá de las fronteras de nuestro
país). Nos sitúa en los nuevos mapas que necesitamos para explorar este
nuevo universo que emerge, para no perdernos en la obsolescencia de la
burocracia ni en el sinsentido de la hiperflexibilidad, para
construirnos como seres flexibles pero auténticos y solidarios, agentes
de transformación. La matriz de los mapas la componen una nueva
apropiación práctica de la biología de las emociones, el lenguaje que
coordina compromisos e inventa sentidos y la historia de transfondo y
emergente en que nos desenvolvemos. El espíritu que resulta es de amor
y urgencia por un mundo y un país enfrentado a desafíos tan tenebrosos
como atrayentes. Agradezco la compañía y el soporte que he encontrado
al revisitar innumerables veces este documento.
(Fernando Flores y Francisco Varela con el actor y dramaturgo Oscar Castro en Paris)