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Tecnosociedad

Noticias Agosto 25, 2007

Finlandia: mitos, realidades y lecciones

Quépasa. La leyenda dice que la clave del milagro finlandés estuvo en las reformas de mediados de los '90, que liberalizaron la economía vía privatizaciones y apertura comercial, y cuyo icono es Nokia. Pero lo cierto es que, a lo largo de siglos, Finlandia ha creado una sociedad igualitaria, consensualista, abierta al mundo, flexible, cuidadosa de la naturaleza y con un fuerte sentido estético. Esa es la base de su capacidad de innovación y de su adaptabilidad. Lo que enseña Finlandia es que no hay atajos hacia el desarrollo.

Por Eugenio Tironi

Finlandia (mapa) está entre aquellos países de tamaño y población pequeños, ubicados geográficamente en una posición periférica, y que en pocos años han logrado encaramarse a los primeros lugares mundiales en materia de competitividad, crecimiento, transparencia, innovación, difusión tecnológica y protección social. Son los llamados "like-minded-countries" -donde también se ubican Nueva Zelanda, Australia e Irlanda, entre otros-, que se han transformado últimamente en modelo para naciones de todo el planeta, incluyendo por cierto a Chile (ver Presidenta Tarja Halonen).

¿Qué explica el éxito de Finlandia? La leyenda señala que la clave estuvo en las reformas económicas efectuadas a mediados de los años 90. Éstas se produjeron después de la severa crisis provocada por el derrumbe de la URSS, que era a la sazón el principal destino de las exportaciones finlandesas, y con quien mantenía una estrecha -aunque nunca cordial- relación que se remonta a la época en que Finlandia era un ducado que formaba parte de la Rusia zarista. Tales reformas condujeron a una liberalización de la economía, vía privatizaciones y apertura comercial. A esto se agregó un fuerte impulso a la innovación tecnológica mediante una política holística y sistemática desarrollada desde el Estado, que promovió una estrecha coordinación entre la educación y la ciencia, de una parte, y la industria de la otra. El icono de estas reformas fue la transformación de Nokia. Ésta era una empresa que tenía más de un siglo de existencia, y que estaba diversificada en la producción forestal, los neumáticos, los cables, los televisores y una pequeña unidad de telefonía. Pues bien, en los 90 abandonó todo aquello para concentrarse en la fabricación de teléfonos móviles, donde es hoy la empresa número uno del mundo.

Orquestas, electricidad y oportunidades

¿Es ésta la verdadera historia? Ésta fue la pregunta que le hicimos hace unos meses a un grupo de destacados académicos finlandeses en Helsinki, en el marco de un proyecto del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y del BID orientado a extraer lecciones de estos "like-minded countries" para Chile y América Latina. La respuesta fue categórica y sorprendente: no. "¿Saben ustedes -nos dijeron- que Finlandia, un país con 5 millones de habitantes, cuenta con 21 orquestas sinfónicas? Pues bien, aquí se nutre la capacidad de innovación, el sentido estético, la prolijidad, la pasión por el trabajo bien hecho, que hoy se encarna en Nokia, su tecnología y su diseño. Por ende, no hay que confundirse: el origen del milagro finlandés no está en Nokia; está en una sociedad donde florece y se mantiene una orquesta sinfónica cada 238 mil habitantes".

La respuesta del colega finlandés nos dejó pensativos, y con ganas de saber más acerca de la historia de este país, y cómo ésta está indivisiblemente ligada a sus resultados en el día de hoy. Nos enteramos, por ejemplo, que en 1880 Finlandia poseía un nivel de electrificación equivalente al de EE.UU.; que en 1900, la ciudad de Helsinki tenía la mayor penetración de teléfonos del mundo; y que ya en 1930 había 800 compañías telefónicas privadas operando en su territorio. Pero esto no es todo. Finlandia estableció el sufragio universal en 1906, siendo el segundo país del mundo en hacerlo. En el campo de la educación, hacia 1917 ésta ya era asequible para prácticamente toda la población. A partir de 1900 y hasta 1950 su educación alcanzó los niveles europeos; pero después de una profunda reforma en 1966, que suscitó el mayor debate político que haya tenido lugar desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, ella ha llegado a empinarse en los rankings como la mejor del mundo. El sistema educacional finlandés es casi enteramente público, con una combinación de centralización gubernamental en materia de contenidos y financiamiento, con alta autonomía en la gestión a nivel local.

"Sin Nokia, o sin el paquete de reformas que nos vimos obligados a implementar en los 90 ante el colapso de la URSS -afirmaba otro de los académicos finlandeses- igual habríamos llegado donde estamos. Era una cuestión de tiempo. Tratándose de un país pequeño, es fundamental estar maduros y abiertos para aprovechar a fondo las oportunidades que llegan del exterior. Es lo que nos ocurrió a nosotros con la ampliación de la Unión Europea (que representó para Finlandia una drástica caída de los precios de los alimentos y una extensión de sus mercados) y, en un plano más particular, el desarrollo de la telefonía móvil en el mundo".

Diálogo, transacción y consensos

Otro mito que derrumbó el contacto con los académicos finlandeses es aquel de que la competitividad está ligada mecánicamente a un mercado de trabajo desregulado, donde prevalece la negociación individual por sobre la colectiva de modo de alinear los resultados de ésta con los diferentes niveles de productividad. Pues bien, en Finlandia el 90% de los contratos laborales son resultantes de acuerdos colectivos, y las organizaciones laborales participan, junto con las empresariales, en todas las instancias donde se define y planifica la estrategia de desarrollo. Hay que agregar que el 75% de la fuerza de trabajo está sindicalizada, y esto incluye a los sectores público y privado, a los empleados y a los trabajadores manuales. No obstante, se observa una tasa menor de sindicalización entre los jóvenes y las mujeres, lo que ha prendido una luz de alarma en el sindicalismo finlandés.

La participación y negociación con los sindicatos no es una excepción. Ellas forman parte de una cultura general de diálogo y transacción, basada en una confianza básica entre los actores (sindicatos, empresarios, científicos, profesores, ONGs, etc.), y en el respeto sagrado a los compromisos que se alcanzan. Las grandes líneas y decisiones en el campo económico, educacional, científico-tecnológico, de innovación, etc., contemplan la participación institucionalizada de los actores sociales, y sus acuerdos tienden a ser ratificados por el sistema político. En la literatura este sistema ha sido calificado como neocorporativismo; pero los finlandeses rechazan esta etiqueta y prefieren hablar de "diálogo social", el cual les facilita contar con políticas sistémicas y horizontales de larga duración, lo que da un horizonte de predictibilidad.

Esta cultura que privilegia la adopción de acuerdos y compromisos entre las partes, antes que el testimonio, la polarización y el conflicto, tiene también un origen histórico particular; entre otros, el hecho que Finlandia fue por siglos dominado por Suecia, y luego por Rusia y la URSS, y la manera como ha defendido su identidad y autonomía ha sido mediante el cultivo riguroso del diálogo y los consensos internos. A su vez, el hecho de verse envuelto en diversos conflictos internacionales ha obligado a Finlandia, en diversos momentos de su historia, a desembolsar enormes pagos de guerra, lo cual ha incentivado por siglos una cultura económica fuertemente orientada a la rentabilidad y la exportación.

No todo es perfecto, por cierto. Muchos atributos de la sociedad finlandesa se pueden transformar en una carga en el futuro. Su cultura consensualista, por ejemplo, conduce a una cierta homogeneidad que conspira contra el surgimiento de nuevas ideas. La ausencia de incentivos individuales lleva a que el entrepreneurship sea relativamente bajo. Como en toda Europa, la población está envejeciendo; pero el hecho de mantener políticas cerradas en materia de inmigración podría conducir a una severa escasez de mano de obra. El sector de servicios muestra grados de subdesarrollo respecto a la fabricación de bienes, y la innovación tecnológica en este campo es muy escasa, lo que conduce a un déficit injustificado en el bienestar de la población. En fin, las empresas finlandesas se globalizan, y esto trae consigo la deslocalización de sus actividades productivas que podría redundar en una reducción de la oferta de empleos.

No hay atajos

Quien vaya a Finlandia con la idea de descubrir cuáles son los short cuts o atajos para alcanzar de un salto la condición de país desarrollado, va a regresar con un dejo de frustración. La lección que deja es que tales atajos no existen. Finlandia, a lo largo de siglos, ha creado una sociedad igualitaria, consensualista, descentralizada, abierta al mundo, flexible, sensible, con un fuerte sentido estético, cuidadosa de la naturaleza y de su identidad e independencia. Esto es lo que está en la base de su capacidad de innovación y de su adaptabilidad, de su sentido de la funcionalidad y del diseño, de su mirada holística y de un desarrollo sustentable. El desarrollo es un proceso histórico que reposa en largos procesos culturales que no se pueden acelerar fácilmente.

En efecto, lo que enseña Finlandia es que no hay innovación si no hay confianza y predictibilidad; no hay una visión holística y de largo plazo si no hay consensos sociales básicos surgidos de la participación de los actores sociales; no hay flexibilidad ni adaptabilidad si no hay una noción extendida de equidad social y meritocracia; no hay prolijidad si no hay antes una cultura de trabajo bien hecho y en equipo; no hay sentido de la funcionalidad y de la productividad si no hay una cierta épica del desarrollo (que en Finlandia estuvo ligada a las exigencias externas y al deseo de proteger su independencia); no hay creatividad ni diseño sin un desarrollo temprano del sentido estético y de la sensibilidad artística; no hay ciencia ni tecnología si no hay un sistema educacional fuerte, desde la sala cuna a los posgrados; para un país pequeño no hay posibilidades de dar un salto en el desarrollo si no sabe aprovechar las oportunidades que ofrecen los eventos políticos y económicos internacionales; en fin, que no hay desarrollo si no hay electricidad, orquestas sinfónicas y grandes consensos nacionales.

En suma, la lección que deja Finlandia es que no hay caminos cortos ni fórmulas mágicas en el camino hacia el desarrollo. Esto tendemos a olvidarlo aquí en Chile, donde fácilmente nos dejamos llevar por la impaciencia. Esto nos conduce a perder la perseverancia y la disciplina que se requieren para construir los fundamentos del desarrollo: una infraestructura de primer nivel; la expansión de la cultura y la educación; la creación de amplios consensos internos; instituciones que fomenten el diálogo y las miradas de largo plazo; empresas flexibles y globalizadas; un sentido de confianza y equidad; capacidad de aprovechar con inteligencia (pero sin ansiedad) las oportunidades que nos ofrece el entorno internacional. Si Chile muestra resultados exitosos en los últimos años es porque hemos estado abocados a todo esto con bastante disciplina. Y en esto debiéramos seguir, sin prestar oídos a quienes ofrecen el desarrollo a la vuelta de la esquina. Lo que enseña Finlandia es que en el camino al desarrollo no hay atajos.

Noticias Agosto 23, 2007

Bancos Web 2.0

Por mi trabajo de asesoría, desde hace un año estudio el fenómeno de la industria financiera en la era digital, web 2.0, mejor llamada “Long Tail”. Desde la orientación a los clientes en el desarrollo de la oferta hasta la capacidad de producir herramientas transparentes y seductoras, la capacidad de escuchar e interpretar a los consumidores se transforma en un recurso imprescindible para desarrollar un negocio que se evidencia imparable. Se trata de subirse a esta oportunidad de nuevos consumidores que crecieron en la era internet, masificación de los medios, abaratamiento de las tecnologías, pero de alta competitividad y creatividad. Finalmente, los inventos se validarán en la medida que se transformen en canales eficientes de venta, pero el espíritu de la cultura web 2.0 incluye atributos de participación y transparencia, que la industria tradicional no ha tenido. Escuchar al cliente, amigabilidad, dinámica social “wiki” y ¡vender! son los desafíos de quienes se apropien del desafío. En las siguientes semanas compartiré algunos artículos que ayudan a producir sensibilidad y mapas con este fenómeno que afecta al comercio en general, algunos son antiguos (2006) pero ilustran:

Expansion

La Banca tradicional frente a la banca por internet

 

Javier Etxebeste y Josep Celaya 2 de junio de 2007

Dicen que si se coloca a una rana en un recipiente con agua fría y se va calentando poco a poco, el animal no percibe el aumento de temperatura y acaba sucumbiendo sofocado. Por el contrario, si se trata de sumergir al mismo animal en agua hirviendo directamente, salta fuera del recipiente y se salva.

Lejos de invitar a la crueldad gratuita con los animales, la metáfora nos sirve para ilustrar cómo reaccionamos tanto los seres humanos como las organizaciones a muchos cambios en el entorno económico. Los cambios más importantes que Internet ha traído al mundo económico han sido poco espectaculares y muy progresivos.

La atención mediática se la han llevado sólo algunas grandes operaciones de compraventa pero las grandes transformaciones son una corriente de fondo. El caso de la banca minorista tradicional frente a Internet no es una excepción.
Un reciente estudio de la consultora Deloitte & Touche en EEUU estimaba que sólo el 19% de los clientes de la banca minorista se pueden considerar como ‘fieles’ a su entidad.

En un entorno de gran competencia con las entidades no presenciales (banca por Internet y mixta sobre todo) volcadas en la captación de nuevos clientes con ofertas agresivas, la retención del cliente va a tomar un papel protagonista en el negocio bancario.

Hasta ahora, las oficinas bancarias han sido el único punto de interacción con el cliente. Realizaban la labor comercial, prestaban el servicio y fidelizaban al cliente. El ‘toque humano’ que aportaba el empleado de la oficina bancaria era el elemento clave que generaba confianza y vinculaba al cliente con la entidad. Se trata de un mecanismo poderoso pero no exento de debilidades. Básicamente dos: es caro y genera organizaciones a las que les es difícil estructurar el proceso de aprendizaje sobre el cliente y sus necesidades.

La primera de las debilidades mencionadas es la que las entidades online se han centrado en explotar: teniendo un menor coste de intermediación, se pueden hacer ofertas más agresivas. Tan agresivas que trastocan el panorama bancario y producen un fenómeno de banca low cost que da un servicio menos humano a cambio de ofrecer mejores precios. No hace falta decir que, como ha ocurrido en otros sectores, una gran parte del mercado está dispuesta a vivir sin saludar al director de su oficina a cambio de obtener una mejor remuneración por su depósito o una hipoteca en mejores condiciones.

La segunda de las debilidades –la dificultad de aprender del cliente– atañe sobre todo a la retención del cliente, por lo que las nuevas entidades no presenciales no han tenido tiempo de explotarla. En un entorno como la oficina bancaria, la información sobre el comportamiento del cliente y sus necesidades es difícil de estructurar.

Habitualmente, sólo se dispone de información fiable sobre las transacciones pero ni siquiera en ese caso se analiza siempre o se explota en toda su potencialidad. El proceso de aprendizaje sobre el cliente está confiado a la investigación de mercado o a la opinión de los empleados de la red comercial.

Por el contrario, el entorno de Internet es mucho más propicio para captar información estructurada y fiable sobre los intereses y preferencias del cliente. Se pueden observar sus pautas de uso, saber sobre qué productos se informa, monitorizar el tipo de transacciones que hace (siempre que se respete su derecho a la intimidad, a salvo mientras trabaje a nivel agregado)…

La información que se capta tiene además la ventaja de ser factual; no está tamizada por la opinión de quién la recoge, ni se trata de una declaración de intenciones como la que el cliente hace en un cuestionario de investigación de mercados. En definitiva, cuando el cliente interactúa con su entidad a través de Internet genera una gran cantidad de información estructurada que tiene un gran valor competitivo.

Por otro lado, las herramientas de análisis para llegar a conclusiones a partir de esa información están en el mercado desde hace tiempo a costes más que razonables, y en el mercado hay profesionales suficientemente capacitados para hacerlas funcionar. El entorno de Internet permite además personalizar la experiencia de usuario para cada uno de los clientes aprovechando la información que hemos generado. Otros sectores como el retail se han adelantado.

Amazon es un buen ejemplo de cómo se puede personalizar la oferta de un cliente procesando de manera automática la información, no sólo de sus transacciones sino también de su navegación. Sobra decir que la tendencia a utilizar los servicios de banca por Internet es imparable. Quizás hoy esté limitada por el conocimiento de Internet de determinadas franjas de población, pero, como en el ejemplo de la rana, avanza sin parar aunque sin que nos sorprenda por su velocidad.

La tendencia apunta a que el servicio se universalice. Por poner un ejemplo: La Caixa declara tener unos 2,4 millones de usuarios únicos en su website con aproximadamente diez millones de clientes totales. ING Direct, por su parte tiene ya cerca de dos millones de usuarios únicos.


Elemento clave para competir

Internet, por lo tanto, es un elemento clave para competir en el negocio de la banca minorista. Ahora bien, la paradoja es que, hoy por hoy, quien tiene el gran diamante en bruto son las entidades tradicionales (con red de oficinas) que disponen de una cantidad inmensa de información sobre sus clientes. Explotar esa información para diseñar ofertas competitivas adecuadas a sus clientes ha de ser una prioridad de los bancos.


¿Cómo pueden estas entidades hacerlo?

En primer lugar, destinando los recursos necesarios para desarrollar las capacidades de recogida de información y análisis. Eso pasa por disponer de buena información centrada en la actividad del cliente y de departamentos de análisis que combinen conocimientos de negocio, tecnología y análisis estadístico. Su puesta en marcha no es evidente pero el coste de estos recursos ha caído en picado durante los últimos años.

En segundo lugar, diseñando acciones –campañas, ofertas, productos– que aprovechen el conocimiento generado. Las acciones más rentables serán aquellas que vayan dirigidas a grupos de clientes bien seleccionados como público objetivo. Se tratará seguramente de acciones quirúrgicas con márketing one-to-one que complementarán a las grandes acciones masivas con soporte above the line.

En tercer lugar, imponiendo una cultura de test. Antes de realizar grandes inversiones en una acción, ésta debe ser testada en condiciones lo más parecidas a las de mercado. En el mundo real, el proceso de test es farragoso, caro y, en muchas ocasiones, poco fiable, por lo que se circunscribe únicamente a aquellas acciones en las que la organización se juega mucho.

En Internet, por el contrario, testar es fácil, rápido y aporta información fiable. Internet ha de convertirse en un laboratorio de pruebas para las entidades. El perfil de los internautas es muy receptivo a las innovaciones y es un buen predictor de las tendencias que después se generalizan a todo el mercado.

Los tres elementos son clave en el proceso de fidelizar a los clientes apoyándose en Internet: recogida y análisis de información, diseño de acciones y test. ¿Qué puede determinar el éxito o fracaso en la implantación de estos elementos? Hay dos factores que destacan por encima de otros:

1. El apoyo de la alta dirección en la implementación de una cultura de aprendizaje continuo centrada en el cliente.

2. El talento para hacerlo. Éste es, sin duda, el recurso más escaso hoy por hoy y, por lo tanto, el más caro. Se trata de talento multidisciplinar con capacidad de entender el negocio, las particularidades del medio de Internet y la tecnología. Equipos con creatividad y empuje para explotar las oportunidades que se les presenten. No hace falta decir que profesionales de ese perfil hay pocos.

Como conclusión, la banca tradicional minorista se enfrenta a importantes retos de futuro pero tiene activos sólidos sobre los que apalancarse para competir. El más importante de dichos activos es la información sobre su propia base de clientes que le debería permitir generar conocimiento y partir con ventaja en la lucha por la retención de sus propios clientes (retención frente a las agresivas ofertas de las entidades no presenciales).

Para poner en valor sus activos, la banca tradicional debe dotarse de talento que pueda poner en marcha un proceso de aprendizaje continuo sobre el cliente y desarrollar ofertas competitivas que aprovechen dicho conocimiento. Las posibilidades que Internet ofrece a las entidades financieras para interactuar con sus clientes son claves para poner en marcha esta estrategia.

Noticias Agosto 20, 2007

Clásicos de la Web 2.0

Durante los últimos dos años he publicado muchos artículos aparecidos en la red en torno de expresiones de la Web 2.0. Aquí hago un recuento de los que personalmente me parecen más emblemáticos:

Los más emblemáticos: Google, Wikipedia

Comercio: Amazon, Ebay , Rhapsody, iTunes, iFilm, Netflix, Zopa, Sabadell, Saxobank, Salesforce, Bittorrent

Redes y Juegos: Yahoo, MySpace, Innocentive, SecondLife, WorldOfWarcraft

Expresión: YouTube, Flickr, Last.fm, RealPlayer, Skype, Audacity

Medios: OhmyNews, NowPublic, Wired

Blogeo: Blogger, Bloglines, Technorati

Industria 2.0: Firefox, Dell, Intel 2.0, IBM 2.0, Linux

Web 2.0 en Chile: FayerWayer, AtinaChile, Podcaster, Elmorrocotudo, fernandoflores, Labuenavida, Bligoo, emol, lasegunda, Falabella

 

 

Noticias Agosto 18, 2007

Web 2.0 en las empresas, ¿qué es y para qué sirve?

Algo más sobre la Web 2.0, por Materiabiz

Blogs, MySpace, Wikipedia y YouTube son los símbolos de la nueva Internet. Muchas empresas están aplicando las tecnologías 2.0 para aceitar sus operaciones, desarrollar productos y mejorar sus relaciones con clientes y proveedores…

En los últimos años, si de algo se habló en la comunidad de cibernautas es de la "irrupción de la Web 2.0", del "nuevo paradigma comunicacional" y sus implicancias sociales, culturales y, desde luego, económicas. La nueva web prometía una mayor interactividad, contenidos audiovisuales y la colaboración espontánea de millones de usuarios de todo el mundo en la creación de contenidos.


Los blogs, MySpace, Wikipedia y YouTube ya son los emblemas de la web 2.0, construida sobre las tecnologías RSS (que permite una sencilla distribución de contenidos), el P2P (para compartir archivos), los podcasts (la incorporación de audio y video) y las wikis (que ofrecen la posibilidad de compartir y corregir conocimiento colectivamente).

Así, en este nuevo escenario, están quedando en el pasado los días en que la única relación entre empresas e Internet era el estáticamente aburrido website donde promocionaban sus productos.

Ahora, según una encuesta global de la consultora McKinsey, tres de cada cuatro grandes empresas ya implementaron herramientas de la nueva Internet en sus operaciones. Los objetivos principales: la automatización de procesos y el fomento del networking interno. Veamos…

• Los "web services" son la herramienta 2.0 más popular entre ejecutivos. De hecho, el 80 por ciento de los encuestados declaró haber implementado (o tenerlo previsto para el futuro) softwares que facilitan la transmisión de datos entre distintos sistemas.

Esto puede ser fuente de enormes ventajas en algunas actividades. A través de los web services, un retailer puede comunicarse online con su proveedor y actualizar automáticamente los inventarios de cada uno.

• Otra herramienta inmensamente popular de la web biz 2.0 es el "peer-to-peer networking", utilizado para compartir información en tiempo real con clientes o proveedores.

• Uno de cada cinco encuestados declaró haber implementado para mejorar los procesos de atención al cliente y obtener feedback de los usuarios.

• Las herramientas de inteligencia colectiva (como el wiki) se están volviendo muy populares para el desarrollo de productos. Muchas empresas han diseñado una serie de sistemas y procesos para que cada empleado pueda poner su opinión a consideración del resto. De ahí salen muchas buenas ideas para nuevos productos.

En definitiva, la web 2.0 ya se está metiendo de lleno en las empresas. Los rezagados (y los que estaban en posición de "wait and see") se están dando cuenta de que las herramientas de la nueva web pueden ser perfectas para mejorar la eficiencia de las operaciones y aceitar la relación con los clientes.

Este es precisamente el caso de las compañías de América Latina, cuyos ejecutivos hasta el presente no apostaron fuerte por la web 2.0. Sin embargo, en vista del éxito obtenido en los casos donde se implementó, en los próximos años piensan recuperar el terreno perdido invirtiendo en tecnologías 2.0 a un ritmo mayor que las corporaciones estadounidenses o europeas.

Noticias Agosto 17, 2007

Microsoft en China

Cómo Microsoft conquistó China

Quépasa. El aterrizaje del gigante tecnológico en China, en 1992, fue una verdadero desastre que se prolongó por una década. La piratería, la falta de ejecutivos capacitados y el temor chino de que sus operaciones militares dependieran de programas diseñados en Estados Unidos llevaron el negocio al borde de la quiebra. Hasta que Microsoft se dio cuenta de que sus fórmulas de éxito en EE.UU. y Europa no funcionaban allí. Entonces la empresa decidió cambiar de estrategia: se alió con el gobierno e instaló un centro de innovación en Beijing. Fue el comienzo del éxito, como relata este artículo de la revista Fortune.

Por David Kirkpatrick, periodista de la revista Fortune

"¡Mr. Bill Gates! ¡Mr. Bill Gates!", grita una muchacha mientras se acerca el automóvil negro. Un estudiante pálido, con un cortaviento de nylon, se abre paso entre los guardias de seguridad para entregarle al hombre más rico del mundo un pequeño sobre con un diseño floral. "Es muy importante", dice jadeando.

Otro día en China, otra ronda de adulación. Hoy, el presidente de Microsoft será nombrado consejero honorífico de la Universidad Peking. Ayer fue un doctorado honorífico de la Universidad Tsinghua de Beijing, el número 13 en los 82 años de historia de la institución. Gates, con la misma sonrisa que ha lucido durante los últimos días, recibe el sobre que le entrega el joven. Para él, ésta es una visita triunfal, una especie de vuelta de la victoria, a la cual he sido invitado. El país entero está rendido a sus pies.

No hay otro CEO del Fortune 500 que reciba el mismo trato en China. Mientras la mayoría se sentiría afortunada de hablar con alguno de los máximos líderes del país, Gates se reunirá con cuatro miembros del Politburó en los cuatro días que dura la visita. Como lo dijo un líder gubernamental al presentarlo en una conferencia de negocios, "en China" el presidente de Microsoft es "más grande que cualquier estrella de cine". Durante la primavera pasada, el presidente Hu Jintao visitó las instalaciones de Microsoft en Redmond, Washington, y fue honrado con una fiesta en el hogar de Gates. "Usted es un amigo del pueblo chino, y yo soy un amigo de Microsoft", le dijo Hu a su anfitrión. "Cada mañana, uso sus programas en mi oficina".

No siempre fue así. Microsoft tuvo numerosos traspiés tras entrar a China en 1992. Y el negocio fue un verdadero desastre durante una década. Finalmente, la empresa se dio cuenta de que ninguno de los principios básicos que condujeron a su éxito en Estados Unidos y Europa tenía sentido en China. Allí, Microsoft tuvo que convertirse en el anti-Microsoft: fijando precios bajísimos, en vez de cobrar cientos de dólares por su sistema operativo Windows y por las aplicaciones de Office; abandonando un aspecto central de sus políticas públicas, la protección a toda costa de los derechos de propiedad intelectual; y asociándose estrechamente con el gobierno, en vez de pelear con éste, como ocurrió en Estados Unidos, postura que le ha significado las críticas de los grupos defensores de los derechos humanos.

"A Microsoft le tomó 15 años y miles de millones de dólares en ingresos perdidos el aprender cómo hacer negocios en China", dice Sigurd Leung, de la empresa de investigación Analysys International. "Éramos una ingenua compañía estadounidense", coincide Gates, mientras lo entrevisto en su auto y es conducido a otro encuentro con líderes gubernamentales. "Hay que intentar, e intentar y seguir intentando". Pero ahora, dice mientras bebe una Diet Coke, "tenemos una posición maravillosa en China, y tendremos un gran crecimiento anual durante los próximos cinco años".

Gates está seguro de que China terminará siendo el mayor mercado de Microsoft, aunque ello podría demorar una década. Las ventas proyectadas para este año ya son el triple de lo que eran en 2004, pero menores a los ingresos anuales en California (Microsoft no revela sus cifras, pero Fortune estima que los ingresos en China superarán los US$ 700 millones en 2007, cerca de 1,5% de las ventas globales). Actualmente, Microsoft incluso tiene su propio plan quinquenal en China, el cual fue formulado para calzar con el del gobierno. Robert Hormats, un antiguo observador de China en Goldman Sachs, dice: "Es una historia de un gran vuelco, con buenísimas lecciones para otras compañías".

Partida en falso

La historia se inicia hace 15 años, cuando Microsoft envió a unos cuantos gerentes de venta a China, desde Taiwán. ¿Su misión? Vender programas a los mismos precios que la empresa cobraba en todas partes. Craig Mundie, el máximo ejecutivo de Microsoft a cargo de la estrategia para China, cuenta: "Era el modelo clásico: colgar un cartel y decir, 'Microsoft: abierto para hacer negocios'".

 

Pero el modelo no funcionó.

El problema no era la aceptación de la marca; todos usaban Windows. Sólo era que nadie pagaba por ello. Por unos pocos dólares, se podían adquirir copias piratas en la calle. As Ya-Qin Zhang, a cargo de I&D de Microsoft en China, explica: "En China no teníamos problemas con la participación de mercado. El problema era cómo traducíamos aquello en ingresos".

Microsoft luchó amargamente para proteger su propiedad intelectual. Demandó a empresas por usar sus programas de manera ilegal, pero por lo general perdía en las cortes. Sus ejecutivos, quienes a menudo no estaban de acuerdo con la estrategia, fallaban en su implementación. Los gerentes generales para el país iban y venían; hubo cinco en un período de un año. Dos de ellos escribieron posteriormente libros en los que criticaban a la empresa. Juliet Wu, cuyo "Up Against the Wind" se convirtió en un superventas local, escribió que Microsoft buscaba desesperadamente vender por cualquier medio, que su política antipiratería era innecesariamente dura y que sus propios intentos por hacer que los jefes en Redmond entendieran a China habían sido rechazados.

Luego surgió una forma distinta de resistencia. El gobierno de la ciudad de Beijing comenzó a instalar sistemas operativos Linux de fuente abierta en los PC de los trabajadores (la Academia de Ciencias China promovió una versión llamada Linux Bandera Roja). En tanto, los funcionarios de seguridad estaban preocupados de que las operaciones militares y gubernamentales dependieran de los programas Microsoft hechos en Estados Unidos. ¿La tecnología podría estar espiando a China?

En 1999, Gates envió a Mundie, quien encabeza las iniciativas de políticas públicas de la empresa, para entender por qué Microsoft era tan vilipendiada. En el viaje tuvo una iluminación: "Recuerdo que cuando volvía a Redmond pensé, 'nuestro negocio en China está simplemente quebrado'". Mundie concluyó que la compañía estaba designando a ejecutivos demasiado novatos y que las ventas en sí estaban sobreenfatizadas. "Pero en el aspecto en que estábamos peor", cuenta, "era que nuestras prácticas de negocios y nuestro compromiso no reflejaban la importancia de tener un enfoque colaborador con el gobierno".

Mundie comenzó a viajar a China unas cuatro o cinco veces al año. Incorporó a 25 de los 100 vicepresidentes de la empresa a un "Tour de Inmersión en China" que duraba una semana. Contrató al ex secretario de Estado Henry Kissinger para que lo asesorara y para que abriera puertas. Mundie les dijo a los líderes que Microsoft quería ayudar a China a desarrollar su propia industria de software, una prioridad urgente para el gobierno. Incluso, la empresa encargó en 2001 un estudio a McKinsey para los funcionarios de gobierno, el cual entre otras cosas recomendaba mejorar la protección de la propiedad intelectual.

Mundie también inició conversaciones con funcionarios de seguridad chinos para convencerlos de que el software de Microsoft no era una herramienta secreta del gobierno de Estados Unidos. Como resultado, en 2003 la empresa le ofreció a China y a otros 59 países el derecho de revisar el código fuente fundamental de su sistema operativo Windows y sustituir ciertas partes con su propio software, algo que en el pasado Microsoft jamás había permitido. Actualmente, cuando China usa Windows en la oficina del presidente Hu o en sus sistemas de misiles, puede instalar su propia criptografía.

Pero fue un paso relativamente pequeño en 1998 -la inauguración de un centro de investigación en Beijing- el que resultó ser un punto de inflexión. "Lo hicimos aquí porque pensamos que ellos harían gran investigación", dice Gates, quien alardea sobre la calidad de los científicos en computación del país. El laboratorio era lo que Gates denomina una "ganancia inesperada" para la imagen de Microsoft. Comenzó a acumular un impresionante registro de publicaciones académicas, ayudó a traer de vuelta a científicos que habían emigrado y contribuyó con componentes clave de productos lanzados mundialmente como el sistema operativo Vista. El laboratorio pronto se convirtió, según las encuestas, en el lugar del país más deseado para trabajar por los científicos en computación.

En 2001, los ejecutivos de Microsoft llegaban a la conclusión de que las débiles leyes de control de propiedad intelectual de China implicaban que sus prácticas habituales de fijación de precios estaban destinadas al fracaso. Por ese entonces, Gates decía que si bien era terrible que los chinos piratearan tanto software, y si seguirían haciéndolo, él por cierto prefería que fuera de Microsoft.
En la actualidad, Gates concede abiertamente que tolerar la piratería resultó ser la mayor estrategia de largo plazo de Microsoft. Es por eso que Windows se usa en cerca de 90% de los 120 millones de PC que hay en China. "Es más fácil para nuestro software competir con Linux cuando hay piratería que cuando no hay", dice Gates. "¿Está bromeando? Uno puede obtener el verdadero y al mismo precio". De hecho, en los callejones de China, a menudo Linux cuesta más que Windows, porque requiere de más discos. Y los propios precios de Microsoft han bajado tanto que ahora ofrece a los estudiantes un paquete por US$ 3, compuesto de Windows y Office.

En 2003, Mundie y Gates dieron un salto cuántico en China al contratar a Tim Chen, quien dirigía la filial china de Motorola. Chen era una superestrella, pero cuando fue contratado los artículos en la prensa china se preguntaban si él también caería víctima de la "maldición" de Microsoft.

Chen llevó a los pasillos del poder un conocimiento práctico de cómo una empresa occidental podía tener éxito en China. Él mantuvo el bombardeo de iniciativas. Microsoft hizo de Shanghai un centro global para responder a los e-mails de sus usuarios. Comenzó a llevar a cabo costosos programas de capacitación para profesores y emprendedores de software. Trabajó con el Ministerio de Educación para financiar 100 salas de clase computacionales modelo en áreas rurales.

"De modo que con todo este trabajo", dice Chen, "comenzamos a cambiar la percepción de que Microsoft era una compañía que sólo venía a luchar en contra de la piratería y a demandar a las personas. Cambiamos la imagen de la empresa. Somos una compañía que tiene una visión de largo plazo. Si la estrategia de una empresa extranjera calza con la agenda de desarrollo del gobierno, éste te apoyará, aun cuando tú no les gustes".

Microsoft coloca su dinero en la línea, invitando incluso a los funcionarios de gobierno para que le ayuden a decidir en qué empresas locales de software y outsourcing debería invertir. Hasta ahora, Microsoft ha gastado US$ 65 millones y recientemente se comprometió con otros US$ 100 millones adicionales. Chen explica: "Había sinergias, las cuales formalizamos, entre las necesidades de la economía china de contar con capacidades de software locales y nuestra necesidad de tener un ecosistema de empresas en torno a nosotros que usen nuestra tecnología y plataforma".

Al mismo tiempo, el gobierno chino comenzó a pensar de manera similar a Microsoft: necesitaba que las autoridades centrales, provinciales y locales comenzaran a usar software legal. La ciudad de Beijing finalizó su parte del proyecto el año pasado y ahora les paga a sus empleados por los programas que previamente habían pirateado; la mayoría nunca adoptó Linux (Microsoft, sin embargo, no informa a cuánto asciende el descuento ofrecido al gobierno).

En otro estímulo para Microsoft, el año pasado, el gobierno exigió a los fabricantes de PC locales que cargaran programas legales en sus computadoras. Lenovo, el líder del mercado, ha estado embarcada en tener al menos un 10% de sus PC de esa forma, e incluso los fabricantes estadounidenses vendían muchas de sus máquinas "desnudas" en China. Otra norma requiere una legalización gradual de los millones de computadores de las empresas estatales. Con todo, afirma Gates, la cantidad de nuevos aparatos que se distribuye a nivel nacional con software legal ha aumentado de cerca de 20% a más de 40%, en los últimos 18 meses.

¿Ganar-ganar?

¿Entonces, Microsoft conquistó a China u ocurrió lo contrario? Hacia el final del viaje de Gates, en las actividades complementarias al Boao Forum, volví a sentarme junto al fundador de Microsoft. Una de las cosas que le quería preguntar era cómo compatibilizaba el "alineamiento" de su compañía con el país y la supresión de la libertad de expresión en internet y lo que muchos estiman la no consideración en general de los derechos humanos por parte de los líderes chinos. Nuestra conversación, que había fluido libremente, paró de inmediato. Él no dijo nada. Su silencio duró tanto que tuve que encontrar una salida al atolladero. "Es una pausa muy decidora", le dije. "No creo que quiera responder esa pregunta", replicó finalmente.

Mundie, sin embargo, se atrevió a responder en la entrevista que tuvimos por separado. Comenzó hablando de los desafíos que implica transformar una economía socialista y planificada en una basada en el mercado, e hizo notar que nunca antes ningún líder había intentado hacer una transición tan enorme. "Ya sea que estén dirigiendo una empresa global o un gobierno", dijo, "las personas tienen que sentarse y hacer constantemente sus propios juicios de valor sobre el bien común. Personalmente, considero que los líderes chinos son muy juiciosos acerca de estas cosas. Cada sociedad tiene opciones para proteger al resto de la sociedad. Existen algunos aspectos de aquello que suceden aquí y en otros países que la gente preferiría que no ocurrieran. Pero en el plan mayor de las cosas, son lo que la gente piensa que se necesita para mantener la estabilidad". Cuando le pregunté si él había conversado de estas cosas con alguno de los líderes chino, respondió: "No. No es lo que ellos consideran que sea mi campo de especialización. La verdad es que tampoco yo".

Este tipo de lenguaje no es sorprendente para Sophie Richardson, experta en Asia de Human Rights Watch. Ella está enojada con la decisión de Microsoft, adoptada en 2005, de cerrar un blog crítico al gobierno en su servicio MSN Spaces (Microsoft estableció MSN en China con una firma de inversiones estatal). "Simplemente, no estamos convencidos de que hayan hecho todo lo que pueden para presionar al gobierno chino", afirma Richardson. "¿Le dirán que no a iniciativas en las cuales puedan ganar financieramente, pero en las cuales se vean obligados a participar en la represión de ciertos derechos? Puede que no tenga muchas expectativas sobre Baidu (un buscador chino) como defensor de la libertad de expresión, pero sí las tengo en Bill Gates".

Muchas empresas multinacionales estarían encantadas de estar en los zapatos de Microsoft. Carl Bass, CEO de Autodesk, empresa de diseño de automatización con ventas de US$ 2.000 millones anuales, dice: "Para hacer negocios en China hay que trabajar estrechamente con el gobierno". Sean Maloney, jefe de marketing en Intel, está de acuerdo: "No se pueden hacer demasiadas inversiones en China sin la aprobación del gobierno. Siempre hay que preguntarles".

La estrategia de Microsoft en China está dando sus frutos. Más de 24 millones de PC se venderán este año, sumándose a los 120 millones existentes. Aunque los ingresos de la empresa en China no superan los US$ 7 por cada PC en uso (comparados con los US$ 100 a US$ 200 en los países desarrollados), Gates dice que esas cifras terminarán convergiendo. "Lo que tenemos aquí no tiene nada que ver conmigo, con el lugar en el que fue a cenar el presidente Hu o con cosas de ese tipo", afirma. "Es una relación de institución a institución, en la que realmente hemos encontrado una forma de hacer las cosas juntos en la que ambos ganamos, la cual generará una parte sustancial del crecimiento de Microsoft en la próxima década. No conozco a ninguna otra empresa en la industria de las tecnologías de la información en que las cosas hayan resultado tan bien como en Microsoft".

Y tampoco han estado mal para China.