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Noticias Julio 23, 2006

Chile, ansiedad y vino tinto

…o la carrera por ser full equipo

Chile siempre hemos sido un país aspiracional, más allá del esfuerzo de diferenciarnos entre los ABC1, C2C3, etc. Esta misma obsesión chilena por cumplir con esa diferenciación de marketing es una manifestación de este vacío en el alma que nos impide asumirnos en quienes somos y siempre estar aspirando a “ser alguien”. Nacimos aspiracionales, desde los españoles que nos conquistaron, que buscaban “ser” el noble que soñaban, hasta los actuales grupos emergentes de profesionales y comerciantes que se desviven por cambiar el auto, disfrazar la casa de georgean o viajar a Buenos Aires. La elite chilena ha promovido siempre este aspiracionismo, sólo que vestido de exclusividad aristocrática, pero con la misma dependencia emocional en la búsqueda de ser alguien, aunque “en el mundo”, world class. La elite chilena nació atraída por el sueño de algún parentesco noble en la metrópolis europea, luego avanzado el siglo XIX, se afrancesó, para convertirse en los ingleses de Sudamérica al iniciar el Siglo XX. Uno de los sueños contemporáneos es descender directamente de algún linaje de inmigración europea (una amiga me recordaba que era italiana por los cuatro costados). Más tarde nos hicimos republicanos o fascistas, la revolución cubana llegó de Francia y Bélgica, de la mano de las elites que en los sesenta se doctoraban en lo que se llevaba para “ser alguien”.

El pinochetismo se inventó en EE.UU. desde los cincuenta y el neoliberalismo -estricto o benévolo- también es norteamericano. En ese sentido, siempre estuvimos globalizados, pero como no sabemos quién somos, compramos el paquete completo, como el buen alumno que es todo aspiracionista.

En el plano intelectual, es impresionante lo dominante que es la visión “americana” del desarrollo y lo sorda a cualquier llamado de los modelos exitosos del norte de Europa o de Singapur.

Este aspirar a ser alguien en la vida, desde donde sea que comienza, trae una inmensa ansiedad por correr detrás de las modas del consumo. No hay presupuesto ni tarjetas que resistan ante los infinitos nuevos deberes “de ser” que aparecen cada día. El automóvil, la todo terreno, la segunda casa, el vecindario, el colegio pagado, el viaje a Buenos Aires, Miami o Europa, la moda somellier con equipamiento incluido, el curso de suchi, la churrasquera nueva, la cerámica, el jarrón y la lámpara china, el Tv de plasma.

Este déficit existencial es tan funcional al marketing que la frontera de la cultura, la salud y el espíritu también cedió a su dominio, y se vuelven obligación de consumo. Si eres alternativo, entonces la obligación es algún baile étnico, flamenco, capoeira o árabe.

En la salud, ya no vale cualquier lugar y todo está segmentado para ser. La oferta de intervención estética florece en este vértigo: narices, senos, pómulos, costillas, piernas y todo lo que se deje. El yoga, taichí, pilates, meditación y la literatura de crecimiento personal -desde el Dalai Lama a Paulo Cohelo- también se someten a las novedades exclusivas, saldos temporada y pagos en cuotas.

La ansiedad por el sentido de nuestra existencia ante la inminente finitud de la vida queda olvidada ante esta carrera de consumo y deudas por estar a la altura de lo que debemos ser. Un carnaval de inautenticidad y sometimiento a la masa -aunque esta se disfrace de elite exclusiva.

Aprender a vivir una vida libre, en el profundo sentido de la autenticidad, de estar conscientes de la falta última de sentido de la vida ante la inevitabilidad de la muerte, pero que no deja la vida humana convertida en una planta que sólo hace fotosíntesis, consiste en alcanzar la capacidad de comprometerse apasionadamente con algún valor humano, una preocupación o un anhelo sentido de las personas y persistir en resolverlo.

Consiste menos en la preocupación por quiénes somos y el “éxito” del proyecto, y más en el compromiso con una vida consagrada a resolver una anomalía que hace sufrir a la humanidad, se trate de un compromiso desde la religión, la solidaridad, la cultura, la política o los negocios. Discriminar entre estar comulgando con otra rueda de carreta del marketing o de las ideologías, someterse a un voluntarismo estrecho e inútil, o seguir un compromiso auténtico, sólo lo podremos saber una vez que lo vivamos. No hay garantía de éxito ni de aceptación de los otros.

Ver Identidad y Compromiso

Noticias Mayo 22, 2006

Costos de la Desconfianza

(ampliar foto) “Mantén a tus amigos cerca tuyo, pero mantén aún más cerca a tus enemigos”

La película El Padrino y el libro El Príncipe (texto completo) se han transformado en un icono de celebración de la desconfianza como modo de interacción entre las personas. Muchos de mis amigos políticos, comenzaron constatando situaciones de traición y deslealtad, para terminar encantados por un estilo de relaciones basado en la desconfianza.

La desconfianza como un principio incuestionado de relaciones ha traído dolorosos costos a la vida profesional, política y familiar de muchas personas. El que siempre teme que lo traicionen termina traicionando, para evitar una crónica de una muerte anunciada termina en una profecía autocumplida de destrucción de relaciones, aislamiento y dolor.

El punto es cómo aprender a discriminar cuándo y en quién confiar, y cuándo no hacerlo. Cómo lograr evitar ser paranoico pero tampoco ingenuo. Antes de todo, recordar lo obvio, que no hay recetas.


Primero, establecer el sentido más básico que tenemos acerca de las personas, como seres buenos que buscan hacer el bien, como seres que actúan mal por ignorancia o seres que actúan mal porque actúan inspirados por su propio interés y beneficio, el que buscan alcanzar a cualquier precio. Esto es una interpretación absolutamente relativa porque no se puede establecer realmente las intenciones de las personas como una descripción evidente y sólo podemos deducirlas a partir de su comportamiento. Por lo mismo, se puede argumentar en favor de una u otra intepretación para explicar un mal comportamiento, es decir, como equivocación, error involuntario o mala fe. Pero también es posible dar ejemplos de bondad y altruismo infinitos en personas, lo cual nos impide asegurar que “los seres humanos” son naturalmente buenos o malos. En resumen, se trata de revelar la interpretación que nos domina al considerar las intenciones de los seres humanos, pero para observarla, analizarla y liberarnos de su condicionamiento al considerar el comportamiento ajeno.

Segundo, relativizar lo que mi “mente” me asegura como evidente intencionalidad de otras personas y considerarlo una percepción parcial de lo que alcanzo a considerar, para pedir ayuda a otros con quienes analizar situaciones y acciones, por el simple hecho que dos cabezas piensan más que una. Se trata de confiar en la opinión y las intuiciones de otras personas. En casos extremos, el desconfiado no confía ni en las personas más cercanas de su parentezco. Aunque podría confiar en sus intenciones, no confía en su criterio.

Tercero, avanzar en distinguir las opiniones de los hechos, en las distinciones de la ontología del lenguaje, los juicios de las afirmaciones. Aprender a poner la atención en las acciones que las personas realizan (o dejan de realizar) antes que en sus intenciones. Una persona puede aumentar su confianza en otra a partir de observar repetidas veces actos de cumplimiento. Por el contrario una persona que es confiable puede perder esa confianza si muestra acciones de incumplimiento. Si me quedo en considerar mis opiniones sobre las intenciones de los otros puedo desconfiar aún cuando una persona ha sido completamente cumplidora conmigo en sus acciones y confiar en las intenciones de otra persona que no ha cumplido en sus acciones.

Cuarto, declarar la confianza y la desconfianza. Es cierto que hay personas que reptidas veces actúan mal desde nuestro punto de vista, como incumpliendo, diciendo cosas molestas o inconvenientes para nosotros, porque las descubrimos haciendo comentarios negativos o insinceros con otras personas, o porque no nos gusta algo de su presencia que no podemos determinar. Una oportunidad de superar esa desconfianza es declararla y conversar de ella. es posible que la situación empeore porque la otra persona rompa en un estado de desconfianza y odiosidad, pero también existe la oportunidad de conversar d elo que le ocurre a ambos y hacer compromisos sobre la relación en el futuro juntos, en que se cuiden criterios básicos de comportamiento mutuo, como declarar las insatisfacciones, los desacuerdos, las nuevas desconfianzas y descubrir a terceras personas que hacen comentarios en privado.

Quinto, considerar la lealtad. Lo anterior es reafirmado cuando existe un sentido mutuo de compromiso futuro entre dos o más personas. Llamamos lealtad a ese compromiso y a esa evaluación que hacemos de las otras personas. No tanto porque nos cuidan o no están dispuestas a ser deshonestas con nosotros, porque eso todavía da espacio a la indiferencia, sino porque tenemos una relación basada en que podemos contar con el otro, o los otros, en el futuro. Caminamos hacia el mismo horizonte y compartiremos esfuerzos, fracasos y logros en ese camino. Muchas veces, la ausencia de esas declaraciones de lealtad como compromiso futuro producen juicios de desconfianza ante acciones que las personas hacen despreocupadamente.

La confianza finalmente es el juicio que yo hago de contar con otra persona, en su capacidad, en su honestidad, en su responsabilidad o en su lealtad conmigo. Pero esto nunca es una descripción evidente, sino que una impresión que tengo, por fundada que la considere.

Noticias Abril 15, 2006

Emociones y Estados de Animo

La vida como Lámpara de Aladino



 

En los últimos años, ha
cobrado fuerza la percepción que para las personas y sus relaciones con otros,
en los negocio, en comunidad o en la familia, las emociones juegan un papel
principal.

Un salto importante en esta
percepción, aunque aún insuficientemente entendido, fue la publicación de la Inteligencia
Emocional
. Dio legitimidad a considerar como un ámbito pertinente e
importante al papel de las emociones, especialmente en la vida profesional,
pero la cultura predominante lo volvió a encasillar en la búsqueda y
prescripciones de recetarios formales, lógicos, continuando con el
entendimiento de la inteligencia y el aprendizaje basados en formalidades como
si se tratara de programar un ordenador.

Es cierto que se pueden modificar,
educar, transformar las emociones, pero siguiendo el camino del jardinero
cuidadoso, del artesano sutil, y no a través de manuales parecidos a los que
enseñan el uso de una licuadora.

Las emociones se cultivan,
se entrenan, se desarrollan, porque se trata de hábitos, no de componentes
intercambiables. Se trata de hábitos en el modo de reaccionar físicamente ante
los eventos de la vida diaria, pero también de hábitos que condicionan una
actitud predominante ante la vida en general. Se manifiestan en las emociones
que emergen predominantemente ante un evento sorpresivo positivo o negativo,
como una buena noticia, un descubrimiento, un anuncio, un accidente o una
sorpresa.

Pero también se expresan en
lo que solemos llamar el carácter, ese perfil emocional que nos muestra
optimistas o melancólicos, perspicaces o reflexivos, acogedores o distantes. Como
un rasgo que nos caracteriza. Hacerse conscientes y observar estos rasgos que
predominan en nosotros, nos da alguna libertad para comenzar a modificar los
que nos causan dificultades o nos impiden vivir una vida más satisfactoria.

Otra dimensión de los
estados emocionales son los discursos que nos embargan también como hábitos que
operan sin nuestra decisión y que no vemos. Porque vivimos en comunidades que
tienen sus tradiciones, nos “contagiamos” sin darnos cuenta de los discursos
que predominan en ellas acerca de nuestro pasado, presente y futuro, y
repetimos inconscientemente explicaciones y expectativas como si fueran
nuestras y originales. Porqué tuvimos ciertos fracasos colectivos, en lo que
somos buenos, en cómo se ve el futuro. Un medio importante de contagiar estados
de ánimo colectivamente son los discursos, las conversaciones, especialmente de
las personas o instituciones con liderazgo, como los políticos, las iglesias,
los medios de comunicación.

Un experto contaba cómo en
una ciudad pequeña y alejada de la capital del país la gente estaba atemorizada
por la delincuencia que ocurría en la gran ciudad a cientos de kilómetros de su
pueblo, sólo porque era lo que veía en el telediario de la noche. Los discursos
de identificación colectiva como las ideologías políticas, la religión, el
nacionalismo e incluso el fútbol, traen aparejadas emociones.

Podemos distinguir entre la
manifestación física de las emociones y su expresión discursiva, pero estas
siempre están juntas y una condiciona a la otra. Para fortalecer un estado de
ánimo o para cambiarlo por otro, tanto la expresión física de las emociones,
como su dimensión discursiva son objeto de cambio, pero un cambio que es sutil
y pausado cuando ocurre por azar y no por diseño. Hay otras manifestaciones
humanas en que se manifiestan los estados de ánimo, que también al cambiar
ellas hacen inflexiones a estos hábitos que son imperceptibles para la mayoría,
como son en general manifestación estéticas, como la música, la moda o la
arquitectura.

Resentimiento: cuánta
vida perdida

Un estado de ánimo histórico,
predominante en nuestra cultura, tanto en emociones reactivas a eventos, como
manifestaciones de un carácter predominante y de discursos compartidos
socialmente es el resentimiento, el cual parte de la ilusión que vinimos al
mundo a ser satisfechos, y que no lograrlo es una injusticia o, por lo menos un
error. Es tan general y profundo, que atraviesa las situaciones objetivas de
cualquier persona de cualquier condición social, económica o de género.

Como la expectativa es que
debiera conseguir todo lo que me imagino y la imaginación es ilimitada, siempre
voy a estar insatisfecho, cosa de lo más común por lo demás, pero la
consecuencia es que lo vivo como un acto de agravio e injusticia de los otros y
de la vida. Lo que hace sufrir, sentirse incompleto en cualquier condición y
especialmente acusador de las malas intenciones y del descuido de los otros por
mi propia existencia.

Una persona resentida se
siente desilusionada de los otros, es incapaz de sentir agradecimiento por la
vida que tiene, no tiene la posibilidad de preguntarse por su propia
responsabilidad en lo que falta, desconfía de las intenciones de los otros, se
vuelve escéptica e irónica ante las esperanzas ajenas, acusa de los descuidos y
faltas a quien se deje, o a quien le quede.

Una persona resentida es
una persona solitaria porque no confía y porque es difícil de soportar para los
amigos, familiares, compañeros de trabajo o jefes.

Es un problema imaginar
que la vida es como una lámpara de Aladino en que uno espera que todo lo que
imagina se vuelve en un deseo que algún genio servicial debiera satisfacer.

No se trata de aceptar las
cosas así simplemente como se nos dan, de sumarnos a ese himno creciente de la
resignación “es lo que hay”. Sino que de ponerse desafíos, buscar más,
pero aceptando como parte de la vida lo que no se da y en cualquier caso
liberar a los otros de la obligación de darnos lo que a nosotros se nos ocurre.

Mejor es aceptar la
realidad de la vida y para lo que no nos guste, comprometernos en cambiarlo, y
entrar en un ciclo de aceptación y búsqueda de cambio que acompañe a la
infinita imaginación de una vida mejor. En ese camino, enojarse, descreerse,
acusar o alejarse, no ayudan a resolver las propias insatisfacciones.

Como aceptamos antes, que las emociones se manifiestan física y
narrativamente, que afectan nuestras reacciones ante las eventualidades de la
vida y también nuestra actitud más predominante ante la vida, pero que antes
que nada, se trata de hábitos, el esfuerzo que necesitamos es descubrir
cuando comienza a manifestarse el estado de ánimo de resentimiento y buscar
emociones que pongan la responsabilidad del cambio en mi mismo antes que en las
culpas de los otros. En otro momento en el futuro, podemos conversar de otros
estados de ánimo.

…Ver: El Monje en el Laboratorio

Noticias Abril 5, 2006

Liderazgo

El liderazgo del Futuro

El mundo de flexibilidad y velocidad que vivimos hace necesario el liderazgo.
Ser jefe depende de la declaración de la autoridad, ser líder depende del reconocimiento del equipo y la comunidad.
El desafío del liderazgo consiste en mantener al equipo y a la comunidad comprometidos con horizontes ambiciosos y abiertos a nuevos desafíos, oportunidades y sucesivas adaptaciones.

Se trata, en el cambio acelerado, de motivar y comprometer a la comunidad a aprender y adoptar nuevas prácticas, explorar, experimentar y cultivar estándares de excelencia, al mismo tiempo que se comprometen con el cumplimiento de los compromisos de la organización.

El liderazgo es más que una suma de técnicas de dirección, administración y control de los equipos, sino que tiene un sentido mucho más creativo, participativo y satisfactorio.

El liderazgo permite realizar con más eficiencia el trabajo en el presente, pero también permite orientar la vida en la apropiación de la tradición, e inventar el futuro en las nuevas oportunidades que trae el cambio.
En cualquier caso, el desafío del liderazgo no es una tarea que un jefe deba desempeñar en solitario sino que la capacidad de motivar a las personas y articular sus principales capacidades.

El valor del líder, más que en desgastarse en intentar hacer y dar respuesta a todo, está en su capacidad de orquestar equipos y redes de colaboración.
Los líderes atisban las posibilidades de futuro y las transforman en oportunidades y amenazas que inspiran a sus comunidades. Con ese horizonte, enfocan sus esfuerzos, constituyen equipos y redes de colaboración, asignan roles y responsabilidades, crean planes de acción y de resultados.

Los líderes movilizan sus equipos hacia el futuro, los comprometen a las adaptaciones y aprendizajes que obliga el cambio, innovan explorando mundos diversos, constituyen redes sociales de colaboración y promueven la identidad del equipo y la comunidad.

Los líderes también recuperan el sentido original de la tarea, vocación y anhelos profundos del equipo, construyen pertenencia a la comunidad y celebran la capacidad de crear de las personas.


Liderazgo

El líder y su equipo: coordinar, enseñar y motivar

Los líderes no trabajan solos, saben que su capacidad depende de articular las capacidades que existen en el equipo y en las redes sociales en que se desenvuelven. No piensan solos, saben que en las conversaciones con otros se inventan las alternativas y oportunidades del futuro.

Los líderes dirigen, orientan y motivan a sus equipos, coordinando compromisos, proponiendo horizontes y abriendo posibilidades para cada integrante del equipo.

Los líderes coordinan a sus equipos, estableciendo roles con responsabilidades a cada integrante, estableciendo compromisos de acción con condiciones explícitas de tiempo y resultados, organizando redes de compromisos entre los integrantes y evaluando el cumplimiento.

Los líderes se comprometen con el desarrollo de sus equipos. En el contexto de cambio acelerado del mundo, se trata que el equipo actualice las competencias técnicas que requiere su trabajo, y fortalecer las capacidades de gestión, coordinación y colaboración al interior del equipo.

Los líderes establecen compromisos de carrera con sus equipos, los evalúan y orientan en el desarrollo de nuevas capacidades.

Los líderes orientan los estados de ánimo de sus equipos hacia la acción. Se trata que el equipo actúe con ambición, responsabilidad y alegría, y conseguir la tonalidad necesaria para disposiciones de serenidad, urgencia, especulación o resolución, cuando ello sea necesario. Las conversaciones de futuro, la cercanía al equipo, la evaluaciones que destacan logros y corrigen deficiencias, y las celebraciones son elementos de motivación del equipo.

Liderazgo

Noticias Noviembre 11, 2005

Qué es emprende.cl

Emprende.cl tiene el propósito de desarrollar espacios de emprendimiento, a través de un trabajo que se basa en la disciplina de comunicación y emprendimiento desarrollada por el filósofo, empresario y senador chileno, Fernando Flores.
La oferta consiste principalmente en cursos centrados en el desarrollo de grupos masivos de emprendedores emergentes que desarrollan negocios con sentido de innovación y conexión al mercado global. El resultado del curso consiste en la creación y crecimiento de negocios, a partir de la innovación en la oferta, la ampliación de clientes, la asociación entre empresarios y la relación con inversionistas.
Como pueden leer en el documento ???Desarrollo de Capacidad Emprendedora???, la capacidad emprendedora consiste en un estilo o cultura que caracteriza a las personas, en sus predisposiciones emocionales, habilidades prácticas y visiones. En el texto utilizo las categorías de ???agente de transformación??? y la capacidad de ???hacer historia??? como lo más sustantivo que caracteriza la capacidad de emprender.
En la experiencia de estos dos años y medio en que he tenido la responsabilidad de dirigir cursos para emprendedores emergentes, alcanzando un número de 1.500 personas, en Arica, Iquique, Santiago, Angol, y pequeñas experiencias en Perú y Bolivia, además de los fundamentos planteados en el documento mencionado, hemos avanzado en enfocar el entrenamiento en cuatro dimensiones:
– La esencia del emprendedor es la capacidad de producir valor a otros seres humanos.
Se trata de seducir a los clientes a partir de la creación de ofertas que producen valor, lo que requiere capacidad de escuchar, tanto a los clientes específicos como al contexto social e histórico en que nos desenvolvemos.
– Desarrollo de sensibilidad y habilidades para desarrollar redes sociales, posicionar identidad, acumular capital financiero y aprendizaje continuo.

Se trata que los emprendedores salgan del aislamiento, se asocien, creen poderes negociadores, masa crítica, que se prestigien como marcas de valor, que se sintonicen con la dimensión financiera de sus negocios como condición necesaria de supervivencia de la empresa, y que desarrollen habilidades para investigar y aprender con rapidez y eficacia.
– Incorporación del mundo de la tecnología.

Se trata de instalar en el centro de la vida de los emprendedores emergentes las posibilidades que trae el un mundo de la red digital planetaria, para hacer negocios, relaciones sociales, crear identidad y aprender. No es una opción, es un aspecto de la era digital, como lo fueron la TV, el automóvil y el petróleo en el siglo pasado. En concreto, hemos utilizado la web como herramienta educativa, el email como modo necesario de comunicación, y el entrenamiento en Linux, con la colaboración de Extremadura, que permite que los participantes, en su mayoría ajenos a la ???era digital???, tengan la experiencia de entrenarse on line desde España, a través de video conferencias y tutoriales en la web. En la actualidad, hemos sumado, a partir de la visión de Fernando Flores en Chile, la fuerza de los weblogs como recurso de posicionamiento en la red.
– Apertura al mundo de las redes de inversiones.

Apertura a los capitalistas ángeles, inversionistas de riesgo, las incubadoras de empresas, potenciadoras de negocio y los fondos públicos, como capital semilla en Chile. Se trata de instalar la necesidad que toda empresa crezca en el tiempo como posibilidad de supervivencia y maduración del negocio. Más importante que los recursos iniciales es la capacidad de articular una oferta de negocio innovadora y diferenciada, con mercado de clientes definido. Más importante que contar con los recursos es contar con emprendedores decididos, responsables y ambiciosos, que se jugarán por el negocio. En concreto, hemos contado con la colaboración de la potenciadora de negocios Octantis, que ha orientado a los emprendedores en el desarrollo de sus modelos de negocio, los planes de negocio, la presentación articulada del negocio, y la relación con redes de inversionistas ángeles. También hemos tenido la colaboración de Fosis, Sercotec y Corfo.
Es importante destacar que la mayoría de los participantes en estos cursos eran ajenos a estos mundos de las redes sociales, la tecnología y las inversiones, lo que abre una esperanza basada en la fuerza de transformación de esta tecnología de emprendimiento. Aunque no todos hacen negocios, claramente hacen un cambio positivo, significativo y práctico para sus vidas y su entorno económico y social.
En próximos artículos ahondaré en cada uno de estos cuatro enunciados. Por ahora, me interesaba, iniciar una conversación en torno de lo que veo que se requiere en países como Chile para desarrollar las empresas emergentes, dado que significan una parte importante de la economía y el empleo, pieza clave en el desarrollo y superación de la pobreza, con proyección de futuro y cuidado del ambiente.
Agradezco al Senador Fernando Flores la oportunidad de crecer, desarrollarme como profesional y desarrollar un trabajo significativo durante estos trece años. También agradezco la colaboración de intituciones como la Junta de Extremadura, Octantis, Corfo, Sercotec, CORDAP, en Chile a laUniversidad Diego Portales (Santiago), Universidad de Tarapacá (Arica), Universidad Arturo Prat (Iquique) y en Bolivia a la Universidad NUR (Bolivia) y Universidad Domingo Sabio (Santa Cruz).

Ver: Emprende Educación
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