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Sensibilidad

Noticias Mayo 1, 2006

Raúl Zurita: otro Chile

Nada como el poeta para pensar-imaginar el país de modo libre, creativo, rebelde, sin contemplaciones, apasionada y amorosamente. Les comparto la entrevista de Raúl Zurita en la Revista del Sábado:

El Mercurio
Raúl Zurita, Poeta: “este es el reino de la tontera”

Criticado por su cercanía al oficialismo, hoy fustiga a los gobiernos de la Concertación y toma distancia del poder. No es que se atreva más porque tiene un Parkinson creciente. Zurita se ha atrevido siempre a decir, a escribir, a hacer lo que se le antoja. Ahora anuncia su último libro, donde dispara contra muchos personajes de la “farándula cultural”, pero dice que ni siquiera los odia.

Zurita no se muere todavía. A pesar de que sería un acto poético redondo morirse ahora, junto con lanzar su último libro Los países muertos, en las próximas semanas. Pero está demasiado vivo para que le resulte la pirueta. Es cierto que tiene Parkinson, que las manos se le ponen rígidas a ratos y parece no controlar ni sus dedos ni sus brazos. Sólo a ratos. La mayor parte del tiempo está muy bien.

Abre la puerta de su casa en Pedro de Valdivia Norte, pone la tetera, prepara
café, prende un cigarro tras otro y los dedos se lo permiten muy bien. Ahí está su notebook, sobre la mesa del comedor, en el que trabaja sin problemas. Escribir a mano le complica más, pero igual a sus poemas les da forma, desde mucho antes, en el computador.

Zurita está sumamente vivo. Sin la rabia que parecía tener en el adelanto del libro que se publicó, donde le dispara a personas de la llamada “farándula cultural”. No hay odio, hay atrevimiento, hay juicios desnudos, hay pasión sin límites. Y lo sorprendente es que todo ­todo, incluso su cuerpo que se está gibando, sus manos tiesas, sus ojos devoradores, sus palabras drásticas y feroces­ está, finalmente, envuelto en poesía.
­
¿Por qué cree que será la última obra?

Es la última obra, porque lo sé. No es que me vaya a morir en tres meses más. Es la última obra porque es mi intento definitivo. Porque independientemente de los años que me esperen, no sé si lograré hacer lo que quiero hacer. Y eso es escribir un poema en los acantilados del norte de Chile.

Ya logró escribir en el cielo de Nueva York y en el desierto chileno, ¿por qué no va a poder ahora?

­­A mí me tocó siempre romper con lo establecido, y me doy cuenta de que el último sueño es mucho más difícil de materializar. A mí también me emociona algo que si no se hace, lo habré visto solamente yo, en mi alma. Y que morirá conmigo. Probablemente los más grandes poemas nunca se van a escribir y van a morir conmigo. Eso tiene una luz muy especial.
­Pero ésa es también una disculpa para no escribir ni realizar.

Continúa:

­Estoy haciendo lo humanamente posible para hacerlo. Han salido cosas en revistas inglesas y alemanas pidiendo apoyo financiero y no sé si alcanzaremos a hacerlo. En la costa norte de Chile hay unos farellones muy grandes, quiero instalar allí, aunque dure poco, dos inmensos paneles, del tamaño de la fachada de un edificio, con doce frases, que dicen lo que me imagino que es todo lo que un ser humano ve en su paso sobre la tierra. Como se ven desde el mar, me imagino que cuando se llega a un territorio, eso es lo que se va a ver. “Verás el poco amor…”. Se va haciendo cada vez más triste.

No se le fue dado tener sueños fáciles y pequeños a este poeta. Lo que está pensando es en una gran obra de ingeniería. Asiente con resignación. “Qué diablo, así como no puedo querer poco”. Quiere que sea la última escena de la película, ésa
que uno sabe que es la última aunque se filme antes. Así es de dramática su trascendencia.

­Toda mi vida ha sido un poco así, nada me ha salido fácil. Es como un sueño que quiero hacer, que no renuncio a hacer, pero al mismo tiempo es tan íntimo…

PIEDRAS DEL CAMINO

Los países muertos es una pequeña parte de un libro que no ha terminado. El libro grande es un monólogo que está escribiendo desde hace como 15 años y que se llama Zurita. Le da pudor cuando lo dice, entonces aclara de inmediato: “Es un fulano, donde de repente me veo yo mismo. Que no lo pasa bien, y que a veces lo pasa
bien, al que uno le habla y le dice cosas pesadas”.

­¿Es la continuación de La vida nueva?

­Sí, es La vida nueva reescrita, pero que se llamaría La vida rompiéndose y haciéndose pedazos. Es como siento que es, un río que arrastra piedras, pero como cualquier ser humano que experimenta su vida, sin aliento, con una pasión que se larga.

­En Los países muertos, usted lanza palabras llenas de ira a varios escritores y críticos…

­No, yo no lo llamaría ira, porque lo que menos tengo es ira. No tengo cálculo. He tratado de no ponerme límites, porque los demás ya te los ponen. Hay un libro que es la Divina comedia, que es un gran tránsito con todos los personajes de la época, algunos están metidos en el infierno… Las personas a los que me refiero son, finalmente, los personajes del poema. El personaje enojado es Uribe, que es como una caricatura. Yo puedo sentir pena, tristeza…

­¿Por qué un poeta de su talla escribe epítetos, a lo menos ofensivos contra esas personas?

­Está dicho con un cierto genio. Son estampas. Como en la Divina comedia, independientemente de los juicios de la sociedad, esos personajes son retratos de tu pasión, no tanto de tu ira. Y por último, es mi poesía. Los tipos tendrían que entender que es un poema, y el poema es el reino de tu libertad. No pueden negarte la posibilidad de poner lo que sientes que tiene que estar allí. Estos personajes en su conjunto, entre los que también voy yo, representan todo un tránsito por lo más entumido, lo más doloroso, también lo más falso de un país por el que estamos atravesando.

“A mí se me encarna esta serie de personajes, por alguna característica, por toda una impostura cultural, una impostura literaria, y los personajes, incluso yo mismo, no son sino pequeñas muestras. Lo principal de los personajes es que van en una travesía, y van mirando cosas, cosas que son muy duras”.

­¿Hay algún personaje de esta travesía que le guste?

­Sí, si alguien pudiera leer con un cierto amor, notaría que el mismo (Diego) Maquieira… Es casi una parodia de cosas que él podría hacer y que ha hecho. Hay otro que llora conmigo. Tiene muchos más matices, que yo espero que se vean cuando se vea todo.

En el desborde

Tiene 56 años. Está en su cuarto matrimonio y tiene muchos hijos, entre los propios y los ajenos, porque los cuenta a todos. No es un tipo fornido, sin embargo la fuerza interior trasunta también por su cuerpo. En otros tiempos, se quemó los ojos para realizar la experiencia de no ver. El ácido no pudo con su vista y ahora lo agradece. Otra vez se cortó la cara, siempre con justificaciones poéticas que en él resultan coherentes. Lo que ha hecho, con asombrosa valentía física, es llevar a su cuerpo a vivir los mismos extremos de sus versos. Y ahora, es el cuerpo el que le cobra. Un día, hace como siete años, estaba firmando libros en algún país latinoamericano, y un comprador que era médico, miró cómo tomaba el lápiz y cómo firmaba. “Usted está con Parkinson”, le dijo. Y Zurita supo que era verdad. Como si lo hubiera estado esperando.

­Esto es fuerte. Pero es el reclamo de amor que me hace el cuerpo. Como el niño que chilla para que te fijes en él. Cada vez que me cuesta mover el brazo o siento un costado más rígido, siento que me dice estamos tan juntos que vamos a morir juntos, entonces dime algo sobre mí… Es fuerte esto, es irreversible y será cada día un poco más… No lo tomo como una tragedia, sino como un reclamo del cuerpo. Tendré que hablar desde allí ahora, porque el cuerpo es tu patria, aunque no te guste. No son las cordilleras o las playas. Son los brazos, las manos, las piernas… Como no soy ningún santo, no estoy obligado a hacer de la desgracia una virtud, pero hay algo en esto que siento que me ha dado una nueva fuerza. Como que te enraíza más, te clava…Te hace más consciente de ti mismo. Y en todo lo que tenga que hacer, esto estará presente. Porque éste es mi territorio nuevo.

­¿Muy distinto al anterior?

­No, pero está presente. Me doy cuenta de que las emociones tienen un costo físico muy grande. ¿Ves cómo está de rígido este brazo? Es porque estoy enteramente involucrado en lo que estoy hablando. Eso es cansador. Pero cuando los días se acaban y me quedo solo con mi mujer, no tengo enfermedad.

­Ahora que está más maduro, ¿sigue siendo el amor de pareja tan importante como lo fue antes?

­En la medida que pasan los años, siento que el amor es más fuerte todavía. Es lo único que nos salva de la angustia de morirse. Es la única barrera contra la muerte. El amor es lo único que te salva de saber que esto es breve. Para mí, que no creo en la otra vida, el amor es la única eternidad que se me da en esta vida. No hay otra.

­¿Es la inspiración también para hacer arte?

­Probablemente la pasión de la poesía, la pasión del arte sean comprometidas por amor. Por eso les digo a los tipos que escriben: hazlo todo, todo lo que tengas que hacer, no te restrinjas por otros, ya vendrán otros a ponerte los límites. Por eso, frente a mis personajes, si sentí la necesidad de hacerlo, lo haré. Si necesito poner ciertas figuras, ciertos nombres, lo haré. No me creo el Mío Cid, tengo los mismos miedos que todos, pero lo que tenga que hacer, lo haré. Curiosamente los personajes de Los países muertos cumplen para mí una función artística.

­¿No le importa herirlos?

­No, la verdad, no. Ni los conozco, personalmente. Son casi abstracciones.

­Son los que lo han criticado mal a usted o los que atacaron a su mujer a propósito de un plagio literario…

­Algunos. No sé si me han atacado a mí, pero en general me parecen muy tontos, y no puedo evitar tener esos malos pensamientos.

­Tiene 56 años y tiene la madurez para acoger la inminencia de la muerte…

­No soporto la madurez. No soporto la lógica de los que dicen “por su lado soy lo suficientemente joven como para tener energía para emprender nuevos proyectos, y lo suficientemente maduro como para tener cautela”. O eres joven o eres viejo. Pero no me resigno a la cosa intermedia. Miro desde la muerte o desde la juventud, desde el medio no es estimulante.

­¿Ahora mira desde la muerte?

­Desde la muerte y desde la juventud. ¡Y Dios me libre si existe la cautela! ¡Dios me libre de los Andrés Velasco y de los ministros de Hacienda! Ellos son la cautela, la madurez. “Somos jóvenes para emprender, pero tenemos experiencia… por lo tanto, hasta por ahí no más”. Estéticamente me parece tan pobre. Nadie puede pintar ni una acuarela con eso, no hay una pasión digna de ser mencionada. La verdad es que, con toda la admiración que le tengo a su obra de juventud, no soporto a los Vargas Llosa. No los tolero.

­Pero es un apasionado…

­Sí… pero al mismo tiempo, es una caricatura del bien pensar. Es un tipo que antepone la razón. A pesar de haber escrito La casa verde, resulta que hoy corre todos los días, se preocupa de su facha y de su inteligencia. Y termina engordando por dentro, eso es lo peor que puede pasar, engordar por dentro. Se le nota en sus artículos, en sus últimos libros. Tiene el cáncer de los que creen que arte y sociedad y poder son compatibles. No son compatibles. El único arte que vale la pena para mí es el arte del desborde, del extremo. Las medianías están en toda la vida. Entonces, que la literatura y la poesía no tengan las medianías que tenemos que soportar en el resto. Es el espacio donde se puede mostrar el infierno o el paraíso.

La razón, por lo tanto, no se puede mezclar con los artistas…
­
­No, me he dado cuenta de que la razón es finalmente de derecha. Los razonables son cada vez más de derecha. Así como están los Vargas Llosa y los Carlos Fuentes, hay otro tipo increíble, maravilloso, que es Saramago. No le ha llegado la razón.

­¿Y a usted?

­Espero que no.

adiós a la concertación

­Las cosas duras, ¿se ven en la literatura o en toda la sociedad?

­La cultura y la literatura son parte de algo mucho más profundo. Lo que a mí me parece una verdadera desgracia. O sea, éste el reino de la impostura, el reino del exitismo fácil, el reino del cálculo, el reino de la tontera. Ellos representan, sin saberlo, un fracaso mucho más hondo. Allí donde todos ven éxito, yo veo fracaso. El fracaso de los sueños, de la solidaridad…

­¿Está asociado a una decepción en los gobiernos de la Concertación?

­Las cosas son siempre más profundas que echarle la culpa a uno o a otro. Yo entendí, hasta hace poco, que había habido una dictadura feroz, que había que pasar de la mejor forma posible de una cosa a la otra. Sin embargo, cada vez me sentía más profundamente aparte, más profundamente ajeno. Creo que pertenezco a esa minoría que cree que el neoliberalismo, el capitalismo, es un páramo donde se mueren millones de millones de vidas que se consumen por cosas que no valen nada. Y que en ese camino, lo único que uno aprendió en la dictadura, que era solidaridad, lealtad, compañerismo, amor, es lo primero que se olvidó.

Continúa: “La dictadura neoliberal es tremenda, porque condena a miles de miles de tipos a consumirse en función de sueños tan pobres. Algún día las tarjetas de crédito, los autos, se nos van a deshacer como polvo en las manos, y nos vamos a dar cuenta de que perdimos la vida, habiendo cosas infinitamente más importantes. Será porque amo tanto este lugar que me siento tan crítico”.

¿Qué le produjo el quiebre?… porque usted había sido agregado cultural en Roma durante el gobierno de Aylwin…

­­Eso fue una buena experiencia. Incluso me sentí orgulloso, venía de un país que había sacado a un dictador y estaba en camino de recuperar la democracia. Hasta que en el período de Lagos, donde él como figura es un tipo impresionante, pero todos los signos y gestos que se dieron fueron muy desalentadores. La obsesión con los empresarios, el abandono de todo lo popular, el hecho mismo ahora de esta alza de las pensiones, claro, lo entiendo como gesto, pero están todos cuidándose para mañana. Cuando hay miles de niños que se mueren y que no han tenido jamás una fiesta, uno sabe que detrás de eso hay una concepción de mundo que abomino profundamente. Gastemos todo, mañana se verá… (Se ríe con gusto).

­Usted es ingeniero y tiene desarrollada la lógica matemática, ¿cómo quiere que nos gastemos todo ahora? Es cierto aquello de “pan para hoy y hambre para mañana?

­A mí eso no me funciona para nada. Lo único que sé es que hay hambre hoy y habrá hambre mañana. Chile es un país que ha vencido la desnutrición crónica y está mucho mejor que muchos otros. Pero yo quiero pan para hoy. Mañana estaremos muertos. Esa señora que está obligada a hacer microtráfico en las poblaciones porque no tiene para comprar leche; están todos obligados una delincuencia menor y los encarcelan, como la señora que acaban de soltar de la cárcel porque tenía cáncer terminal, y que son víctimas, víctimas, víctimas… ¿Cómo es posible que ocurran esas cosas en una sociedad que tiene los ingresos que tiene? ¿Cómo pueden ocurrir esas minitragedias que significan el derrumbe de la vida de una persona? La vida de esa abuela que pillaron haciendo microtráfico es infinitamente más importante que las reservas de 10 años más. Nuestro deber es el pan para hoy. Porque mañana se mueren. Y no tuvieron pan nunca.

­¿Ve alguna esperanza en el gobierno de Bachelet?

­Los gestos de este mes revelan bastante mayor sensibilidad y sintonía, pero sé que el pie de fondo es una concepción económica para mí aberrante, porque atenta contra la vida. Contra las vidas concretas de los desposeídos. Un gobierno no se puede medir por cuán bien están los que están bien, sino por cuán mal están los que están mal. Un gobierno no puede ser exitoso si los que están mal están tan mal. Sigue siendo un fracaso. Las estadísticas siempre esconden genocidio, finalmente. Esconden hornos crematorios. Hay montones de vidas que se hacen pedazos.

Por Margarita Serrano Foto: José Luis Risetti

En internet: lea los versos que Zurita quiere colgar en grandes paneles en el norte de chile
en http://www.elsabado.emol.com

Adelanto

Noticias Abril 23, 2006

Multimedia: revistas electrónicas

Un artículo relacionado al anterior, donde el escritor boliviano Edmundo Paz-Soldán relata los cambios en la industria de las letras a partir de los cambios tecnológicos y el avance d ela era digital:

La Tercera
Opinión: De revistas y sitios web
Edmundo Paz-Soldán

Hace una semana cené en un restaurante peruano de Nueva York con Anderson Tepper, uno de los editores del sitio web de la prestigiosa revista Vanity Fair. Andy me contó, ilusionado, que pronto publicarían en exclusiva un fragmento de Brandenburg Gate, la nueva novela de Henry Porter. Me dijo que ahora vanityfair.com tenía “algo de presupuesto” y me preguntó si no me interesaría escribir algo para el sitio. ¿Algo para el sitio que no saldrá publicado en la revista? Iluso de mí, por supuesto que sí. Entonces descubrí, una vez más, que nada permanece en su sitio durante mucho tiempo.

Al comienzo los periódicos y las grandes revistas norteamericanas (The New Yorker, Vanity Fair, Esquire) observaron el fenómeno de internet con desconfianza. No era para menos: la aparición de un nuevo medio siempre lleva aparejada la predicción de que éste acabará con los medios ya establecidos.

Continúa:

El cine acabará con la novela, la televisión con el cine, internet con todo lo impreso: libros, revistas, periódicos, etc. Más de 10 años después de la aparición de internet, queda claro que aunque hayan cambiado nuestras formas de relacionarnos con la lectura -quizás leemos más que antes, pero más fragmentariamente- y con la escritura -quizás escribimos más que antes, pero textos más casuales, más efímeros, y tenemos menos respeto por los signos ortográficos y nos preocupan menos los errores gramaticales-, hay un espacio para los libros, para las revistas, para los periódicos.

Parte del fin de la desconfianza tiene que ver, también, con el desarrollo de un modelo económico que permite financiar los sitios web de las revistas y los periódicos. Hay cada vez más publicidad en la red, y hay cada vez maneras más sofisticadas de cobrar por esa publicidad: la cantidad de visitas que tiene un sitio influye en el costo de anunciar en dicho sitio.

La aparición de un nuevo medio significa siempre un desplazamiento y reorganización de los medios ya existentes. Desplazamiento: los adolescentes, por ejemplo, pasan más tiempo en el internet que frente a un televisor; dentro de poco el televisor podría dejar de ocupar un lugar central en el hogar. Reorganización: los medios comienzan a ser influidos por las formas del nuevo medio, tratan de cooptar ciertos lenguajes (el cine influyó muchísimo en la novelística del siglo pasado). Por supuesto, se trata de un viaje de ida y vuelta: el nuevo medio, a su vez, es influido por los medios ya existentes (la novela también influyó en el cine).

Las revistas que aparecieron originalmente en la red eran en principio versiones simplificadas de las revistas impresas. Uno entraba a time.com y encontraba una selección de artículos de la revista Time. Era como los primeros e-mails que mandábamos: con saludos formales, fecha de escritura y la puntuación correcta, como si estuviéramos escribiendo una carta en otro medio. Un nuevo medio, sin embargo, implica un nuevo lenguaje. Poco a poco el éxito de revistas diseñadas específicamente para internet (Slate, por ejemplo) hizo que las revistas tradicionales se dieran cuenta que para tener éxito en la red debían innovar. Debían pensar en internet no sólo como un medio de difusión de las ideas ya escritas y publicadas en otro medio, sino como algo distinto, que implicaba un lenguaje, un registro distinto.

Con los años, vamos viendo los primeros signos de madurez de las revistas en la red. Algunos de los elementos ya consolidados son:

a) Contenido original. Slate señaló el camino. Columnistas propios, artículos más cortos que los que aparecen en una revista impresa, y ahora, incluso una novela serializada del conocido escritor Walter Kirn (una novela que promete explorar el potencial del medio en que está siendo publicada).

b) Toque multimedia. En newyorker.com uno puede escuchar a Alice Quinn leyendo los poemas de Elizabeth Bishop, o toparse con un show de slides de Tal Afar (Irak), mientras escucha una entrevista a George Packer acerca de cómo se enfrentan los soldados norteamericanos a los “insurgentes” en Irak.

c) Blogs. No hay revista que se respete que no tenga uno o más blogs. En vanityfair.com se encuentra el blog de James Wolcott, un conocido crítico que publica regularmente en la revista. El golpe de efecto más importante fue el de Time: consiguió incorporar a su sitio web “Daily Dish” el blog del crítico conservador Andrew Sullivan. Sullivan era uno de los bloggers más leídos por sí solo; con time.com a su lado, su público no ha hecho más que crecer.

d) Interactividad. Las sitios web de las revistas buscan maneras de que sus lectores participen en la construcción del sitio. Así, por ejemplo, aparecen secciones del tipo “artículos más enviados por e-mail”, la página va cambiando su diseño de acuerdo con la cantidad de lectores que tenga un artículo, o hay espacio para mandar un e-mail opinando sobre el artículo (salon.com publica todos las que se envían).

e) Actualización continua. Cualquiera que mantenga un blog ha descubierto ese fenómeno: si el sitio no es actualizado constantemente, los lectores dejan de frecuentarlo. Las revistas mensuales o semanales deben ir a un ritmo diferente, mucho más rápido del que están acostumbradas.

Lo que todavía no han descubierto revistas y periódicos es cómo quitarle al lector esa inveterada costumbre de asumir que todo lo que se lee en internet es gratis. Algunos sitios experimentan con dos niveles: está el Salon gratuito y el Salon Premium (seis dólares al mes), el New York Times para todos y el TimesSelect para los que están dispuestos a pagar cincuenta dólares al año. Quizás ese modelo dual termine imponiéndose: es típico de la red encontrar su propio camino.

Noticias Abril 23, 2006

Biblioteca Virtual

El gobierno de Chile está haciendo mucho por utilizar la tecnología informática para difundir la cultura en Chile y difundir las tecnologías de la sociedad de la información utilizando la cultura. Es una doble democratización e integración disponible para todos los chilenos. Como conozco que hay muchos maestros que visitan mi sitio, les comparto este artículo de La Tercera:

La Tercera
Crece catálogo de Biblioteca Virtual del Bicentenario
La colección digital creada por la Biblioteca Nacional agrega nuevas obras: quince nuevos títulos integran el portal dedicado a celebrar los 200 años de vida republicana y difundir obras clave de la cultura nacional. La serie suma 48 libros que se pueden descargar gratis, desde La Araucana hasta Artefactos de Nicanor Parra.

En 1908 ya se preparaba la fiesta. Chile cumpliría el centenario de su primera junta de gobierno en dos años más y el Estado proyectaba grandes obras para celebrarlo, como la inauguración del Palacio de Bellas Artes y la Estación Mapocho. Pero junto con esos monumentos también se lanzaba otro proyecto patrimonial: la Biblioteca de Escritores de Chile, que pasó a llamarse Biblioteca del Centenario.

La colección abarcó 11 títulos, todos editados después del 18 de septiembre de 1810 y cuyos autores estaban muertos. Con motivo del próximo bicentenario, 16 editoriales se reunieron para lanzar un proyecto similar, que a la fecha suma 55 títulos y que busca crear “un gran inventario de Chile, su cultura, tradiciones y proyección a futuro”, como indica Jorge Barros, editor del sello Pehuén y coordinador de la colección (ver recuadro).

Continúa:

En paralelo, la Biblioteca Nacional lanzó la Biblioteca Virtual del Bicentenario, una colección de libros digitalizados que recoge los 11 títulos de 1908 y nuevas obras. Estas últimas consisten en clásicos de historia y literatura, anteriores a 1810 y títulos claves del siglo XX.

La serie arrancó con 33 libros nuevos y actualmente suma 48, entre literatura de La Conquista y La Colonia, Historia Moderna y Literatura Contemporánea. O sea, desde Alonso de Ercilla a Raúl Zurita, pasando por Pedro de Oña y Mario Góngora

Así como en 1908 el Estado repartió en forma gratuita los libros de la Biblioteca del Centenario a escuelas, embajas y sociedades obreras, la Biblioteca Virtual permite descargar sin costo las obras de la colección..

Narrativa y poesía

El catálogo de 1908 incluía Recuerdos del Pasado, de Vicente Pérez Rosales; Romances Populares y Vulgares, de Julio Vicuña Cifuentes; Obras de don José Joaquín Vallejo (Jotabeche), y Cuentos de la Guerra y otras Páginas, de Daniel Riquelme. Todos ellos disponibles actualmente en bibliotecadelbicentenario.cl.

Las nuevas obras parten con La Araucana, de Ercilla, el poema fundacional de Chile. Y abarcan, en la literatura anterior a la Independiencia, Histórica Relación del Reyno de Chile, de Alonso de Ovalle; Cautiverio Feliz, de Francisco Núñez de Pineda, y Arauco Domado, de Pedro de Oña.

En el caso de la narrativa, considera obras como Martín Rivas, de Alberto Blest Gana; Juana Lucero, de Augusto D’Halmar; las Obras Completas de Baldomero Lillo; Mitópolis, de Joaquín Edwards Bello; Eloy, de Carlos Droguett, y El Ultimo Grumete de la Baquedano, de Francisco Coloane.

En el género poético están algunas de las obras cumbres de la lírica chilena, como Los Gemidos, de Pablo de Rokha; Altazor, de Vicente Huidobro; Tala, de Gabriela Mistral, y Obra Gruesa y Artefactos Visuales, de Nicanor Parra.

Más recientes son Para Angeles y Gorriones, de Jorge Teillier; La Pieza Oscura, de Enrique Lihn; La Ciudad, de Gonzalo Millán, y Purgatorio, de Raúl Zurita.

En cuanto a historiografía se hallan la Historia General de Chile de Diego Barros Arana; La Fronda Aristocrática, de Alberto Edwards; Orígenes de los Inquilinos del Chile Central, de Mario Góngora, y Labradores, Peones y Proletarios, de Gabriel Salazar.

Los libros se encuentran en formato pdf y en la mayoría de los casos han sido digitalizados en sus primeras ediciones. Por ello, exhiben las marcas del tiempo o la firma de su autor. En el caso de Altazor, por ejemplo, lleva el retrato que Picasso hizo de Huidobro.

En la Biblioteca Nacional informan que esto es recién el comienzo y que esperan ampliar el catálogo a partir de encuestas y sugerencias de los propios lectores.
Las quejas contra el Estado

En enero de 2001 se realizó el lanzamiento de la Biblioteca del Bicentenario, en La Moneda y encabezado por el Presidente Lagos. Desde entonces se han editado 55 obras, que comprenden libros tan heterogéneos como Compendio de la Historia Geográfica, Natural y Civil del Reyno de Chile, del abate Molina; Bendita mi Lengua Sea, de Gabriela Mistral; Mitos y Leyendas de Chile, de Sonia Montecinos, y Cocina Popular, de Mariana Bravo Walker.

La última novedad, a cargo de Pehuén, es Enciclopedia del Bío Bío, que forma parte de una línea de enciclopedias regionales. Sin embargo, la colección no ha tenido la difusión que se esperaba. “El Presidente Lagos dijo que los libros estarían en los liceos, bibliotecas públicas y todas las embajadas. Pero la Presidencia ha hecho una sola compra, de 1191 ejemplares. El Estado no ha apoyado”, se queja Jorge Barros.

Noticias Abril 14, 2006

Cambiar la vida: estados de ánimo

La vida como Lámpara de Aladino

En los últimos años, ha cobrado fuerza la percepción que para las personas y sus relaciones con otros, en los negocio, en comunidad o en la familia, las emociones juegan un papel principal. Un salto importante en esta percepción, aunque aún insuficientemente entendido, fue la publicación de la Inteligencia Emocional. Dio legitimidad a considerar como un ámbito pertinente e importante al papel de las emociones, especialmente en la vida profesional, pero la cultura predominante lo volvió a encasillar en la búsqueda y prescripciones de recetarios formales, lógicos, continuando con el entendimiento de la inteligencia y el aprendizaje basados en formalidades como si se tratara de programar un ordenador.

Es cierto que se pueden modificar, educar, transformar las emociones, pero siguiendo el camino del jardinero cuidadoso, del artesano sutil, y no a través de manuales parecidos a los que enseñan el uso de una licuadora.

Continúa:

Las emociones se cultivan, se entrenan, se desarrollan, porque se trata de hábitos, no de componentes intercambiables. Se trata de hábitos en el modo de reaccionar físicamente ante los eventos de la vida diaria, pero también de hábitos que condicionan una actitud predominante ante la vida en general. Se manifiestan en las emociones que emergen predominantemente ante un evento sorpresivo positivo o negativo, como una buena noticia, un descubrimiento, un anuncio, un accidente o una sorpresa. Pero también se expresan en lo que solemos llamar el carácter, ese perfil emocional que nos muestra optimistas o melancólicos, perspicaces o reflexivos, acogedores o distantes. Como un rasgo que nos caracteriza. Hacerse conscientes y observar estos rasgos que predominan en nosotros, nos da alguna libertad para comenzar a modificar los que nos causan dificultades o nos impiden vivir una vida más satisfactoria.

Otra dimensión de los estados emocionales son los discursos que nos embargan también como hábitos que operan sin nuestra decisión y que no vemos. Porque vivimos en comunidades que tienen sus tradiciones, nos ???contagiamos??? sin darnos cuenta de los discursos que predominan en ellas acerca de nuestro pasado, presente y futuro, y repetimos inconscientemente explicaciones y expectativas como si fueran nuestras y originales. Porqué tuvimos ciertos fracasos colectivos, en lo que somos buenos, en cómo se ve el futuro. Un medio importante de contagiar estados de ánimo colectivamente son los discursos, las conversaciones, especialmente de las personas o instituciones con liderazgo, como los políticos, las iglesias, los medios de comunicación. Un experto contaba cómo en una ciudad pequeña y alejada de la capital del país la gente estaba atemorizada por la delincuencia que ocurría en la gran ciudad a cientos de kilómetros de su pueblo, sólo porque era lo que veía en el telediario de la noche. Los discursos de identificación colectiva como las ideologías políticas, la religión, el nacionalismo e incluso el fútbol, traen aparejadas emociones.

Podemos distinguir entre la manifestación física de las emociones y su expresión discursiva, pero estas siempre están juntas y una condiciona a la otra. Para fortalecer un estado de ánimo o para cambiarlo por otro, tanto la expresión física de las emociones, como su dimensión discursiva son objeto de cambio, pero un cambio que es sutil y pausado cuando ocurre por azar y no por diseño.

Hay otras manifestaciones humanas en que se manifiestan los estados de ánimo, que también al cambiar ellas hacen inflexiones a estos hábitos que son imperceptibles para la mayoría, como son en general manifestación estéticas, como la música, la moda o la arquitectura.

Resentimiento: cuánta vida perdida

Un estado de ánimo histórico, predominante en nuestra cultura, tanto en emociones reactivas a eventos, como manifestaciones de un carácter predominante y de discursos compartidos socialmente es el resentimiento, el cual parte de la ilusión que vinimos al mundo a ser satisfechos, y que no lograrlo es una injusticia o, por lo menos un error. Es tan general y profundo, que atraviesa las situaciones objetivas de cualquier persona de cualquier condición social, económica o de género. Como la expectativa es que debiera conseguir todo lo que me imagino y la imaginación es ilimitada, siempre voy a estar insatisfecho, cosa de lo más común por lo demás, pero la consecuencia es que lo vivo como un acto de agravio e injusticia de los otros y de la vida. Lo que hace sufrir, sentirse incompleto en cualquier condición y especialmente acusador de las malas intenciones y del descuido de los otros por mi propia existencia.

Una persona resentida se siente desilusionada de los otros, es incapaz de sentir agradecimiento por la vida que tiene, no tiene la posibilidad de preguntarse por su propia responsabilidad en lo que falta, desconfía de las intenciones de los otros, se vuelve escéptica e irónica ante las esperanzas ajenas, acusa de los descuidos y faltas a quien se deje, o a quien le quede. Una persona resentida es una persona solitaria porque no confía y porque es difícil de soportar para los amigos, familiares, compañeros de trabajo o jefes.

Es un problema imaginar que la vida es como una lámpara de Aladino en que uno espera que todo lo que imagina se vuelve en un deseo que algún genio servicial debiera satisfacer.

No se trata de aceptar las cosas así simplemente como se nos dan, de sumarnos a ese himno creciente de la resignación ???es lo que hay???. Sino que de ponerse desafíos, buscar más, pero aceptando como parte de la vida lo que no se da y en cualquier caso liberar a los otros de la obligación de darnos lo que a nosotros se nos ocurre. Mejor es aceptar la realidad de la vida y para lo que no nos guste, comprometernos en cambiarlo, y entrar en un ciclo de aceptación y búsqueda de cambio que acompañe a la infinita imaginación de una vida mejor. En ese camino, enojarse, descreerse, acusar o alejarse, no ayudan a resolver las propias insatisfacciones.

Como aceptamos antes, que las emociones se manifiestan física y narrativamente, que afectan nuestras reacciones ante las eventualidades de la vida y también nuestra actitud más predominante ante la vida, pero que antes que nada, se trata de hábitos, el esfuerzo que necesitamos es descubrir cuando comienza a manifestarse el estado de ánimo de resentimiento y buscar emociones que pongan la responsabilidad del cambio en mi mismo antes que en las culpas de los otros.

En otro momento en el futuro, podemos conversar de otros estados de ánimo???

…Ver: El Monje en el Laboratorio

Noticias Marzo 28, 2006

Dalai Lama, mente & vida

Hace unos diez años que publicaron en Chile el libro ???Un Puente para Dos Miradas???, editado por el biólogo Francisco Varela y Jeremy W. HayWard, en que relataban la primera reunión del Dalai Lama sobre ciencias de la mente, en el marco del Instituto Mente y Vida, en su ciudad de exilio en India, Dharamsala. Luego vinieron ediciones de los siguientes encuentros ???Dormir, Soñar, Morir???, ???Mente y Conciencia???, ???Ciencia Mente???, ???La Salud Emocional??? y el magnifico libro ???Emociones Destructivas???, estos dos últimos editados por Daniel Goleman (Inteligencia Emocional). Conmueve el saludo de despedida del Dalai Lama a su hermano Francisco Varela al iniciar una video conferencia en que participarían al finalizar los encuentros de emociones destructivas. Recuerdo todo esto, porque el 5 de Mayo tendremos en Chile un seminario “Exploración de la Mente” con el Dalai Lama, varios de los originales participantes de estos encuentros y científicos chilenos. También el 6 de Mayo habrá una conferencia masiva gratuita ???El Poder de la Compasión???.