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Sensibilidad

Noticias Agosto 20, 2005

Contar ovejas

La innovación en Chile no deja de sorprender, ahora para dormir ya no basta contar ovejas, ahora hay que salir a contar pobres que duermen en la calle. A veces se atraviesa el límite de la manipulación, como ahora intentar tomar el prestigio de un admirable sacerdote como el Padre Hurtado, que hace cincuenta años recogía indigentes y niños vagos de la calle, cuando en Chile los pobres aún no tenían carné de existencia, y confundirlo con esta obsesión administrativa de contarlo todo, planificarlo y descansar satisfechos. En Chile es un país sorprendente donde, dependiendo de quien se trate, son posibles libertades condicionales, condonaciones e indultos; donde la izquierda se escandaliza porque los vasallos desplazan a nobles en el parlamento, donde nos basta parodiar la modernidad para jugar a que ya llegamos. Para este país de tanto pontificador y agorero, donde se gusta de predicar del modo como ya sabemos y mucho más allá que en la religión, le viene bien esta creación del gran Joan Manuel Serrat:

Los macarras de la moral

Sin prisa pero sin pausa,
como el “calabobos”,
desde las más tierna infancia
preparan el cebo:
«Si no te comes la sopa
te llevará el coco…»
«Los tocamientos impuros
te dejarán ciego…».

Y te acosan de por vida
azuzando el miedo,
pescando en el río turbio
del pecado y la virtud,
vendiendo gato por liebre
a costa de un credo
que fabrica platos rotos
que acabas pagando tú.

Son la salsa
de la farsa.
El meollo,
del mal rollo.
La mecha
de la sospecha.
La llama
de la jindama.
Son el alma
de la alarma,
del recelo
y del canguelo.
Los chulapos
del gazapo.
Los macarras
de la moral.

Anunciando apocalipsis
van de salvadores
y si les dejas te pierdes
infaliblemente.
Manipulan nuestros sueños
y nuestros temores,
sabedores de que el miedo
nunca es inocente.

Hay que seguirlas a ciegas
y serles devoto.
Creerles a pies juntillas
y darles la razón
que: «El que no se quede quieto
no sale en la foto…»
«Quien se sale del rebaño,
destierro y excomunión».

Sin prisa pero sin pausa,
esos carcamales
organizan sus cruzadas
contra el hombre libre
más o menos responsable
de todos los males
porque piensan por su cuenta.
Sueñan y lo dicen.

Si no fueran tan temibles
nos darían risa.
Si no fueran tan dañinos
nos darían lástima.
Porque como los fantasmas,
sin pausa y sin prisa,
no son nada si les quitas
la sábana.

Noticias Agosto 17, 2005

BAZAR IMPERIO

Luis López Aliaga fue uno de mis mejores amigos durante la universidad, de él aprendí de literatura y de música peruana. También supe de la política peruana y del APRA, partido al que estaba vinculada su familia paterna de exiliados políticos en Chile. Conocí a su familia materna, compuesta por inmigrantes italianos viviendo en el campo de Temuco. Su madre era todo un amor de afecto y opiniones lúcidas sobre nuestras inocentes ilusiones de revolución en Chile ochenteno. Creamos más de un par de revistas para la escuela de filosofía, la DC universitaria y refundamos la histórica revista Claridad de la FECH, único proyecto que trascendió al ejemplar número 2, por supuesto. Pero también aprendí las angustias extremas de la búsqueda empeñosa y valiente de inventarse como escritor a esa edad, sin saber el destino ni menos si se es bueno para el desafío. Su palabra filosa me tuvo alerta siempre, de encontrar la incoherencia, la acomodación políticamente correcta o la ingenua ilusión amorosa del momento. Jugamos un tiempo a bohemios de bares de barrio, pero él no estaba jugando, se estaba formando y continuó.

Reencontrarme con Lucho el año pasado me dio la alegría de ver que no ha madurado, salvo en que se convirtió en un padre responsable, maestro de jóvenes escritores y jurado de concursos literarios, pero su atrevida ingenuidad sigue intacta, con toda su lucidez. Le vendrá de la madre de seguro.

Hace dos días, escribiendo recuerdos sobre la música cubana, me acordé de Lucho y me preguntaba qué sería del libro que estaba por publicar. Bueno, aquí apareció Bazar Imperio. Reproduzco aquí la presentación que hace su editorial LOM y espero que venda muchos libros, que se lo merece.

Bazar Imperio está conformado por dos obras, La Coca no quiere ir a Varadero y Tras el legado de Jackie Polino. Una joven chilena, recién comenzando su carrera, decide dar un cambio radical a su vida y viaja a Nueva York a trabajar en lo que sea para dedicarse a la literatura. Sin embargo el vínculo con su novio queda en suspenso, y mientras ella busca, él sigue, intuye, sospecha y escudriña cada uno de sus pasos. Finalmente podrán encontrarse, pero el lector, que sabe más que ellos de la historia reciente, sospecha un final que nadie quiere ni cree. La otra historia se sitúa en los Estados Unidos, desde mediados de la primera mitad del siglo pasado, cuando, después de un anodino comienzo, un hombre descubre que el espectáculo es su vida. Desde tugurios a grandes salas, su viaje se hace con el público, pero más que nada recorriendo desolado la pérdida de algo que no sabe qué es y que tampoco puede encontrar.

Luis López-Aliaga R. (Santiago de Chile, 1966). Con Cuestión de astronomía obtuvo el Premio de mejor obra inédita del Consejo Nacional del Libro y la Lectura 1995. Premio Municipal de Literatura 1996. En 1997 publicó Fiesta de disfraces. En el año 2000 editó El verano del ángel. En 1991 publicó el libro de poesía El bolero de Nadja. Ha sido Becario de la Fundación Pablo Neruda, 1990, y obtuvo la Beca Fundación Andes, 2003.

Noticias Agosto 15, 2005

Recuerdos de la música cubana

Murió Ibrahim Ferrer, siguiendo a Compay Segundo y Rubén González. Los tres eran los principales líderes del proyecto Buena Vista Social Club, que dirigió Ry Cooder y se inmortalizó en una película memorable de Wim Wenders. Cooder puso la música de una de las primeras películas que vi en VHS, Paris Texas, curiosamente también de Wenders, con la mágica Nastassja Kinski.

Esta agrupación cubana, me transporta a la música de fondo de mi setentera infancia familiar, donde, junto a Frank Sinatra o Glen Miller, se escuchaban joyas como Leo Marini, Tito Rodríguez o Armando Manzanero. Es memorable el trabajo de boleros Somos de Tito Fernández y Paty Chávez. Todos ellos se ecuchaban en el Panasonic familiar, que incluía pick-up pero aún no casetera.

Pero también me llevan a algunas joyitas reveldes de la universidad, de los Quilapayún expresando sus irónicas voluntades en ritmo de son del lado “b” de la cantata La Fragua. Más evocativos son los recuerdos de ese tiempo universitario, con los amigos políticos, que de noche mutábamos en malditos bebedores que competían por las derrotas de amores más indignas, todo amenizado por algún wurlitzer de bar de antiguo barrio del centro, mediante cerveza y tinto de origen más que dudoso. El himno era la copa rota llorada por Feliciano y el producto fue Luis López Aliaga, un escritor virtuoso que ya cuenta varias creaciones.

Más adulto, me lleva al mercado de Meabe en el DF mexicano, donde me acompañaba mi amigo el buen Hugo Miranda, chilango de adopción. En Meabe usted encontraba lo que quisiera de electrónica novedosa y precio irrenunciable. En ese lugar comencé mi colección de discos de salsa y de viejos cubanos soneros, recuperados por el sello corason. También supe ahí lo importante que eran la Sonora Matancera y Miguel Matamoros.

En ese transe, se me atraviesa el amor de Pilar, la fama del Buena Vista Social Club y sus giras a México, el tiempo contado entre ocasiones para estar solos y el concierto que dio Rubén González más orquesta, en una antigua fábrica de camisas convertida en pista de baile, con piso de madera y cuatro generaciones de parejas danzando en una atmosfera romántica de sueño.

Un capítulo inolvidable es la Habana Vieja de la semana santa del 98, pero la misma soñada quince años antes en la música de Silvio Rodríguez. Escuchar en cada esquina esas canciones rumberas con genial maestría callejera, marcaba esos primeros viajes que compartimos hasta ahora con Pilar.

Una ocasión inesperada sucedió un tiempo más tarde. Caminando por el barrio gótico de Barcelona, nos encontramos con un pequeño cine alternativo de edificio más que centenario, lugar donde pasaban Buena Vista Social Club. Nos trajo México, el romance de verano defeño, convertido ahora en complicidad duradera.

También me llevó lejos, a la pequeña sala de mi infancia donde los domingos a medio día se reunía la familia a disfrutar la comida especial de mi madre y mi padre que elegía la música, la entonaba, y ahí crecíamos con mis dos hermanos, modestia aparte, con cariño grande, honestidad profunda y sueños luminosos.

Noticias Agosto 6, 2005

México, aromas de ciudades

Me marcó vivir por algunos años en dos países con tanta fuerza como México y España. Ambos tienen tanto que decirnos. Los países ???o por lo menos, las ciudades- tienen olores particulares. La cultura de cada lugar, más que libros, me trae estimulantes aromas, colores, sonidos. En España, Cáceres, Badajoz, Barcelona, Sevilla y la magia de Granada.

Por ahora hablemos de México, Monterrey, Guadalajara, el océano en las montañas que es el DF. Cada ciudad me trae recuerdos de recorrerlas, vivirlas. Ciudad de México es una mezcla confusa de primer mundo, de edificios de cristal, barrios residenciales, comercio cosmopolita, clásicos rincones coloniales, pero también salpicada de mercados indígenas, como el Mercado de La Merced, cuyo origen se pierde más allá de la frontera de la memoria, donde señores en traje de negocios tranquilamente en la calle se alimentan de recetas milenarias, aromáticas y coloridas.

El DF tiene color de pimientos y de la más vasta diversidad de chiles. Tiene de fiestas continuas y de comidas de negocios interminables. Tiene de raza viajando en metro, camión o bocho, colgando la vida de ida y de vuelta a sus chambas, pero sin perder la alegría y la cordialidad, así "jodidos pero contentos", que la vida es para disfrutarla. Por eso la fiesta es hasta el fondo. No hay mayor multitud que viernes de quincena por Insurgentes, o donde quieras que te metas en el DF.

Visité el DF en Enero pasado, tres años después, y ahí estaban todos sus aromas y colores. El DF tiene olor y color de mercadillo, y eso se extraña. El tibio frío del invierno, el húmedo calor del verano, la atmósfera eléctrica y el chaparrón de cada atardecer, la frescura del paseo nocturno. Hay que reivindicar el nombre de Ciudad de México. No quiero exagerar, pero escribo México y me sale "máxico", de veras.

Noticias Agosto 6, 2005

Noches de Boda

Todo lo anterior, los aromas de las ciudades, para hablar de Joaquín Sabina y Chavela Vargas. Ella no nació en México, pero se adoptó hace muchos años. ??l no es madrileño, pero nació cerca en Andalucía. Tienen en común la rebeldía y desparpajo infinitos, pero también el arte de una poesía de amor humano, demasiado humano. Los dos se fueron a concho en las experiencias hasta casi morirse.

La Vargas fue redescubierta por Almodóvar. A Sabina le tira cruzar el charco, hacia México o Buenos Aires. La Vargas, trae el recuerdo de la infancia, la música charra, el dolor bien macho. La Vargas es la sensualidad de la Llorona, la dignidad de ???que dos seres distintos no se pueden querer y eso de las clases sociales???, el desespero de Somos. Sabina llegó a inicios de la vida adulta, con su humor serio, profundo e inteligente de Mentiras Piadosas. México es José Alfredo Jiménez. Hay otras sobre la Vargas que aquí ofrezco, por ejemplo, que conoció a Gardel o, como contó en El País de España, que alguna vez fue novia de la Frida Kahlo. Se la puede encontrar en la interesante Estación Tierra. Para otro artículo la inolvidable noche de fiestas patria en Coyoacán con mi hermano y dos grandes amigas, inolvidable Alejandro Fernández con Como si muere una estrella.

De verdad Noches de boda retrata a la Chavela y a Sabina, será que para eso la grabaron juntos.

Noches de Boda

Que el maquillaje no apague tu risa,
Que el equipaje no lastre tus alas,
Que el calendario no venga con prisa,
Que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
Que gane el quiero la guerra del puede,
Que los que esperan no cuenten las horas,
Que los que matan se mueran de miedo,
Que el fin del mundo te pille bailando,
Que el escenario te tiña las canas,
Que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana,

Que las verdades no tengan complejos,
Que las mentiras parezcan mentira,
Que no te den la razón los espejos,
Que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de ti el desamparo,
Que cada cena sea tu última cena,
Que ser valiente no salga tan caro,
Que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
Que no te vendan amor sin espinas,
Que no te duerman con cuentos de hadas,
Que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
Que los otoños te doren la piel,
Que cada noche sea noche de bodas,
Que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
Que todas las lunas sean lunas de miel.